Es sorprendente, incluso triste, tener que exponer estos conceptos tan básicos a un representante de la izquierda abertzale.
Por Dani Seixo | 8/05/2024
En estos momentos, el número de palestinos asesinados en la Franja de Gaza por las manos del ente sionista supera ya los 34.000, mientras que los heridos siguen aumentando en un torrente de dolor imparable ante la incursión en Rafah. Por todo ello, resulta desconcertante tener que sentarme frente a este teclado para abordar ciertos temas en medio de semejante horror.
Pero recapitulemos:
- El conflicto entre el colonialismo israelí y el pueblo palestino no es un asunto reciente, ni se originó el 7 de octubre. La Operación Inundación de Al-Aqsa es solo otro acto de resistencia en una larga historia de ocupación, que ha causado un sufrimiento inimaginable a los palestinos.
- Esta operación no es un capricho de Hamás; es una respuesta coordinada de toda la resistencia palestina.
- Hamás no es un grupo terrorista, supone parte de la representación política y militar del pueblo palestino, que así lo ha elegido.
- No, la resistencia palestina no atacó indiscriminadamente a colonos sionistas desarmados. Después de una investigación exhaustiva, se ha logrado demostrar que el ejército sionista fue responsable de muchas de esas muertes, debido al uso excesivo de su fuerza militar para intentar repeler a las fuerzas palestinas.
- Los colonos sionistas no pueden ser considerados civiles inocentes, son agentes activos de la ocupación sionista.
- No nos corresponde a nosotros, occidentales, dictar los métodos de la resistencia palestina. La lucha armada es una táctica legítima contra el colonialismo.
- La solución de dos estados no es adecuada para poner fin a este conflicto. Ceder territorio palestino al colonialismo sionista sería sacrificar los hogares de miles de palestinos, algo inaceptable y no respaldado por la mayoría de la población palestina. Palestina debe ser libre desde el río hasta el mar.
Con estos puntos claros y logrando aplicar la dialéctica de los pueblos en resistencia, es de esperar que Arnaldo Otegi logre entender el papel real de cualquier ciudadano vasco que resida en un kibutz, abandone los juicios de valor sobre los métodos de resistencia palestina y finalmente comprenda las dinámicas necesarias para liberarse de la complicidad con el sionismo entre sus propias filas. Es sorprendente, incluso triste, tener que exponer estos conceptos tan básicos a un representante de la izquierda abertzale. Quizás sus recientes declaraciones sean simplemente un malentendido y no una desviación ideológica, en la que el electoralismo socava los principios de una militancia que alguna vez comprendió la lógica de resistir al opresor por cualquier medio necesario. Quizás, solo quizás, sea así.
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