Pablo González: un secuestro político a la comunicación

Veintidós meses y ahí sigue, sus segundas navidades en semiaislamiento, sin ver a su familia, sin poder comunicar ni tan siquiera telefónicamente con ella, sin poder recibir visitas de su esposa e hijos.

Por Iñaki Alrui | 31/12/2023

“No hay mayor tiranía que la que se ejerce
a la sombra de las leyes y
bajo el calor de la justicia”
Montesquieu

Hace ahora una año escribía en estas mismas páginas “Seguimos sin Pablo González: diez meses de silencios”, cerramos 2023 y podría repetir la misma nota con un añadido importante “22 meses de silencios”.

Si alguien a estas alturas no conoce el caso, Pablo González es un periodista encarcelado en Polonia desde el 28 de febrero de 2022 cuyos derechos procesales y fundamentales se están vulnerando desde entonces. Se le acusa de espionaje para Rusia, pero casi dos años después no le han presentado formalmente los cargos… Seguir leyendo, clic aquí.

Veintidós meses y ahí sigue, sus segundas navidades en semiaislamiento, sin ver a su familia, sin poder comunicar ni tan siquiera telefónicamente con ella, sin poder recibir visitas de su esposa e hijos, veintitrés horas encerrado en una minúscula celda sin ver el exterior, una hora de paseo en otro minúsculo patio desde el que solo puede ver un rectangulito de cielo y al que sale en total soledad, cartas censuradas que llegan entre dos o tres meses de retraso, cada vez que sale de la celda para hablar con abogados es desnudado, cacheado y esposado… Y sí, es en la Unión Europea, esa amalgama de países que se vanaglorian de defender a ultranza los Derechos Humanos, que por cierto este año ya pasaron a la historia, entre otras cosas por la negación del genocidio israelí, aunque ya estábamos curados de espantos con la bendición de la matanza de Melilla y un largo etcétera. Nuestro caso es otro ejemplo más: la vulneración total de los derechos de un preso político, un preso quizás más de la OTAN que de Polonia, un periodista encarcelado por hacer su trabajo. Ni una sola palabra de demagogia en lo anterior, es pura realidad: veintidós meses detenido, lo podemos llamar también secuestro en el “Guantánamo” europeo.

Pertenezco al Grupo de Apoyo a Pablo en Madrid, y durante este año doy fe de que hemos llevado a cabo diversas iniciativas tanto a favor de su libertad como de que se cumplan los mínimos derechos que supuestamente asisten a cualquier persona detenida a la espera de juicio: visita al Parlamento Europeo con los encuentros correspondientes con diversos europarlamentarios, concentraciones delante del Ministerio de Asuntos Exteriores, cartas al ministro Albares, cartas a organismos internacionales, entrevistas en el Congreso de los Diputados, actos públicos, comunicados, campañas en redes sociales… y no solo en Madrid, se han realizado también actos de apoyo a Pablo González en Valladolid, Compostela, Valencia, Bizkaia, y diversos municipios de todo el estado (Zamora, Calahorra, Arziniega…) han votado mociones de apoyo instando al gobierno central a intervenir en defensa de Pablo.

Leer: Dossier Pablo González, Journalism is not a crime!

Todas estas iniciativas han dado sus frutos en un aspecto, y es que cada vez más gente conoce el caso de Pablo, tanto a través de las redes, donde cada vez es más conocido, como a través de los pequeños espacios que hemos conseguido arrancar a los medios de comunicación: unos segundos en telediarios, unos minutos en radio, notas en prensa esporádicas pero que contribuyen a que, al menos, el caso no sea ya completamente desconocido del público como lo era hace un año. Sin embargo, el caso sigue sin llegar a ser noticia.

Cuesta entender, incluso si le añadimos la etiqueta de “corporativo”, que no se remuevan las tripas a tantos periodistas que con solo dedicar unas palabras o declaraciones podrían estar contribuyendo a que se respeten los derechos de Pablo, tal como si vemos que hacen cuando alguna periodista es encarcelada, por ejemplo en Rusia, o un ciudadano español es detenido en un país extranjero, aunque haya cometido el más horrendo crimen. Hay un muro informativo alzado contra Pablo.

El otro muro, el más vergonzoso y, si cabe, el que más duele, es la total indiferencia del gobierno español, encabezado en este asunto por el ministro Albares, quien no solo ha negado en televisión la presunción de inocencia de Pablo, si no quien también a dejado caer bulos sin fundamento, diciendo que los cargos contra Pablo son graves, aunque a día de hoy, 22 meses después, sigamos sin saber cuáles son en concreto. El ministro, además, ha dado indicaciones emponzoñadas a diversos profesionales de la comunicación, estilo “De esto mejor no hablar, que el caso es muy grave”. Por supuesto sin aportar ni un solo dato de verificación, comprobación, sino transmitiendo una opinión construida conscientemente para manipular.

Para el Ministerio de Asuntos Exteriores, Pablo no existe, únicamente le proporcionan el protocolario y obligatorio tratamiento de visitas consulares en prisión, pero en ningún momento se han planteado que es un periodista en el ejercicio de profesión detenido, o contactar con la familia para ver cómo ayudar, ni si quiera unas buenas palabras, y mucho menos hacer alguna gestión internacional para seguir los consejos realizados, este mismo año, por el Comisario Europeo de Justicia, quien recomendaba que la prisión preventiva a espera de juicio la puede pasar perfectamente en su país de origen, aquí en España, tal como marcan los acuerdos europeos.
Tampoco se han dignado a contestar a las peticiones de entrevista por parte del Grupo de Apoyo, todas registradas en el Ministerio, ni un sí ni un no, simplemente silencio.

¡Qué más puedo contar de esta distopía en 2023! Seguramente hay más cosas, pero quiero ir a lo efectivo, a nuestra pelea, nuestra lucha por Pablo y por el cumplimiento de los Derechos Humanos.

¿Qué pedimos?

Lo primero que queremos y pedimos es que pongan fecha al juicio cuanto antes, que los abogados puedan acceder a la acusación y preparar la defensa, y que sea juzgado cuanto antes ¡Ya! y con todas las garantías procesales.
Mientras se fija la fecha de juicio, pedimos que salga en libertad condicional, libertad vigilada. Pero si a esta libertad condicional nos dicen que NO, bla, bla, bla… pues que pueda pasar la prisión preventiva aquí, cerca de su familia, en España.
Y si esto último tampoco fuera posible pues, al menos, que le saquen de incomunicación y de aislamiento, que la familia le pueda visitar con la regularidad posible teniendo en cuenta el viaje a Polonia y que pueda hablar por teléfono con su familia, sobre todo con sus hijos.
¿Hay alguien al otro lado escuchando?

¿Qué puedes hacer?

Colaborar, solidarizarse, contribuir, difundir, protestar, y si es de forma organizada mejor, por partes:

Lo más importante es mantener vivo el mensaje de apoyo a Pablo González, no existe aquello de lo que no se habla, difundir, en el trabajo, en el barrio, con la familia. Debemos hacer que el silencio se oiga.

Participa en nuestras concentraciones, acude a los actos, busca información y distribúyela… y tal vez puedas organizar un acto, una concentración en tu localidad, ponte en contacto y te daremos soporte.

Diariamente se mueven mensajes de apoyo a Pablo por redes sociales: Twitter (X), Facebook, Instagram, Mastodon, busca los hastags: #FreePabloGonzález#FreePablo, #PabloGonzálezLibertad#PavelAskatu y menéalos.

Escribe a Pablo a la prisión, las cartas (mejor postales, pasan antes la censura) son una inyección de moral, hagamos entre todas que no se sienta solo y que cada carta que recibe signifique un abrazo solidario.

Dia osadzoniego:
Pablo González Yagüe, s. Alexeia
A. S. Radom
ul. Wolanowska 120
26-600 RADOM
POLONIA/POLSKA

Escribe también al Ministerio de Asuntos Exteriores y registra tu petición: https://reg.redsara.es/

Escribe a la prensa local, estatal: preguntemos qué pasa con Pablo, por qué calla el gobierno… y si te animas, a la prensa internacional, recuerda que Pablo es un preso de la Unión Europea, encerrado en Polonia… #WolnośćPabloGonzález #FreePabloGonzález #LibertéPabloGonzalez #ΕλευθερίαΠάμπλοΓκονζάλες

Apoya en la medida que puedas —todo suma— el enorme esfuerzo económico que esta situación está suponiendo para la familia de Pablo: cuentan con tres equipos legales, pero además Pablo necesita dinero en prisión para adquirir lo más básico, desde ropa de abrigo a papel para escribir. Por eso han iniciado una campaña de recogida de fondos. “A nadie le gusta estar pidiendo dinero, pero ha sido necesario”. Estas son las cuentas:

Mándanos ideas, comentarios, iniciativas, nos las puedes dejar en esta misma web o en el mail libertadpablogonzalez@gmail.com

Gracias

Empezaba esta nota recordando el fin de año de 2022, y sí, claro que me hubiera gustado celebrar la victoria de tener a Pablo este año entre nosotras, no quieren y además cada día que pasa es más difícil de justificar este castigo a la libre información. Pero tal vez lo consigamos mañana o pasado mañana, y podamos tener de nuevo a Pablo ejerciendo lo que le gusta, darnos información veraz y adecuada para hacer valer los derechos de la sociedad.

En 2024 seguiremos en esta lucha, que va mucho más allá de un nombre, nos jugamos el derecho a la información, la Libertad de Comunicación y los Derechos Humanos que, al igual que se los niegan a Pablo, se van quedando en dos palabras vacías de contenido, los perdemos todas y todos. Defender a Pablo González es una lucha valiente por la LIBERTAD en el sentido más amplio y ético de tan corrompida palabra.

Gracias por llegar hasta el final de esta nota, y que en 2024 estemos codo con codo, entre nuestras banderas, con nuestras reivindicaciones y en la misma lucha que sigue siendo tan grande como desear un mundo más justo y mejor para todas y todos, ¡Nos vemos en las calles!

¡Feliz 2024!

#DerechosHumanos #LibertadDeComunicación #FreePabloGonzález
#PabloGonzálezLibertad #PavelAskatu

– Libertad para Pablo – Free Pablo


Iñaki Alrui es miembro de El Garaje Ediciones y colaborador del Colectivo La Comuna. También es Editor del medio digital LoQueSomos.org.

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