Libertad, Igualdad y Fraternidad en clave socialista en 1929

Ángel Ricart Alonso reflexionó sobre la trilogía “Libertad, Igualdad y Fraternidad” en clave socialista

Por Eduardo Montagut

Ángel Ricart Alonso fue un valenciano, artesano y contable, miembro de la UGT, socialista en la Agrupación de Quart de Poblet y presidente de la Federación Provincial Socialista de Valencia que, en diciembre de 1929, reflexionó sobre la trilogía “Libertad, Igualdad y Fraternidad” en clave socialista, en un artículo titulado “República burguesa y República socialista” en El Socialista. Hoy, por nuestra parte, reflexionamos sobre su interpretación en un asunto al que hemos dedicado atención desde otras ópticas, como la masónica.

Libertad

Siendo la libertad una aspiración constante de todo ser porque sin su disfrute ni se gozaba ni se vivía, quedaba reducida a muy poca cosa en una República burguesa. La libertad se refería a ser elector y elegible, a la inviolabilidad del domicilio y la correspondencia, a poder manifestar las opiniones y hacer críticas sin ser perseguido por las autoridades. Esta libertad, efectivamente reconocida como un derecho en una República burguesa, desaparecía cuando los burgueses, que eran los que mandaban, así lo decidían. En la práctica, había Monarquías donde se respetaba más la libertad, en línea con el clásico argumento socialista español, aunque más propio de la época anterior a 1909-1910, en el que se criticaba a los republicanos porque, en el fondo, serían burgueses, y las Repúblicas establecidas por los mismos no suponían sistemas políticos que garantizasen más derechos para los trabajadores que en las Monarquías, poniéndose, en muchas ocasiones ejemplos comparativos entre lo que ocurría en la Tercera República francesa y la Monarquía parlamentaria británica, saliendo, en esta argumentación, siempre mal parada la primera. Sin libertad económica la libertad era una ficción, siguiendo a Ricart. El que no tenía para comer no podía ser libre, o solamente tenía la libertad de delinquir o morir de hambre. En conclusión, quien no tenía medios económicos no podía gozar de ninguna clase de libertad. En una República socialista, en cambio, el ciudadano tendría asegurada su libertad porque disfrutaría de la facultad de disponer de sí mismo, sin más restricciones que el respeto a la libertad de los demás. Para nuestro autor, la libertad era un hecho en el socialismo, siendo una ficción fuera del mismo. En el socialismo se respetaba la individualidad. Por otro lado, afirmaba que los elementos de izquierda que iban contra el socialismo también iban contra la libertad. ¿Se estaba refiriendo a los comunistas?

Igualdad

La igualdad era una ilusión en la República burguesa, no existía en la práctica, siendo nada más que una expresión. En el capitalismo no podía haber igualdad alguna porque el dinero lo era todo. Es más, según Ricart ni tan siquiera era posible la igualdad ante la ley. Frente a esto, en la República socialista todos serían iguales en derechos y deberes, sin amos ni jefes. La igualdad no solamente sería un hecho en lo político sino también en las relaciones económicas. El ciudadano en esta República sería soberano de sí mismo. Una República socialista estaría compuesta exclusivamente por obreros, en el sentido “elevado” de producir, de trabajar. Al desaparecer la propiedad individual desaparecerían las clases, y al desaparecer éstas no quedaría más que una clase hombres, libres y trabajadores. Serían libres de la esclavitud del salario y de la preocupación del hambre, pero también serían libres los poseedores de la riqueza de los prejuicios y de la animadversión, cuando no del odio, de los demás ciudadanos porque estaban viendo en ellos sus tiranos al ser dueños del capital. En conclusión, solamente la igualdad económica hacía posible la igualdad.

Fraternidad

La fraternidad solamente sería posible si se diesen la libertad y la igualdad. La fraternidad no podría existir nunca entre un explotador y un explotado, entre un poderoso y un humilde, entre un harto y un hambriento porque siempre mediaba la superioridad económica. Por mucha buena fe que se pusiera, por muchos buenos sentimientos y a pesar de nobles propósitos era imposible el ejercicio de la fraternidad en esa situación. La fraternidad solamente sería posible cuando reinase la plena igualdad de derechos y deberes, y cuando fuese también económica. Y eso solamente ocurriría con el triunfo de la República socialista, siempre según Ricart. La República socialista convertía a los trabajadores en seres útiles para la sociedad, aseguraría a todos sus medios de vida para que todos pudiesen atender a sus necesidades materiales, de educación y de cultura. Solamente en ese caso se cumpliría en la realidad lo que por el momento era una aspiración, es decir, la libertad, igualdad y fraternidad.

Hemos trabajado con el número 6494 de El Socialista, de 1 de diciembre de 1929. Sobre Ricart Alonso podemos acudir al Diccionario Biográfico del Socialismo Español.

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