La pobreza se intensifica. El desempleo aumenta durante la pandemia junto con la precarización laboral. Lo mismo que la brecha digital y la brecha de género. España, en el contexto europeo, tiene el triste honor de encabezar las mayores cifras de desempleo.
Por María José Aguilar.
Una constante de todas las encuestas españolas que analizan la percepción social que la población tiene de la desigualdad, evidencia que la ciudadanía no es consciente de la magnitud del problema, y tampoco de su agravamiento acelerado. Generalmente, la gente piensa que quienes viven en situación de pobreza extrema son un porcentaje de población mucho menor del que realmente existe. La pobreza es, por tanto, invisible para la opinión pública. No la vemos. Pero es que tampoco la miramos.
Recientemente se han presentado y publicado en acceso libre, cuatro informes de gran envergadura, que resultan demoledores porque evidencian que la pobreza y la privación material severa, lejos de reducirse, siguen aumentando en España, donde estamos a la cola de Europa.
El informe de desigualdad de Oxfam
Oxfam Intermón advirtió hace un año, en su informe anual de desigualdad con motivo del Foro de Davos, que 790.000 personas habrían caído en la pobreza severa en España con motivo de la Covid-19. El total de personas en esta situación, que son las que viven con menos del equivalente a 16 euros al día, podría alcanzar la cifra de 5,1 millones de personas, lo que supone un aumento desde el 9,2% registrado antes de la pandemia hasta el 10,86%. Las personas más pobres en nuestro país habrían perdido, proporcionalmente, hasta siete veces más renta que las más ricas. A nivel mundial, las mil mayores fortunas ya se han recuperado, mientras que a las personas más pobres les llevará una década hacerlo. Su informe también destaca que los ERTE habrían evitado que más de 710.000 personas caigan en la pobreza y pide más políticas públicas contra la desigualdad. Otros datos inéditos que el informe aporta son los siguientes:
- La tasa de pobreza relativa en España pasaría del 20,7% hasta el 22,9%, lo que supone un millón de personas más por debajo de la línea de pobreza, estimada en 24 euros al día, hasta alcanzar los 10,9 millones de personas durante el 2020.
- El decil de personas más pobres en nuestro país perdería, proporcionalmente, hasta siete veces más renta que el decil más rico.
- Los ERTE pueden haber evitado que más de 710.000 personas hayan caído en la pobreza. La medida ha sido esencial para limitar el incremento de la pobreza y la desigualdad, con una reducción estimada de 1,17 puntos en el índice de desigualdad de Gini.
- El IMV tan sólo ha llegado, según el gobierno, a 160.000 de los 850.000 hogares previstos. De haberse implementado en su totalidad durante el segundo semestre del año, Oxfam Intermón estima que el IMV habría salvado de la pobreza a 277.000 personas y reducido la pobreza severa en 230.000 personas. El índice de Gini se habría reducido en 0,5 puntos.
- El informe destaca que, por comunidades autónomas, Baleares sería la más afectada (hasta un 19,6% más de personas en pobreza relativa) seguida por La Rioja y Navarra. En números absolutos, el mayor incremento de personas por debajo de la línea de pobreza relativa se produce en Andalucía, con más de 270 mil personas, seguido por la Comunidad de Madrid y Cataluña.
- El índice de pobreza entre la población migrante alcanzaría el 57%, frente al 22,9% de media del total de la población. En situación especialmente vulnerable quedan las 300.000 personas trabajadoras en situación administrativa irregular, cuyos empleos se concentran en sectores particularmente afectados por los cierres de actividad y que quedan totalmente desprotegidos de las medidas tomadas por el gobierno.
En España, el desempleo provocado por la pandemia es el principal generador de desigualdad y pobreza, debido a la caída de ingresos de los trabajadores y trabajadoras más precarios. Los sectores sometidos al cierre durante el año 2020 mantienen un salario anual que, de media, supone un 60% del salario mediano en España, mientras que aquellos sectores que han podido teletrabajar durante los cierres mantienen unos salarios un 140% superior al salario mediano.
Personas migrantes, jóvenes y mujeres son los colectivos más afectados por la desigualdad que ha provocado la pandemia, según Oxfam. Entre las personas jóvenes, esta desigualdad en los ingresos salariales aumentó 1,6 veces por encima del promedio, mientras que la tasa de desempleo llega al 55% entre las personas menores de 20 años. Las mujeres, por su parte, constituyen el 57% de todas las personas subempleadas y el 73% de las que trabajan a tiempo parcial. El incremento del desempleo también se dobla en los niveles educativos inferiores.
El informe sobre pobreza en España, de la Red Europea de Lucha contra la Pobreza (EAPN)
El dato más importante del informe sobre El estado de la pobreza en España, 2021, es el enorme incremento de la Privación Material Severa que se incrementa desde el 4,7 % hasta el 7 % en un año, lo que significa que en España hay 3,3 millones de personas que no pueden afrontar cuatro o más conceptos, ítems o elementos de consumo, de un total de nueve considerados básicos en el territorio europeo. También se incrementa el porcentaje de personas que llegan con mucha dificultad a fin de mes, que pasa del 7,8 % al 10 % de la población, es decir, 4,7 millones de personas; la tasa AROPE, desde el 25,3 % hasta el 26,4 %, y el riesgo de pobreza, que se incrementa tres décimas, hasta alcanzar el 21 % de la población española. En términos absolutos, implica que unas 620.000 nuevas personas están en riesgo de pobreza o exclusión social este último año.
La completa radiografía social del informe 2022 de Cáritas-Foessa
Este reciente y completísimo informe sobre evolución de la cohesión social en España y las consecuencias de la Covid-19, alerta de que la cohesión social en nuestro país ha sufrido un “shock” sin precedentes como consecuencia de la tensión que ha sufrido la actividad económica y el empleo a causa de la Covid-19. Los datos más destacados de un informe (cuyas 42 páginas de conclusiones habría que leer) son los siguientes:
- La precariedad laboral durante la crisis sanitaria se ha duplicado y alcanza a casi 2 millones de hogares.
- Un tercio de los hogares con todos los miembros en paro (600 mil familias) carecen de algún tipo de ingreso periódico que permita una cierta estabilidad.
- La pandemia ha destapado un nuevo factor de exclusión social: la desconexión digital es el nuevo analfabetismo del siglo XXI.
- 1,8 millones de hogares (casi la mitad de los que están en exclusión social) sufren el apagón digital, lo que significa que viven la brecha digital de manera cotidiana.
- La pandemia ha aumentado la brecha de género: la exclusión social ha crecido más del doble en los hogares cuya sustentadora principal es una mujer.
- La diferencia entre la población con más y menos ingresos ha aumentado más de un 25%, cifra superior al incremento registrado durante la crisis de 2008.
- Hay 2,7 millones de jóvenes entre 16 y 34 años afectados por procesos de exclusión social intensa.
- La exclusión social en hogares con población inmigrante es casi tres veces mayor que en los hogares españoles.
- Tres de cada diez familias se han visto obligadas a reducir los gastos habituales en alimentación, ropa y calzado.
- Las tasas más elevadas de exclusión social se dan en el Sur y el Este del país, junto con Canarias.
Teniendo en cuenta de que la principal fuente de ingresos de los hogares españoles son las rentas del trabajo, la crisis sanitaria no ha hecho más que agudizar aún más la desigualdad. En términos de renta, el informe elaborado a partir de una encuesta a más de 7.000 hogares, revela que la diferencia entre la población con más y menos ingresos ha aumentado más de un 25 por ciento, cifra superior al incremento que tuvo durante la crisis de 2008.
Uno de los aspectos diferenciales de esta crisis es la profundización de la brecha de desigualdad en nuestra sociedad, donde los grandes damnificados por la Covid-19 son precisamente las personas y familias más frágiles y desfavorecidas, a quienes no ha llegado las respuestas públicas del denominado escudo social.
La brecha digital destapa un nuevo factor de exclusión: la desconexión digital como nuevo analfabetismo del siglo XXI. La pandemia también ha aumentado la brecha de género. Ser joven es ya un factor de exclusión en sí mismo. Y la población migrante, sigue resultando la más perjudicada por la crisis en varios frentes.
El análisis comparativo con la UE-27 en perspectiva de empleo
Por último, también nos ayuda a cartografíar la pobreza y la exclusión social en España, en comparación con los 27 países de la Unión Europea, el capítulo cuarto del Informe España 2021, publicado por la Universidad de Comillas y la Fundación Ramón Areces, donde se analiza la pobreza y la exclusión en la pandemia desde la perspectiva del empleo. Entre las principales conclusiones del estudio, se confirma que los jóvenes y las personas desempleadas han sido especialmente perjudicadas por la pandemia, también las mujeres. La gravedad de las circunstancias hace que el riesgo de que la pandemia amplíe las desigualdades ente los grupos socioeconómicos de un mismo país y entre los distintos países sea muy elevado. Con respecto a la pérdida de empleo se constata un incremento de cinco puntos en el porcentaje de desempleados, pasando del 5% al 10% en el conjunto de países. La situación financiera entre los meses de abril y junio se constata que ha empeorado para uno de cada tres hogares en el conjunto de la UE-27. Otro de los problemas sociales que se agrava en el contexto de la pandemia es el de la vivienda. España está entre los países de la UE en los que un mayor porcentaje de personas temen tener que abandonar su domicilio. Se observa un claro descenso de los procedimientos de desahucio y de los lanzamientos sólo durante el estado de alarma. En España solo el 4,8% de los entrevistados está de acuerdo con que sea “fácil” obtener ayuda o apoyo de los servicios públicos con las medidas tomadas a raíz de la pandemia. Somos el peor país en este aspecto de la UE-27. Por eso, el porcentaje de hogares que en el mes de julio había solicitado o recibido ayuda de alguna ONG u organización benéfica es más alto en España que en la media de la UE-27.
La pobreza se intensifica. El desempleo aumenta durante la pandemia junto con la precarización laboral. Lo mismo que la brecha digital y la brecha de género. España, en el contexto europeo, tiene el triste honor de encabezar las mayores cifras de desempleo, de hogares bajo el umbral de la pobreza, de feminización e infantilización de la pobreza. Estas situaciones, estando extendidas entre la población española, afectan mucho más significativamente a hogares integrados por personas migrantes (más aún si son mujeres solas con hijos a cargo), especialmente afectados pro la precariedad laboral generalizada, así como por los bajos salarios en la economía informal.
¿Qué hacer?
Para detener este proceso de auténtica demolición social, habría que dar al menos cinco pasos:
- Una reducción radical de la desigualdad, para poder valorar lo verdaderamente importante, no solo conseguir aumentar el PIB;
- Reconocer la importancia de los cuidados y los sistemas (formales e informales) de bienestar social: salud, vivienda, educación, seguridad alimentaria, rentas mínimas, etc.;
- Mejorar las condiciones de trabajo y las retribuciones salariales de los empleos peor pagados, reduciendo la desigualdad salarial entre categorías profesionales o sectores de actividad, de manera que se logre un mayor reconocimiento para quienes trabajan en salud, educación, el mundo rural, etc., lo que requiere un mayor compromiso de responsabilidad social en las empresas y una gestión más solidaria de los beneficios empresariales y de los accionistas, que permita establecer una garantía de ingresos suficientes para todos los trabajadores;
- Conseguir que los ricos paguen más impuestos en lugar de seguir tolerando los paraísos fiscales, las exenciones tributarias y los privilegios fiscales con los que, de forma legal, los más ricos pagan en impuestos apenas un 1% de sus ingresos totales; y, por último,
- Llevar a cabo una actuación mucho más contundente y enérgica frente al cambio climático y el calentamiento global, que eviten el desastre tantas veces anunciado.
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