España lleva sellando acuerdos bilaterales de externalización de fronteras (especialmente con Marruecos, Mauritania y Senegal) que impiden la creación de vías legales, ordenadas y seguras para migrar.
Las deportaciones exprés sin las debidas garantías procesales, las retenciones e internamientos forzosos, las devoluciones en caliente, sólo son algunas de las muchas violaciones de derechos que el Estado español ejerce contra las personas migrantes y refugiadas.
La longevidad de nuestras sociedades ha sido una revolución silenciosa cuyo origen está en los grandes avances que hemos operado en materia de sanidad, nutrición, saneamiento, educación, etc.