Laura García Andreu: “Con Domingo Domingo he aprendido que se puede vivir de otra manera”

Segunda parte de la entrevista a la directora valenciana Laura García Andreu, sobre su película «Domingo Domingo»,  una comedia negra documental que retrata la lucha de un agricultor que se enfrenta a las multinacionales con un arma secreta: una nueva variedad de naranja.

Por Angelo Nero | 25/03/2024

En tu anterior película, [m]otherhood, hablabas de mujeres que cuestionaban la maternidad, y en esta un hombre que vive solo por elección, que no quiere tener pareja, ¿te gusta retratar a esta parte de la sociedad que rompe un poco las costuras del sistema?.

Si, yo creo que hay algo de eso, aunque lo he hecho de una manera inconsciente, al final me he dado cuenta que hay cosas que se parecen de [m]otherhood y aquí, y una es esa. Yo creo que me fijo en las personas en las que no nos fijamos mucho. Y Domingo, aunque viva en el pueblo, y no se haya ido, que es lo que hace mucha gente, es un poco outsider, en ese contexto, porque aquí en un pueblo donde todos se conocen, se supone que hay que seguir las normas sociales, casarte, tener hijos -aunque es verdad que cada vez hay más gente que no lo sigue- pero Domingo sigue siendo un outsider. Como vive su vida personal es porque también tiene un carácter diferente y eso también es lo que me atrajo de su personalidad. Yo creo que el busca la libertad en todos los aspectos de su vida, en el trabajo, intentando ser como su padre, sin un jefe que le diga lo que tiene que hacer; en su vida personal, que su tío le dice, ¿tu te casas o que?, y él le contesta, yo estoy muy bien como estoy, y el tío le insiste, es que vas haciendo curvas, y Domingo le contesta, bueno, ¿y qué? Yo vivo a a gusto así.

Tiene un toque anarquista…

Totalmente, tiene ese punto. Entonces si, a mi me interesa la gente diferente, me interesa la gente que vive un poco al margen, sin ser un outsider completamente, ni el ni las mujeres que retratábamos en [m]otherhood, pero si tienen algo de reivindicación personal, pero sin ese individualismo chungo, dicen, esta es mi opción de vida y quiero vivir así, y me da igual lo que me digan, porque estamos aquí para intentar disfrutar y vivir lo mejor posible, y no tengo que seguir el caminito que la sociedad me está marcando. Y en [m]otherhood también había algo de humor, porque me he dado cuenta de que es una manera de contar las historias más amable, que te abre y te deja reflexionar de una manera más relajada.

Precisamente es lo que le hace tan atractivo, yo creo que todos queremos ser un poco como Domingo, con esa libertad.

Si, un poco hacer lo que nos de la gana, sin estar tan constreñidos por cosas, que, a veces no valen tanto la pena. Por ejemplo, con el tema del estrés, yo vivo en Valencia Capital, y me doy cuenta de que entro en unas dinámicas, de autoexplotación, porque se supone que hay que llegar a algún sitio, pero es que, al final, la vida pasa muy rápido, y la calidad de vida son muchas otras cosas que, al final, las estoy olvidando, por el hecho de trabajar tanto y de ir corriendo a los sitios. Porque esto no es la buena vida, como dicen en antropología, esto es otra cosa. Yo de Domingo también he aprendido eso, en el proceso de hacer la película, y pensar que se puede vivir de otra manera. La aspiración puede ser tener una piscina pequeña y una casita pequeña, como en la fiesta que tienen en la película, y no hace falta más.

Y esa tenacidad que tiene para perseguir un sueño que parece imposible.

Y si no sale, no pasa nada, vamos a probar con otra cosa, con mangos…

Ese giro final es buenísimo, porque, en otra película, acabaría como una tragedia, pero él se reinventa.

El es así, dice, voy a probar, y eso lo hace especial, mientras que otros agricultores se quedan en el bar, quejándose de los problemas que tienen, con toda la razón del mundo, pero Domingo se atreve a hacer cosas diferentes, y eso además de hacerlo especial, creo que de este personaje se pueden aprender cosas. Y el carácter de los agricultores valencianos, esta cosa de afrontar la fatalidad, pero con un grado de ironía, de sarcasmo, que también lo tenía mi abuelo, y lo he encontrado también en Domingo, y ha sido una cosa que a mi me ha seducido, con un toque berlanguiano…

Hay mucho de Berlanga en la película, y ese toque final es que le da buen rollito, acabas de ver la película y te quedas con buen cuerpo.

Si, yo quería acabar con ese Domingo, porque él es así, me parecía que tenía mucho valor, porque después de lo de Berlín te duele la barriga, de ver que grande es ese monstruo, que estaba planeando durante toda la historia y que nadie veía, que lo focaliza en ese jabalí, que está por ahí, y los recursos que tiene para defenderse de él son una radio, una cosa súper precaria. Cuando supe que el padre de Domingo ponía una radio estábamos grabando y dijimos esto tiene que estar en la película, porque esto es una metáfora de todo, como decir que herramientas tengo tan precarias para defenderme, y me servía para representar a este Goliath tan grande, y quería acabar con ese tono de seguimos vivos, vamos a tirar para adelante, y vamos a seguir buscando estrategias, ahora voy en bici otra vez, pero en una eléctrica y así adelanto a estos, y sigo divirtiéndome y riéndome de la vida.

Además, y creo que es una percepción bastante generalizada, es que se asocia el cine documental a algo pesado, dramático.

Es cierto, también es verdad que temáticamente también nos interesa denunciar, pero creo que se puede hacer de otra manera, y es lo que hemos intentado hacer aquí. No es romantizar el mundo del campo, pero ver que no se acaba el mundo y que nos podemos reír también, de nosotros y de lo que nos está pasando, porque es terapéutico. Es lo que hemos intentado. Y es verdad que hay pocos documentales con tono de comedia, y hay que hacer más, porque sino parece que estamos alejando al público. Y es muy interesante ver como el género tiene una narrativa muy diversa y eso es súper estimulante, vas a festivales y ves que el público empieza a entender que el documental no es necesariamente un documental de la 2, de dormir la siesta, que hay muchas narrativas. El público está abriendo, y se está dando cuenta de que el documental no solo es un reportaje, sino que se puede contar de una manera muy diversa.

La música es un elemento clave en la película, le da el tono de misterio o de comedia, ayuda a mantener el ritmo de la historia, ¿quién es el responsable de la banda sonora y hasta que punto crees que es importante para que funcione la película?.

El compositor es Alberto Lucendo, es un compositor de Castellón que ha hecho las bandas sonoras de todos los documentales de Suica Films, de la productora, y la verdad es que estoy muy feliz con el trabajo que ha hecho, hemos trabajado mucho, muy intensamente, en todas las secuencias en las que había música, viendo de que manera podíamos contar, por ejemplo, en el momento en que aparece el árbol, el naranjo, que fuera con la misma melodía pero con toques diferentes según el momento de la historia en el que estamos, y creo que es fundamental para darle el tono emocional que queríamos conseguir en cada momento. Hemos trabajado mucho, le hemos dado un papel muy importante, aunque yo, al principio, tengo que confesar que quería un documental con muy poca música, porque también me gustan las películas donde entras a vivir lo que estas viendo de una manera más descarnada, y no con ese punto de artificio que te da la música a veces, pero conforme iba avanzando, en el proceso de montaje sobretodo, me di cuenta de que era mucho más importante de lo que pensaba para redondear ese tono que yo estaba buscando. Si, la película tiene más música de la que yo pensaba, y creo que le hace mucho bien, y también tuvimos la suerte de tener músicos en directo, y grabarlos en directo, que para un documental, con los presupuestos que tenemos, no suele ser tan común, y fue muy bonito porque se grabó la música en Lituania, con músicos lituanos, y Alberto les podía dar indicaciones muy interesantes, como “vamos a usar este instrumento nuevo, pero vamos a tocarlo un poco desafinado”, y le da este tono de imperfección que también contribuye a contar la historia. Para mí es un elemento narrativo más, no es un acompañamiento. Ahora por fin ha subido a Spotify y a otra plataformas la banda sonora, y estoy muy contenta, porque había mucha gente que me la pide.

Llama la atención que el documental sea una producción de la española Suica Films, de quién hablamos en estas páginas de sus interesantes películas “Lobster Soup”, y “Experimento Stuka”, y de la lituana Studio Nominum, de Arūnas Matelis, ¿cómo se consigue implicar a una productora lituana en una película cuya historia se desarrolla en un pequeño pueblo valenciano?

Esto es un regalazo, es una historia de amor, porque Arūnas Matelis, el productor de Studio Nominum, también es director, y famosísimo en Lituania, todo el mundo lo conoce y lo respeta, ha ganado el Guild of America, que es un premio súper difícil; ha ganado el IFA, en el festival más importante del mundo documental; y además de ser un profesional increíble es una persona extraordinaria, y tuve la suerte de que había trabajado en otras películas de Suica, en “Lobster Soup”, y anteriormente cuando se conocieron las productoras, era porque Arūnas tenía un proyecto que se llamaba «Wonderful Losers, A Different World», sobre gregarios del ciclismo, y tenían un rodaje en España, y buscaban una productora española y alguien les conectó y se entendieron a la perfección desde el principio. Entonces, en 2021, en el Festival de San Sebastián, que presentamos el proyecto de Domingo al Foro de Coproducción que tuvimos la suerte de ganar, al mejor proyecto documental, Arūnas estaba allí, y le contamos la historia, y se enamoró, y dijo que quería participar también en ella, porque el tiene un sentido del humor también muy particular, y cuando vio el tono de la película, y como era Domingo le gustó muchísimo. Y pidieron una ayuda de producción minoritaria, y tuvimos la suerte de que la consiguieron, y también gracias a eso tenemos estos músicos tan maravillosos, y el colorista, Jonas Zagorskas, que también es lituano, Arūnas trabajó conmigo en el guión, o sea que fue un lujo, porque son súper profesionales, y también ha sido un gusto trabajar con ellos en lo personal. Ellos también tienen una movida con las naranjas, porque en navidad se regalan naranjas, tienen esa tradición, pero la nuestra es una historia muy local, aunque, al final, las películas pueden contar una historia que puede parecer muy local, pero al final tienen muchas vertientes que pueden ser universales, y Arūnas ahí se enganchó, y dijo quiero.

Otro de los atractivos de “Domingo Domingo”, es la fotografía, que nos acerca a la huerta valenciana de un modo que casi podemos saborear las naranjas, las nubes, la tierra, que nos ofrece un abanico de texturas, muy importante para situarnos en el escenario de la historia. El director de fotografía, José Luis González, ya te acompañó también en tu anterior proyecto, como también parte del equipo técnico, ¿no es así?

José Luis es el director de fotografía de todos los documentales de Suica Films, y es otra de las suertes que he tenido, porque viene de trabajar muchos años en televisión, y es un maestro de trabajar con pocos recursos, casi nunca utiliza luz artificial, grabamos todo con luz natural, para mí era muy importante que la luz del Mediterráneo se viera y estuviera muy presente en la película. Y es fantástico trabajar con él, porque, además, en el documental necesitamos trabajar con mucha rapidez, no podemos estar mucho tiempo preparando los planos, porque las cosas están pasando delante de la cámara, no es como en una película de ficción, donde hay muchos actores, y él, con mucha rapidez, es capaz de sacar un resultado estéticamente maravilloso.

Muchas veces, yo estoy hablando con las personas que van a aparecer, explicándoles que vamos a hacer, y cuando llego a la oficina y veo los planos que ha hecho mientras hablaba con ellos, digo, que bien. Tiene una sensibilidad, una poética, y al mismo tiempo puede trabajar con esa rapidez, y con esos pocos recursos materiales, que es perfecto para este tipo de trabajos batalleros que hacemos nosotros, que no trabajamos con un equipo enorme, ni tenemos la mejor cámara del mundo, pero José Luis es capaz de hacer esas imágenes tan bellas, estéticamente, y de captar los momentos que nos hacen falta, de un modo increíble. Trabajar con él, en lo personal, también fue muy fácil, y en procesos tan largos, de tanto tiempo, de tanta intensidad, es maravilloso.

Y, aparte de su trabajo, también ha hecho un trabajo estupendo Jonas Zagorskas, el colorista, que es un figura, que se lo rifan películas que van a Cannes y cosas, haciendo un trabajo de reforzar esa luz y esos colores, que yo quería que tuviera la película, que fueran colores saturados, en muchos momentos, y más fríos en los interiores, para contribuir también a narrar, porque es otro elemento que narra, como la música, no es solo una decoración, es algo que, inconscientemente, te está apelando, y fue un lujo trabajar con él también.

Y otro elemento indispensable de la narración, es donde se hace la magia, en el montaje… háblanos también de quién ha sido la responsable de esta magia.

La responsable del montaje es Sara Marco, una mujer muy joven, con un talento increíble, y también es muy fácil comunicarse con ella, que, al final, en estos trabajos de equipo, es muy importante, el poder entendernos, desde el principio. Yo trabajo mucho lo verbal, porque tengo esa obsesión, todo lo que se dice en la película es algo que yo previamente he trabajado antes, y luego, como dices, la magia se hace en el montaje, es también un proceso de desapegarte del material, porque tenemos tantas horas de material, y tanto lo que nos gusta, pero todo no lo puedes dejar, porque no contribuye a contar la película que queremos contar, entonces, en el documental, especialmente, el montaje tiene ese papel de guión también, en la ficción también, pero en el documental de forma muy especial, porque hay mucho material descartado, y el que te quedas es en el que confías para contar la película de mejor manera, con ese material.

Esto también es un proceso muy intenso, muy bonito, y también te da mucha esperanza cuando empiezas, porque tú tienes ahí un montón de horas grabadas, en unos discos duros, pero no tienes nada de la película, y cuando ves la primera secuencia, que en este caso era una secuencia muy visual, le dices a Sara, yo creo que por aquí, pero luego cuando ves lo que ha hecho, porque yo no estoy en todo el proceso, no me gusta estar a cada minuto con la persona que monta, porque hay que dejarle su espacio para que aflore su creatividad, que aporta muchísimo al relato, y volver luego y ver lo que ha hecho, y decir, que bien, esto parece que va a empezar a coger forma, ya tenemos algo, la primera secuencia, y antes parecía que solo teníamos retales.

Eso es súper bonito, y doloroso a la vez, porque te tienes que desapegar con cosas que te gustan mucho, pero que no contribuyen o que no caben en la estructura, y la estructura se va confeccionando también en el montaje, porque tú en una película de ficción tienes el guión muy estructurado, esto va primero y después esto, aunque luego se cambien cosas, pero en el documental el guión se hace mucho en el montaje. Y Sara tiene un talento para ver cosas que tu no has visto, para contarlo de una manera que te suma.

Al final es una suma de mucha gente, al final el trabajo que hemos hecho, es la suma del talento y del esfuerzo de mucha gente, igual que el sonido, del que también estoy muy contenta, que trabajamos con un detalle y un cariño, con Iván Martínez-Rufat, que es otra maravilla.

Pero si, esa parte del montaje es muy importante, porque la ansiedad mía de decir hasta que acabas el montaje no tienes la película, y además la responsabilidad está en mí, lo que estamos contando soy yo la que la tiene que elegir, pero una vez que has hecho esa parte, dices, vamos a poner bonita la película, con una música que nos ayude, vamos a pintarla con un color que nos guste, vamos a poner un sonido súper chulo, esa es la parte más agradecida, y luego, presentarla al público. Ahora estoy en lo mejor, la ansiedad ya pasó.

Lo mejor es que la película ha tenido un largo recorrido por festivales de todo el mundo, se ha visto en Serbia, Francia, México, Chile… y aunque habla de algo local, la historia tiene mucho de universal, ¿cómo ha sido acogida en esos lugares tan diversos donde se ha proyectado, y como han recibido el mensaje que contiene?

Ahora está en Filmin, y en A Punt, en la Televisión Pública valenciana, y ya veremos que otras televisiones la ponen, la que ha tenido un recorrido por televisiones increíble ha sido [m]otherhood, en la televisión suiza, japonesa, etc. Y los festivales de Domingo Domingo han sido muy interesantes porque hemos comprobado que se entendía, porque al ser una historia tan local siempre tienes esta duda de decir, ¿se va a entender la historia, los matices, el humor? ¿se van a reír? Porque, para mí, era muy importante que en algún momento se te escape una sonrisa por lo menos, y la verdad que ha sido muy interesante verlo, aunque la verdad es que no se ríen igual en Serbia, que en Grecia. El pase de Grecia, que fue el estreno en Thessaloniki, que fue ahora justo hace un año, fue súper chulo, porque vino Domingo, que no había visto todavía la película, la vió allí en pantalla grande, y fue muy bonito ver como el se veía, y como se reían, y en el coloquio querían quemar Troya, estaban súper combativos, y preguntaban ¿pero en la cooperativa no os podéis unir, no podéis hacer algo? En Grecia también son la huerta de Europa, aunque menos que nosotros, que producimos muchísimo más, y se veían reconocidos, allí había mucha naranja hace tiempo, y entendían la problemática, y querían salir a quemar cosas, de repente. En otros países la han visto de una manera más serena, pero la han entendido perfectamente. Yo me quedaba dentro de la sala, para ver como reaccionaban, en los momentos de humor sobretodo, y ha sido muy bonito, porque son realidades humanas que parecen muy lejanas, porque son muy locales, pero están muy cerca de los sentimientos y de las vivencias de las personas, casi todos tenemos un link con lo rural, y te resuenan cosas, aunque seas de México, o de Francia, o de Chile, o de Serbia.

Para terminar nos gustaría que nos recomendaras tres documentales actuales que te hayan gustado, para los lectores y lectoras de NR.

Muy diferentes, pero que me parecen increíbles, “Smoke Sauna Sisterhood”, de Anna Hints, que tuve la suerte de conocerla a ella en el Berlinale Talents, que he estado hace unas semanas, en este programa de cineastas emergentes, y es un peliculón, que pasa casi completamente dentro de una sauna estonia, es increíble, sobre mujeres que van allí, a un espacio seguro, a limpiarse por dentro y por fuera, donde pueden hablar de traumas y de vivencias, y está tratada con un respeto y un cariño, sin sexualizar el cuerpo, es maravillosa.

Luego una película de casa, “Toda una vida” de Marta Romero, que es una película que ella se ha pasado doce años rodando a sus abuelos, su abuela tiene Alzheimer, no descubro nada porque se sabe desde el principio de la película, y es una historia de amor, más bonita que triste, porque es la historia de amor de sus abuelos, y como su abuelo vive toda la historia con ella, como la cuida… esa hay que verla.

Y luego “El agente topo” de Maite Alberdi, que no es tan actual, pero me encanta, y encima yo la vi en San Sebastian, justo cuando se acaba de morir mucha gente mayor en las residencias, en la pandemia, y tiene una habilidad para tocar las fibras sensibles.

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