Juan Carlos Tarrago: “Los medios de comunicación son los cómplices necesarios en la gran estafa a la que estamos sometidos”

Entrevistamos a Juan Carlos Tarrago, autor del apasionante thriller de política ficción, «La sonrisa del húngaro»

Por Angelo Nero

Nuestras mentes, desde la antigüedad, buscaron razones para hacernos sentir seguros. Inventamos dioses, confiamos en líderes, con el propósito de tener un punto de referencia, algo a lo que agarrarnos. La última deidad que nos sacamos de la manda es la tecnología, pensamos que es infalible, que resolverá cualquier problema que surja, la panacea definitiva.

Este es un fragmento del prólogo de la primera novela de Juan Carlos Tarrago Nesta, “La sonrisa del húngaro”, en el que ya podemos advertir que su lectura no nos dejará indiferentes. A través de sus páginas, entre el ensayo periodístico y el thriller, entre la política ficción y la denuncia social, Tarrago nos presenta una conjura mundial, en la que la ciencia y los círculos del poder tejen una conspiración criminal con origen en un lugar que, hace unos años, se puso en el epicentro de la atención de toda la humanidad: Wuham.

Como dices en el prólogo, Juan Carlos, creemos que la tecnología es nuestro nuevo dios, la solución de todos nuestros males, sin embargo, ¿también puede ser el origen de muchos de nuestros problemas, no es cierto?

La tecnología, es la piedra angular en la que se basa la sociedad actual. Hoy es imposible emprender cualquier clase de proyecto sin contar con ella, es omnipresente, invasiva e imprescindible. Hemos convertido una herramienta que bien empleada podría significar un avance para mejorar la vida de las personas, en un instrumento que nos tiene supeditados a los intereses de las grandes corporaciones. Los poderosos son conscientes de la oportunidad que representa su uso, por esa razón, se preocuparon de popularizarla y en muchas ocasiones la ofrecen como algo gratuito, que no gratis. El control de las mentes y actos humanos que anteriormente lo ejercían las religiones, ha sido substituido de forma más efectiva por el mundo digital. Ahora es prácticamente imposible escapar del escrutinio de los algoritmos, esas fórmulas matemáticas, que lo saben todo de nosotros. También mal empleada, crea una sociedad inmadura, infantil. Adicta a las pantallas y fácilmente manipulable. La pesadilla de una sociedad monolítica y pastueña está muy cerca de hacerse realidad. Estamos perdiendo nuestros valores y el contacto humano, reemplazándolo por la entelequia que representa el mundo feliz, representado por los profetas de la ciencia al por mayor.

En el prólogo, que es toda una declaración de intenciones en la que das muchas claves, también dices cosas como esta: “tenemos patente de que somos la generación más informada, cuando en realidad lo único que tenemos es un empacho de datos”, ¿cómo valoras el papel de los medios de comunicación, que han tenido un fuerte desarrollo gracias a la tecnología en estas últimas décadas, en el control político y social del mundo?

Los medios de comunicación son los cómplices necesarios en la gran estafa a la que estamos sometidos. Sin ellos no sería posible manipular la opinión pública, creando atmósferas de terror o predisponiéndonos a aceptar recortes en nuestras libertades o bienestar. Haciéndonos creer que es por nuestro bien, logran conducirnos al redil que los tiranos nos tienen preparado. Son los nuevos flautistas de Hamelin que, con su dulce melodía, compuesta por mentiras y notas falsas, consiguen engañar a los crédulos y acríticos. Diciéndoles lo que quieren oír y alienándolos con su desinformación.

Abres el libro con una cita del politólogo y lingüista norteamericano Noam Chomsky, toda una declaración de intenciones, pero ¿qué otros autores te han influenciado para escribir “La sonrisa del húngaro”?

He tratado de inspirarme con la relectura de libros que influyeron en mi subconsciente, que tenía cogiendo polvo en las estanterías de mi modesta biblioteca. Volver a encontrarme con autores tan perspicaces como Aldous Huxley o George Orwell, fue el detonante para poder acometer la autoría de “La sonrisa del húngaro”. También he bebido en fuentes tan variopintas como Ortega y Gasset, Herman Hesse y el apocalipsis de San Juan.

Personajes como John McItyre, que se imaginan en lo más alto de la pirámide social, sin la mínima empatía hacia sus congéneres, pronto se revelan como meros peones de que, verdaderamente, son los amos del mundo. En los primeros capítulos de la novela nos llevas como en uno de los mejores thrillers, a una historia trepidante, cuya trama pone en jaque a toda la humanidad. ¿Cual fue el origen de esta fascinante narración, y porqué te decidiste por una historia de alcance universal para tu primera novela?

Es una idea que tenía desde hace mucho tiempo, simplemente no podía quedarme callado ante las injusticias. Necesitaba compartir y denunciar los siniestros planes, que la elite, tienen previsto implantar antes de lo que podemos imaginar. Nací para ser libre y no quiero permanecer indiferente ante las maquinaciones de los plutócratas que pretenden robarnos nuestra libertad, dignidad y bienestar.

Nosotros no somos terroristas, ni militares, ni siquiera políticos. Somos hombres de negocios.” Dice uno de los protagonistas de “La sonrisa del húngaro”. ¿Realmente crees que los que detentan el poder en el mundo tienen un pensamiento tan simple, que para ellos todo se reúne a un negocio, sin importarles las consecuencias que otros puedan sufrir?

Estoy convencido de ello. Para los realmente poderosos, esos que nunca salen en la lista Forbes, ni en los informativos. El mundo es su finca, su cortijo. Ponen y quitan administradores según su conveniencia… Nombran capataces para sacar el máximo rendimiento de su propiedad. Nosotros constituimos el cuerpo de braceros que fabricamos y consumimos sus productos, para ellos somos de momento un mal necesario. Ahora con las nuevas tecnologías, se están dando cuenta de que podemos llegar a ser prescindibles. Ese es el motivo por el cual han decido dar el golpe de timón que les permita instaurar una sociedad neofeudal. En la que no solo detenten la propiedad de los medios de producción y las haciendas, sino que también los convierta en los dueños de las vidas y mentes de las personas.

En tu historia no hay personajes a los que le podamos coger simpatía, todos parecen moverse por la misma lógica, por la de su propio interés, en esto no haces diferencias, son iguales los chinos y los norteamericanos, ¿no contemplaste poner a un héroe, aunque fuera pequeño, para aportar un rayo de esperanza?

No. Ningún héroe logrará revertir esta situación, es más, debemos de huir de los vende humos, de los salva patrias, de los ismos… Solamente conseguiremos derrotar a esta sociedad sin alma, que nos están tratando de imponer. Es cambiando individualmente nuestra manera de pensar, volver a lo sencillo. Después cuando el colectivo de personas despiertas logre unirse. El entramado corrupto de los poderosos caerá por sí mismo.

Leyendo tu libro no pude dejar de pensar en el Ecofascismo que formula Carlos Taibo en una de sus últimas obras y en la que considera que los efectos derivados del cambio climático y el agotamiento de las materias primas, derivaran -si no lo están haciendo ya- en que una minoría selecta de la población margine o extermine a la población de amplias zonas del planeta, para preservar sus opciones de privilegio ante un posible colapso. ¿Estaba en tu mente este concepto del ecofascismo cuando escribiste “La sonrisa del húngaro”?

No conocía ese vocablo, pero estoy de acuerdo en muchos aspectos con la obra de Carlos Taibo. Que he leído posteriormente a la escritura de mi libro. Estamos a punto de entrar en una época oscura, me atrevería a decir que aún peor que la vivida en los tiempos inquisitoriales. Antes la coacción se ejercía por la fuerza bruta, en el neofascismo que se está imponiendo a pasos forzados. El control lo ejerceremos nosotros mismos, autocensurándonos. El poder utilizará la lucha contra el cambio climático, como instrumento para oprimir a la disidencia. La manera que actualmente se está imponiendo de forma abusiva el lenguaje Woke, es otro modo de represión. Opino que la cultura de lo políticamente correcto es una nueva forma de inquisición.

La mejor manera de dominar a las naciones es mantenerlas en un permanente estado de terror”, podemos leer en otro pasaje del libro. ¿Crees que ese estado de terror comenzó en el 11-S, con la respuesta de EEUU al ataque al Pentágono y a las Torres gemelas, ¿o es algo más antiguo?

Es tan antiguo como el ser humano, siempre nos hemos servido del estado de debilidad producido por el miedo. Es una manera de tener a los pueblos sometidos a los designios de los gobernantes. Nos ofrecen seguridad a cambio de tenernos dominados, esta técnica se fue perfeccionando con los siglos. Alcanzando su cenit, con la llegada de los medios de desinformación de masas.

Para terminar, Juan Carlos, háblanos del recorrido que ha tenido tu libro, que tan se está vendiendo y cómo han resultado las presentaciones, así como de los futuros proyectos literarios que tienes.

Os puedo avanzar que estoy embarcado en un nuevo proyecto literario, se trata de una novela de amor y aventuras. Necesitaba cambiar de registro, no encasillarme.

También quiero resaltar con mi nueva obra, que el amor tiene que ser la fuerza que mueva a el mundo, y no el dinero. Estamos hechos para amar, para vivir libres. Para nunca dejar de creer en nuestros sueños.

La sonrisa del húngaro está resultando un modesto éxito de ventas. Pero un inmenso caudal de satisfacción personal es la materialización de un sueño. Que está aportando personas y momentos fantásticos a mi vida. Deseo dar las gracias a todas las personas que confiaron en mí, a mis lectores.

Estoy preparando una nueva presentación de mi libro, en Santiago de Compostela el día 31 de marzo. En el local Rainbow a las 20:00. Por supuesto que los lectores de Nueva Revolución, estáis invitados a ella.

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