Non odiare: ¿por qué no podemos odiar a los monstruos?

“Non odiare” no es solo una buena radiografía de esa ultraderecha violenta y racista que se considera heredera de los movimientos totalitarios que asolaron Europa en la primera mitad del siglo XX, si no también una profunda reflexión sobre como enfrentarse a los monstruos, sin convertirnos en uno de ellos.

Por Angelo Nero

En un idílico paisaje de montaña del norte de Italia, un niño es obligado por su padre a escoger un gato recién nacido de una camada, y ahogar al resto en un lago. En la siguiente escena, Simone Segre, un cirujano que navega en un kayak por un canal, paralelo a una carretera, es testigo de un accidente, en el que uno de los coches se da a la fuga, dejando al conductor del segundo vehículo herido de gravedad. Mientras espera a la ambulancia, intenta salvarle la vida, hasta que descubre una esvástica grabada en el pecho del herido. Simone es judío, y guarda un secreto familiar doloroso, ya que su padre estuvo internado en un campo de exterminio nazi. Ante la visión de los tatuajes con simbología nazi, decide dejar morir al accidentado. Así comienza el debut cinematográfico de Mauro Mancini, que escribió el guión junto a Davide Lisino, después de haber leído la noticia de la negativa por parte de un médico alemán de ascendencia judía a realizar una operación a un paciente que tenía un tatuaje nazi.

Este encuentro fortuito, en el que el médico renuncia a su juramento hipocrático, y deja morir a alguien por razones ideológicas, atormentará al personaje interpretado por Alessandro Gassmann, que ya lleva una pesada carga con la herencia familiar, no solo la física, representada en una casa paterna de la que no se atreve a deshacerse, si no por lo que su padre tuvo que hacer para sobrevivir en el campo de exterminio. El remordimiento le hará buscar a la hija del hombre que dejó morir, Marica Minervini, a la que da vida la actriz Sara Serraiocco, a la que empleará como asistenta en su casa, para intentar paliar su dificil situación económica, mientras su hermano menor, Marcello, interpretado por Luca Zunic, un joven de ideología neonazi, toma el camino de la violencia.

Con motivo de su presentación en el Festival de Venecia, su director, entrevistado por Cineuropa, declaraba: “Los personajes de esta película, y el de Alessandro en particular, están solos. Son como islas. No se enfrentan entre sí. Gritan sin voz. Sus peticiones de ayuda son ignoradas por el resto del mundo. Quería que lo que los personajes no se dicen entre ellos fuese más importante que lo que sí dicen. Quería que la gramática fundamental de esta película estuviera representada por los silencios, las miradas, las pausas entre una frase y la siguiente, los pensamientos secretos de los protagonistas. El trabajo de Alessandro y los demás actores en sus interpretaciones consistía en dar importancia a aquello que no se dice, a los pequeños detalles.”

Y es que “Non odiare” no es solo una buena radiografía de esa ultraderecha violenta y racista que se considera heredera de los movimientos totalitarios que asolaron Europa en la primera mitad del siglo XX, y que tuvieron su máximo exponente en la Solución Final ideada por los jerarcas nazis, si no también una profunda reflexión sobre como enfrentarse a los monstruos, sin convertirnos en uno de ellos. A propósito de esto, comentaba no hace mucho con una militante antifascista, Paqui Maqueda, a la que entrevistamos tras la exhumación del genocida Queipo de Llano, que a aquellos que siguen reivindicando la herencia franquista solo les mueve el odio, mientras que a los que, como ella, luchan por la Memoria, lo que les mueve es el amor.

Pero si el amor es un sentimiento que puede mover el mundo, el odio también puede destruirlo, y el mundo de Simone comienza a derrumbarse desde el momento en que decide dejar morir al monstruo que el destino pone en su camino. Aunque el destino volverá a darle una segunda oportunidad para redimirse, a través de Marica y Marcello, para que el odio no lo devore, y para que se reconcilie también con su pasado, para que se deshaga de sus demonios y acabe entendiendo a su padre, a lo que tuvo que hacer para sobrevivir al Holocausto.

Se el primero en comentar

Dejar un Comentario

Tu dirección de correo no será publicada.




 

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.