El documental, que recoge muchos testimonios de aquellos que la conocieron, bien en la intimidad de la vida familiar, o en su faceta más militante, es una buena herramienta para recordar a Yolanda, y para no olvidar a sus asesinos, ni a aquellos que ordenaron el asesinato
Por Angelo Nero
Ahora hace 44 años que un comando de la organización ultraderechista Fuerza Nueva, compuesto por Emilio Hellín Moro e Ignacio Abad Velázquez, y por el policía nacional Juan Carlos Rodas Crespo, secuestraban en su domicilio de Madrid, para posteriormente asesinarla en un descampado, a la joven militante del Partido Socialista de los Trabajadores, Yolanda González, un primero de febrero de 1980, cuando tan solo contaba 19 años.
Nacida en el barrio bilbaíno de la Ribera de Deusto, el 20 de enero de 1961, e hija de emigrantes burgaleses, su hermana Amaia, que nació un año después, recordaba así el ambiente en el que se criaron, “en los 70 la crisis del petróleo dejó aquel barrio en coma profundo y por esa misma época empezaron a marcharse vecinos del barrio, lo que lo dejó muy aislado al quedarse con un servicio de transportes mínimos y con la desaparición de los gasolinos, los botes que había para cruzar la ría.” Trece años después nacería su hermano pequeño, Asier, un niño cuando asesinaron a Yolanda, pero nunca ha dejado de luchar por mantener su memoria, “a mí, al tener seis años, mis padres me trataron de proteger contra aquella vorágine de hechos tan brutales. La familia, en aquella época, vivió en parte una situación similar a raíz del apoyo ciudadano. Mi padre y mi madre, en realidad, no tuvieron ni que tomar iniciativa alguna. Simplemente se tenían que dejar llevar, porque era tal la solidaridad, las movilizaciones, el respaldo tanto de los medios de comunicación como de los grupos de izquierda de aquella época, los compañeros de partido de Yolanda… que era dejarse llevar y ser un poco partícipes.”
Sus amigas también relatan que “con 16 años ya tenía un sentimiento de clase que se transformaría en conciencia social y política”, y que cuando estaba todavía en el colegio ya había promovido una huelga de brazos caídos entre sus compañeras en señal de protesta contra la matanza del 3 de marzo de 1976 en Gasteiz. Su temprana conciencia política la llevó a conocer a Dolores Ibárruri, la Pasionaria, y ha frecuentar mítines y manifestaciones, hasta que comenzó a militar, primero en las Juventudes Socialistas, donde se integró en una corriente trotskista, para pasar posteriormente al Partido Socialista de los Trabajadores, cuyo primer secretario general fue Enrique del Olmo, ahora presidente de la Fundación Andreu Nin. En un acto de homenaje a Yolanda, hace unos años, recordaba que “alrededor de Yolanda se vertebran cinco grandes luchas: política, democrática, jurídica, comunicativa, social y humana y es vital tener siempre presente que durante la Transición se produjeron más de mil heridos y ciento setenta y siete muertos.”
Fue en parte su compromiso político el que le llevó a Madrid, donde compartió piso con su novio, Alejandro Arizkun, y otra compañera del PST, Mar Nogerol, mientras alternaba sus clases de Electrónica en un centro de Formación Profesional de Vallecas, y trabajaba en la limpieza. No tardó en destacarse como una líder estudiantil, lo que la puso en el punto de mira de la ultraderecha. El guardia civil David Martínez Loza, uno de los hombres más cercanos a Blas Piñar, el dirigente de Fuerza Nueva, fue el que ordenó el asesinato de Yolanda, como represalia a un atentado de ETA contra la guardia civil, aunque la joven no tenía ningún contacto con la organización armada vasca.
Pese a ello, en el comunicado emitido por el comando que la asesinó, quisieron justificar su crimen en estos términos, “El Batallón Vasco Español, grupo operativo-militar, reivindica el arresto, secuestro y ejecución de Yolanda González Martín, natural de Deusto, integrante del comando de ETA, rama estudiantil-IASI-, del que también forman parte otras dos personas con domicilio en Madrid y que utilizan como tapadera y acción de masas a grupos políticos de ideología trotskista y maoísta, donde se amparan sus actividades. Por una España grande, libre y única. ¡Arriba España!”
Su compañera de piso y de militancia, Mar Nogerol, señala, “Fuerza Nueva era una organización terrorista armada, con sus grupos y con una fuerza enorme. Por eso hay que transmitir que el fascismo siempre ha estado ahí, y que sólo se ha podido parar con la movilización en las calles, y estoy convencida de que vamos a conseguir pararles otra vez”.
Otra compañera suya del colegio, Isabel Rodríguez, “la Troska”, fallecida en 2017, le dedicó un emotivo homenaje en un documental estrenado en cuatro años antes, “Yolanda en el país de los estudiantes”, que la recordaba así en una entrevista en Naiz, “El asesinato de Yolanda me afectó profundamente. Hacía muy poco que habíamos salido del colegio. Fue muy duro, acababa de cumplir 19 años. Fue difícil recordar el pasado, muchas anécdotas compartidas y tantos momentos en clase, en el patio del colegio… Cuando la asesinaron no podía dar crédito, la forma que utilizaron estos terroristas, ir a buscarla a su casa… Pensé en el terror sicológico, el pánico que tuvo que sentir cuando la metieron en el coche, de noche. Sí ha resultado complicado en diferentes momentos. Sin embargo, quise hacerle un homenaje y aunque con muy pocos medios, el cariño a Yolanda fue mi principal motor.”
El documental, que recoge muchos testimonios de aquellos que la conocieron, bien en la intimidad de la vida familiar, o en su faceta más militante, es una buena herramienta para recordar a Yolanda, y para no olvidar a sus asesinos, ni a aquellos que ordenaron el asesinato, a las tramas negras conectadas con las cloacas del estado, a los que facilitaron la fuga de sus asesinos, y a los que siguen sembrando las calles con sus mensajes de odio, sabiendo que el odio es quien les alimenta.
En este enlace podeís ver el documental de Isabel Rodríguez, «Yolanda en el país de los estudiantes»
https://www.naiz.eus/es/mediateca/video/yolanda-en-el-pais-de-lxs-estudiantes-documental
Se el primero en comentar