Pilar Navarro: “La impunidad es un vacío en el sistema judicial”

Entrevistamos a Pilar Navarro, miembro del Colectivo por los Olvidados de la Transición, y amiga de José Luís Montañés, asesinado por la policía, el 13 de diciembre de 1979, en una manifestación estudiantil

Por Angelo Nero

Madrid, diciembre de 1979. Diversas manifestaciones estudiantiles se producen en la ciudad, contra el Estatuto de Centros Docentes y la Ley de Autonomía Universitaria, impulsada por el ministro José Manuel Otero Novas, en el gobierno de Adolfo Suárez, un proyecto que “suponía la privatización de la educación, reforzaba el control ideológico de la derecha y los privilegios de la iglesia, consolidaba el examen de selectividad y reducía la democracia en la gestión de los centros”. En una de esas manifestaciones, el día 13, la policía cargó brutalmente, disparando con balas de goma y botes de gas lacrimógeno, pero también, con funestas consecuencias, con fuego real. Emilio Martínez Menéndez, de 20 años, y José Luis Montañés Gil, de 23, murieron por las balas de la Policía Nacional. 44 años después hablamos con Pilar Navarro, amiga de José Luis Montañés.

Lo primero que nos gustaría saber es cómo era José Luis, ¿tú eras compañera suya en la facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad Complutense?

Sí, precisando más la palabra «amigo», yo diría “compañera de estudios” porque la diferencia de edad, mis obligaciones familiares y el poco tiempo del que disponíamos no permitía ratos para compartir información amplia de nuestras vidas.

José Luis era un persona muy entregada al estudio y la lectura y de su vida privada sé más bien poco. Sí expresaba su sensibilidad social y su indignación frente a la injusticia. Fue un magnífico compañero de estudios, un joven trabajador con gran ilusión por el saber y por llegar a trabajar algún día como demógrafo, además de su defensa de causas justas, como así se demostró en su participación en la manifestación estudiantil del 13 de diciembre de 1979.

Sus padres tenían un negocio que él junto con su tío trabajaba allí; también y para pagarse los estudios trabajaba en una empresa que operaba en otra de viajes Marsans. Ya en el último año, nos separamos por especialidades y creo recordar que solo asistió a clase como oyente para luego examinarse, rebajando así sus gastos de matrícula. Con la dinámica de aquellos años para trabajadores-estudiantes, con huelgas y demás, teníamos que aprovechar mucho el tiempo de estudio, haciendo grupos para preparar trabajos y lo hacíamos en casa y también para responsabilizarnos de los apuntes.

Además de estudiar, como nos cuentas, trabajaba en una agencia de viajes, con lo que no le quedaría mucho tiempo para el activismo, sin embargo ¿era José Luis participante habitual en las movilizaciones estudiantiles o acudía a ellas de forma ocasional?

Pues lo desconozco, pero estoy segura que sus circunstancias y horarios, le hacía imposible participar aunque se sintiera solidario con esas movilizaciones.

Ese día confluyen varias manifestaciones, la convocada por la Coordinadora de Estudiantes de Madrid contra la Ley de Autonomía Universitaria, y otra convocada por CCOO, USO y Sindicato Unitario contra el Estatuto de los Trabajadores. Cuando la policía disuelve la primera, algunos estudiantes se incorporan a la manifestación sindical gritando “Todos unidos, estudiantes y trabajadores”. ¿Era eso algo habitual entonces, que se compartieran las reivindicaciones estudiantiles con las sociales?

Se daba el caso de trabajadores que se matriculaban en la Universidad y casos de estudiantes que trabajaban para financiarse los estudios. Esto hacia que tomaran conciencia de sus condiciones laborales como trabajadores. De ahí que este grito “todos unidos, estudiantes y trabajadores” en manifestaciones, en protestas por hechos en Vitoria (3-marzo-1976, La matanza de Vitoria), saltos, huelgas, etc. tenía sentido en cualquier reivindicación social, por esa doble identidad trabajador-a y estudiante-a.

La versión oficial, difundida entonces por medios como El País fue que “los disparos que causaron la muerte de los dos estudiantes fueron hechos por miembros de la dotación de un jeep de la Policía Nacional al que un grupo de jóvenes ajenos a la manifestación de los sindicatos había acorralado, y al que atacaron con piedras y otros objetos contundentes.” E incluso incluían un testimonio anónimo, para justificar que los policías se habían visto obligados a disparar ante la amenaza de su integridad física. ¿Que sucedió realmente en esa carga de la policía que acabó con la vida de Emilio y José Luis?

La versión que dio El País y otros medios, no es la que se recoge en el sumario del juez Clemente Auger con la toma de declaraciones y video de testigos, además de las balas que mataron a José Luis Montañés y Emilio. Es terrible leer esto gracias al libro de Grimaldos, en donde los hechos quedan reflejados de manera muy distinta.

En su artículo “13 de diciembre 1079: José Luis y Emilio ¡No olvidamos!” en LoqueSomos (12-12-21), Álvaro Esteras da datos al respecto y habla de aquellos días de grandes movilizaciones estudiantiles de Secundaria y hasta de la UNED, por todo el país, que la Constitución en su artículo 21 había reconocido el derecho a manifestarse de forma pacífica y sin armas. Así lo hicieron cerca de 100.000 estudiantes más 300.000 de trabajadores que al final de la suya, oyeron disparos en Ronda de Valencia. Al dispersarse toda aquella gente, comenzaron a caer botes de humo en Embajadores y es cuando se supo que habían matado a uno o dos estudiantes. Sus propios compañeros les llevaron en taxi al hospital Francisco Franco. José Luis ingreso cadáver y Emilio murió en quirófano, además de otros heridos, algunos por bala. El juez precisó que los disparos fueron hechos desde 65 metros, donde estaba la dotación del Land Rover, con 6 policías, en la Ronda de Valencia. El juez traslado las conclusiones a la Audiencia Provincial como hechos que podrían ser constitutivos de delito de homicidio, sin apreciarse causas que lo justificasen como la legítima defensa. Resultado: Por primera vez fueron procesados 3 policías, pero fue denegado y archivado el caso.

En los medios de comunicación, en El País, pero también en Televisión Española, se incidió en el hecho de que en el macuto de José Luis se encontraron 70.000 pesetas, arrojando la sombra de la sospecha sobre el joven, como si fuese un delincuente o, incluso, un terrorista. ¿Fue una intoxicación mediática intencionada, para alejar la responsabilidad de la policía por su muerte?

La versión tóxica de los medios generó gran indignación, entre estudiantes y trabajadores pues posteriormente se demostró que ese dinero procedía del cobro de facturas encargadas por la Agencia de Viajes en la que trabajaba, tal y como fue declarado por el Decano de la Facultad de Políticas y Sociología.

Las manifestaciones de solidaridad con los jóvenes asesinados se sucedieron en las universidades de todo el país. Varias universidades del estado, además de la de Madrid, se declararon en huelga. ¿Cómo se vivieron esos días posteriores al 13 de diciembre en el ámbito estudiantil?

Hubo huelga el día siguiente en las universidades de Madrid, en señal de protesta por la muerte de los dos estudiantes; también otras universidades como Oviedo, Compostela, Valladolid y Bilbao, movilizaciones y a su entierro acudieron miles de personas También en solidaridad días más tarde se celebró un homenaje, en el que intervinieron Luis Eduardo Aute, Suburbano y Lola Gaos.

Los policías Francisco Garrido Sánchez, Juan José Freire y Manuel Ortega García fueron procesados por homicidio por la Audiencia Provincial de Madrid, pero el procesamiento fue desestimando y se archivó el sumario. ¿Porque quedaron impunes estos crímenes?

Ni se sancionan ni se corrigen los delitos. La impunidad es un vacío en el sistema judicial y aquí habría que preguntarse acerca de la Transición. El franquismo se reformó y la clase dominante siguió siendo la misma. La reforma no cambia las relaciones de poder.

En el quinto aniversario de la muerte de los dos jóvenes (13-12-1984), otro estudiante, José María Carrero Arranz, fue tiroteado por la espalda, mientras participaba en un homenaje convocado por la Coordinadora de Estudiantes de Madrid. El joven era uno de los testigos que declararon ante el juez Clemente Auger en el proceso. ¿Se investigó entonces esta conexión? ¿Hubo algún procesamiento por este hecho?

Según lo recogido en el libro de Alfredo Grimaldos ”La sombra de Franco en la Transición”: “… y siendo Ministro de Interior Barrionuevo, hay cosas que no cambian. Esta vez los policías sí consiguen arrebatar el proyectil a los médicos. Dos agentes esperan a pie de quirófano y obligan a que les entreguen la bala que ha herido a José Luis Carrero. Nunca se sabrá qué policía disparó contra él”. Afortunadamente este estudiante no falleció.

Alfredo Grimaldos también testigo de estos asesinatos, que declaró en su día ente el juez Auger y Luis Miguel Sánchez Tostado en “La transición oculta”, recogieron, entre otros casos de violencia policial, estos sucesos. ¿Sigue estando la transición oculta y sigue siendo necesario destaparla para recuperar nuestra Memoria?

Pues sí, de la Transición ya se va sabiendo algo más, pero es imprescindible destaparla del todo para recuperar nuestra Memoria y honrar públicamente a cuantos cayeron en el olvido: alrededor de más de 300. Se dice que reconociendo nuestra Memoria Histórica reciente, se dignifica un pueblo e impide repetir la violación de DDHH, cerrando heridas y alcanzando la paz verdadera. Como dijo el Presidente colombiano Gustavo Petro en su toma de posesión: “Los muertos se la merecen y los vivos la necesitan”.

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