Los socialistas españoles y las mujeres pacifistas (1927)

Los socialistas españoles recordaban que el socialismo contaba con su Internacional feminista, pero no por ello había que desmerecer el trabajo pacifista de la Alianza.

Por Eduardo Montagut

Los socialistas españoles recibieron una invitación de Margery J. Corbert Ashby, presidenta de la Alianza Internacional por el Sufragio Femenino, para asistir a la Conferencia Internacional en favor de la Paz y el Desarme, organizada por la Alianza, y que se celebraría entre el 17 y el 19 de noviembre de 1927.

La Alianza fue fundada en Berlín en el año 1904 por Carrie Chapman, Millicent Fawcett, Susan B. Anthony, y otras sufragistas internacionales. La idea de la fundación de esta organización nació dos años antes en la capital norteamericana, de la mano de sufragistas que reaccionaron contra las reticencias que el Consejo Internacional de Mujeres, la más antigua de las organizaciones de mujeres del mundo, estaba presentando en ese momento para apoyar el sufragio femenino. Estableció su sede en Londres y se convirtió en la principal organización internacional sufragista. Desde 1926 estrechó lazos con la Sociedad de Naciones, y después de la Segunda Guerra Mundial con las Naciones Unidas. A finales de los años veinte cambió su nombre al de Alianza de Mujeres para el Sufragio y la Igualdad de Ciudadanía, y en 1946 pasó a ser la Alianza Internacional de Mujeres.

Pues bien, la Alianza siempre desarrolló una clara defensa del pacifismo, especialmente en el período de entreguerras, que es el interés de este artículo.

Los socialistas españoles recordaban que el socialismo contaba con su Internacional feminista, pero no por ello había que desmerecer el trabajo pacifista de la Alianza. La paz se podía defender desde todas las clases sociales (¿podía ser una alusión implícita, muy propia del socialismo, de que las sufragistas eran de condición burguesa?).

El artículo donde se refería la invitación de la Alianza aprovechaba para arremeter contra la guerra, y quería destacar algunas cuestiones que aparecían en el manifiesto de la Alianza. Al socialismo le interesaba la afirmación de que las guerras tenían causas ocultas, difíciles de discernir y aún menos de evitar, y que los gobiernos y los políticos temían incluso discutir. Pero mientras esos problemas no fueran estudiados y sacados a la luz la opinión pública no podría manifestarse, y para poder influir en la opinión pública había que comenzar por instruirse a nosotros mismos.

Por eso el socialismo aplaudía a las damas que se esforzaban en aunar voluntades en favor de la paz. Se recordaba que la Alianza no tenía una significación política determinada, pero sí poseía una fuerza considerable, con secciones en muchos países, y también se afirmaba que nacida para reivindicar el sufragio femenino, en ese momento conseguido en muchos países, prestaba su concurso a favor de la paz.

Hemos trabajado con el número 5846 de El Socialista, del día 3 de noviembre de 1927.

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