Cuando los periodistas también son víctimas de la guerra. La detención de Pablo González en Polonia

En el interrogatorio fue acusado de “prorruso”, por su conocimiento del espacio ex-soviético, por dominar el idioma (Pablo nació en Rusia), y por colaborar con el diario Gara, “un medio subvencionado por Rusia” según los agentes del servicio secreto ucraniano, que incluso llegaron a acusarle de “pasar información a Rusia”.

Por Angelo Nero

Los grandes medios simplemente han interpretado de una manera partidista, que se dirían de una Ucrania que desearan en libertad, una Ucrania pro-occidental, en confrontación con una Rusia que la quiere anexionar o algo así. Realmente es un relato simplista, sin entrar en muchas realidades como la económica, la social, histórica, que los grandes medios han obviado, no sé si por falta de información, por un lado, o por otro lado por el interés de presentar el punto de vista occidental, sin entender a la otra parte.”

Así nos contestaba Pablo González a la pregunta ¿Por qué los grandes medios han construido un relato tan interesado de la situación en Ucrania?. Era octubre de 2021 cuando entrevistábamos a Pablo, director y cofundador de nuestro medio aliado Eulixe, politólogo y periodista con amplios conocimientos en la geopolítica de la Europa del Este, colaborador de medios como Gara, Público, La Sexta y la agencia EFE, su valiosa información sobre Rusia y el área post-soviética también se podía seguir en Spanish Revolution y en GeopolikaZ.

No podíamos imaginar entonces que Pablo González iba a ser protagonista también de una rocambolesca historia, iniciada el pasado 6 de febrero, cuando todavía no se había producido la ofensiva rusa sobre Ucrania. Entonces se encontraba en el Donbass, realizando la cobertura informativa en una zona que conocía bien, a la que había viajado en numerosas ocasiones a partir del conflicto abierto desde 2014, entre el ejército ucraniano y las milicias de las autoproclamadas Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk. Allí fue contactado por los servicios secretos ucranianos que le instaron a presentarse en Kiev. Pablo González viajó a Kiev con dos compañeros periodistas, y una vez allí se dirigió al centro donde fue interrogado, no sin antes advertirles: “Si en dos horas no he salido, anunciáis mi detención por las redes sociales”.

En el interrogatorio fue acusado de “prorruso”, por su conocimiento del espacio ex-soviético, por dominar el idioma (Pablo nació en Rusia), y por colaborar con el diario Gara, “un medio subvencionado por Rusia” según los agentes del servicio secreto ucraniano, que incluso llegaron a acusarle de “pasar información a Rusia”.

Mientras tanto, agentes del CNI español visitaban las viviendas de familiares y amigos de Pablo González, en Euskadi y Cataluña, interesados en recabar información que reafirmara las sospechas de los ucranianos. “La situación fue surrealista, de película”, declaró a Público uno de los que recibió la visita de los agentes españoles.

Ante el temor de que la situación se agravara, sin esperar a que le llegara una orden de expulsión, y aconsejado por la embajada española, el periodista vasco abandonó el país, aunque, tras la ofensiva rusa desatada el 24 de febrero sobre Ucrania, volvió a Polonia, para cubrir desde allí el conflicto, prestando especial atención a la crisis migratoria que se generó ya desde los primeros días. Al día siguiente dijo: “Tengo que volver a Polonia para ganarme el pan”, y en la mañana del 25 de septiembre voló a Varsovia.

En su primera crónica de guerra para el diario Público, escribía: “Lo que la primera jornada ha dejado claro, es que Rusia ha entrado con todo y no se va a parar en el Donbass. Igualmente, los ocho años que Kiev declaraba estar en guerra con Moscú y haber sido capaz de pararla, eran pura propaganda. Una vez enfrentados al ejército regular ruso, los ucranianos están sufriendo una estrepitosa derrota que puede acabar en una desastrosa huida del gobierno y presidente del país.”

Sólo cuatro días después, el 28 de febrero, nos llegaba la noticia de que Pablo había sido detenido en la localidad polaca de Rzeszow, en la frontera con Ucrania, a través de un twitter de su abogado Gonzalo Boyé: “ Mi defendido el periodista español @PabVis ha sido detenido en Polonia por hacer su trabajo, exigimos que se garantice su integridad fisica y su inmediata puesta en libertad. Sin libertad de prensa no hay democracia.”

A pesar del silencio cómplice de muchos medios de (in)comunicación españoles, fueron muchas las reacciones exigiendo a las autoridades polacas la liberación del periodista. Los diputados de EH Bildu, Jon Iñarritu y Pernando Barrena, llevaron la cuestión al parlamento español y europeo, mientras organizaciones como International Press Institute, la International Human Rights Foundation, la Plataforma por la Libertad de Información, o Reporteros Sin Fronteras, pedían su liberación. También el expresidente del gobierno, Pablo Iglesias, declaraba que “ Esperemos que el Ministerio de exteriores haga las gestiones oportunas para su liberación inmediata y que cuente con la solidaridad de la profesión.”

Ayer, 4 de febrero, el gobierno polaco emitía un escueto comunicado en el que acusaba a Pablo González de realizar “operaciones en beneficio de Rusia, beneficiándose de su condición de periodista, lo que le permitió viajar libremente por el mundo y Europa, incluyendo zonas de conflicto militar y territorios marcados por tensiones políticas”, señalando asimismo que “fue identificado como agente de la Dirección Principal de Inteligencia del Estado Mayor General de las Fuerzas Armadas de la Federación Rusa (GRU)”, cargos que le podrían suponer hasta diez años de prisión, según el código penal polaco. “El detenido estaba obteniendo información que, si bien fue utilizada por los servicios especiales rusos, podría haber tenido un impacto negativo directo en la seguridad externa e interna de Polonia, así como en la defensa polaca. Antes de su detención, tenía previsto viajar a Ucrania para continuar con su actividad.” Concluye el comunicado del gobierno.

Nuestro compañero Ricard Jiménez, también lo entrevistó de 2020, en relación a la guerra de Nagorno Karabakh, en la que fue Pablo fue uno de los pocos periodistas extranjeros que permanecieron en Stepanakert, mientras sufrían el bombardeo azerí. A la pregunta de las dificultades con las que se encontraba sobre el terreno para cubrir un conflicto como este, respondió:

“También ha existido la censura local, que a veces llega a niveles que no son lógicos. Algunas veces no me han dejado fotografiar algo, que incluso está documentado en internet, que dicen que es un secreto militar, pero que no son secretos para nada, porque se sabe y se ve.

No cabe duda de que los turcos y los azeríes tienen acceso a los servicios de mapas de internet a los que, casi en tiempo real, por los que por pocos cientos de euros o dólares tienen mapas muy detallados. Es decir, que nosotros fotografiemos o no fotografiemos ciertas cosas y que salgan publicadas después de un tiempo no tiene nada de malo para el tema militar. Si subes algo en el mismo momento que ocurre pues quizá la artillería puede corregirlo. Pero quizá también es una forma ingenua de pensar, puesto que los drones que vigilan las municiones son bastante precisos y no requieren de ir nutriéndose con un buen número de soldados azeríes buscando fotos en internet para poder corregir su fuego artillero.

Estas cosas son un poco ridículas. Si que a veces puedes decir o pensar que hay que ir cuidando y no decir donde está el ‘qué’ si nadie lo sabe. Por ejemplo, no decir donde está un hospital de ayuda humanitaria… No decir donde está para que no lo bombardeen, pero eso es más de lógica. Pero cosas como donde está el aeropuerto de la ciudad, el palacio presidencial, las carreteras o la central eléctrica… Por eso que tú lo fotografíes o no lo fotografíes y lo cuentes o no lo cuentes, no creo que cambie nada.”

Desde el primer momento, Nueva Revolución se ha sumado a las voces que piden la inmediata liberación del compañero Pablo González.

#DerechoALaInformación #FreePablo #LibertadDeComunicación #PabloGonzálezLibertad #LibertadDeExpresión

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