Identidad y decrecimiento

En un futuro cercano la prioridad no va a ser la digitalización, sino el poder garantizar la seguridad alimentaria y sanitaria a la población, el acceso a la educación y la vivienda, y que ese contexto de decrecimiento puede llegar a ser impuesto o que podamos llegar a organizarlo de forma comunitaria

Por Araba Abolizionista

Parece que últimamente todo lo importante en la vida gira en torno a la identidad, se enaltece la necesidad de propiciar entornos favorables al libre desarrollo de ésta, y si bien es cierto que existe el derecho a manifestar la propia personalidad, ¿qué nos dice un análisis de una sociedad que está poniendo en el centro y priorizando la identidad sobre otros factores que inciden sobre el bienestar de las personas? ¿Qué relación tiene esto sobre el hecho de que al neoliberalismo le convenga y beneficie una sociedad cada vez más narcisista e individualista?

Un ejemplo es la extensión de la identidad de género en la sociedad, con la aprobación de leyes que la protegen con artículos anti-discriminación y por delito de odio, a nivel autonómico como en Madrid o Andalucía y también a nivel estatal por la Ley Trans.

Por identidad de género se entiende cómo se siente una persona en su interior y cómo expresa su género a través de la manera de vestir, de comportarse y de la apariencia personal. En este concepto estarían las más conocidas como la identidad contraria al sexo de cada persona, y también las identidades no binarias, que están ganando reconocimiento legal paso a paso, como la última sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, que obliga a que se reconozca el género indeterminado a una persona en su documento de identidad.

La identidad de género es un tema más complicado de lo que pudiera parecer a simple vista, porque contrariamente de lo que se suele pensar, no es poco frecuente o esporádico, sino que se está convirtiendo en un fenómeno que en las nuevas generaciones, cada vez se manifiesta con más frecuencia y en algunas regiones del mundo, sobre todo en las que lleva más tiempo implantado, está llegando a producirse un incremento exponencial en menores de edad.

Si en un principio la identidad de género se adscribía a hombre, mujer o no binario, la propia naturaleza del germen de cultivo que son las redes sociales y la capacidad de la infancia y adolescencia de amplificar y adaptar los mensajes que les llegan a su propia interpretación, ha propiciado la multiplicación del número de identidades a cifras insospechadas. Este incremento se ve amparado a que no se puede cuestionar o indagar en la naturaleza de tales identidades, dado que la corrección que piden estas personas es de manifestar solo afirmación, y que todas estas identidades ahora mismo están amparadas por los artículos 62-67 y del 76-82 de la Ley Trans.

Para poder ilustrar esta complejidad, dentro del amplio abanico de identidades, están las demigirl que es una mujer o una niña que se identifica parcialmente como mujer, ya que parcialmente también se identifican fuera del binarismo.

Demiboy es quien parcialmente se identifica de hombre y parcialmente de otro género.

Demisexual es quien no experimenta atracción sexual hasta que no forja un vínculo emocional con otra persona.

Asexual es una persona que no experimenta atracción sexual y/o no quiere contacto sexual.

Pansexual es quien no le da importancia al género o el sexo de otra persona al momento de establecer una relación amorosa.

Aparte de las citadas hay un grupo muy amplio que son los no binarios. Los no binarios a su vez se disgregan en los xenogender, que son aquellas personas que se identifican con animales, plantas o cosas.

Entre los xenogender está catgender para personas que se identifican con gatos y dentro del catgender están felingender, meowgender, mewgender y catnipgender. Y los aesthetigender que se derivan de una experiencia estética o sensorial, la encarnan, son similares a ella o comparten cualidades con ella. Los estetigéneros pueden basarse en conceptos u objetos. Dentro de éste están los phantam flux attractions que es cuando en teoría podrías sentir atracción estética, pero en la práctica/realidad no la sientes. También puede describirse como experimentar atracción estética fantasma.

El caso de catgender ha saltado en varias ocasiones a los medios de comunicación, porque en países de habla inglesa ya se ha registrado algún caso de niñas o niños que en el colegio han manifestado su identidad de gato, es decir, que esto tiene connotaciones más profundas en la psique de la infancia y adolescencia que lo que en un principio nuestra mente de adultos poda procesar. De hecho como se puede comprobar en esta noticia un responsable del centro tuvo que aclarar que los alumnos que se identifican como gato, no tienen que usar un arenero. Se puede entrar al vídeo adjunto en la noticia, y en el minuto 33 una mujer muestra su preocupación por las noticias que están llegando respecto a este tema, es curioso porque lo que desmiente el centro es que tengan que usar el arenero, pero admiten la existencia de menores que se identifican con gatos.

Y esta noticia del Reino Unido en la Universidad de Bristol, la guía interna que utiliza el personal, respecto al uso de pronombres de las identidades de género incluía la  identidad de gato y de emoji.

Todo esto debería llevarnos a las personas adultas y al conjunto de la sociedad a plantearnos una serie de preguntas y a poder realizar un ejercicio crítico en torno a todo lo que involucra la identidad de género.

Por las definiciones que hemos leído hay una parte de las identidades que se refieren a cómo reacciona una persona ante una relación ya sea meramente sexual o sentimental. Los adolescentes que se identifican como demisexuales por ejemplo, simplemente nos están hablando de algo que está presente en todas las personas en algún momento de sus vidas, dependiendo del estado emocional en el que se encuentren o de las decepciones/rupturas que hayan experimentado. Es una evolución normal que unas veces solo se quiera un encuentro sexual y otras veces se prefiera una relación sentimental. Igualmente no es nada extraño que una mujer u hombre haya días, en los que prefiere vestirse con chandal, que no le apetezca afeitarse o que una mujer un día decida maquillarse y al otro no. Pero si buscan en tik tok demigirl, lo que llaman pasar de una identidad más femenina o otra más neutra, es en base a si se maquillan o no.

Entonces si estos comportamientos que describen no son ninguna novedad social ¿por qué de repente hay tantos adolescentes que se identifican con alguna de estas opciones? ¿Qué relación existe con el hecho de que la sociedad cada vez sea más narcisista e individualista? ¿Tiene alguna relación con que presentarse con alguna de estas identidades recibe una respuesta entusiasta por parte de sus compañeros?

Otro asunto relevante es si estas identidades necesitan de una protección legal y de las medidas que se recogen en los artículos anti-discriminación. Alguien podría decir que es tan simple como que no es lo mismo identificarse como mujer que como planta, bien, con la ley en la mano no hay posibilidad de diferenciar qué identidad tiene más legitimidad que otra.

Estas cuestiones podrían parecer poco relevantes por el conjunto de problemas a los que se van a tener que enfrentar las niñas, niños y adolescentes en el futuro. Pero precisamente, porque van a tener que enfrentarse a la realidad y el futuro que les aguarda no va a respetar las expectativas que se han creado en sus mentes, las personas adultas tenemos la obligación ética de preguntarnos si no estamos boicoteando su capacidad de respuesta, de mostrar indignación, de organizarse políticamente, si lo único que hacemos es validar todas las expresiones individualistas que nos presentan y que sabemos de hecho, que gran parte de esas identidades se refieren al proceso de crecimiento y de maduración emocional normal de una persona.

Porque cuál es la gran contradicción entre el escenario que les estamos sosteniendo y el escenario que les espera en unos años. La construcción bucólica que les estamos amparando es que pueden elegir quien decidan que van a ser, frase que esconde de hecho una invasión cultural del mensaje neoliberal. Una persona ya no estaría determinada por su lugar de nacimiento ni su clase social, sino solo por un deseo o idea nacida en su interior, y que se imponda al resto de condicionantes objetivos de la sociedad en la que vive. Sociedad capitalista, por cierto, y que ha impuesto un imaginario propio construido sobre una estructura económica y política rígida. En consecuencia esto ha conducido a lo que Mark Fisher llama realismo capitalista, ya no podemos imaginar como sociedad escenarios fuera de la cosmovisión capitalista, esto repercute gravemente en la capacidad para presentar escenarios no capitalistas en las nuevas generaciones, (ni siquiera en un momento de emergencia por la crisis energética, el calentamiento global, el colapso de los ecosistemas y las crisis económicas) que encontrarían refugio irónicamente, en un mar de identidades, cuando en realidad se trata de la trampa simbólica del neoliberalismo para neutralizar la acción política.

Como se viene defendiendo desde hace tiempo, la alternativa que podría dar solución al conjunto de problemas actuales, sería el decrecimiento, puesto que conceptualmente choca con el paradigma del crecimiento y la explotación del medio ambiente, y alteraría el imaginario colectivo de que cuantas más cosas se tengan mejor. Imaginario de la acumulación que lleva impcito la asimilación de las externalizaciones de la economía como algo inevitable, y la asunción de que debe haber una serie de países sometidos para que se pueda conseguir el bienestar social, en los países occidentales.

El decrecimiento busca satisfacer las necesidades básicas de la población, precisamente relocalizando las industrias que sean indispensables para cubrir las necesidades básicas e implementando un modelo agrícola no industrial. El modelo decrecentista requiere de un cambio mental, de manera que se haga extensivo en la sociedad, que no necesitamos tantas cosas materiales para tener una vida digna, que la idea que nos están imponiendo de una sociedad digital y con inteligencia artificial, requiere de una cantidad ingente de energía que choca frontalmente con el mensaje que esos mismos polítcos nos mandan de que hay que hacer una transición energética, porque cada vez hay menos petróleo de fácil extracción y por el calentamiento global. El decrecimiento quiere sacar a la luz, que la digitalización es incompatible con los derechos humanos, ya que significa la exaltación de las externalizaciones. Parece que a nadie le conviene decir que para poder tener smartphones y ordenadores, es imprescindible el coltán, en su mayoría extraido en República Democrática del Congo, país que ha sufrido una de las guerras más cruentas de la historia reciente, entre 3 y 5 millones de muertes. Los países industrializados se benefician del caos imperante en este país para enriquecerse con sus recursos naturales.

Hay que añadir las tierras raras, cuyo mayor exportador es China, por lo que dependemos de sus políticas de exportación para tener tecnología. México, por ejemplo, aprobó en Abril de 2022 una ley por la que solo el estado mexicano puede explotar las minerías de litio. Por tanto con la digitalización, no se pueden dar las cosas por sentadas, porque depende de las políticas de exportacion de muchos países y de la estabilidad internacional, algo que puede cambiar repentinamente.

Mientras tanto nuestra capacidad para organizarnos comunitariamente parece que queda otra vez en un último plano. Para exigir medidas reales a la clase política, primero tenemos que hacer en nuestro imaginario un cambio conceptual y vital. Dejar de pensar en una sociedad consumista cuya realización no es posible si asumimos los límites biofísicos del Planeta y empezar a contarles la verdad a nuestras hijas e hijos. Que en un futuro cercano la prioridad no va a ser la digitalización, sino el poder garantizar la seguridad alimentaria y sanitaria a la población, el acceso a la educación y la vivienda, y que ese contexto de decrecimiento puede llegar a ser impuesto o que podamos llegar a organizarlo de forma comunitaria. Hacerlo de manera comunitaria implica un necesario cambio de cosmovisión, que deje de legitimar tanto el crecimiento exponencial como el sistema cultural que lo ampara, y esto incluye el culto a la identidad, como culmen y forma de evaluar la existencia humana. Entender que hay que poner fin a las políticas extractivistas, y asimilar un imaginario de relación en armonía con la Naturaleza y nuestra comprensión como animales dentro de un ecosistema, no como ahora que la ciudad es una arquitectura existencial, parasitaria de los ecosistemas, extractivista de todas las formas de vida y de todas las culturas del Planeta.

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