Grecia se paraliza con una huelga general ante los sueldos de miseria y el alza de los precios

Las demandas que más se han gritado hoy en las calles de Grecia han sido las de un aumento salarial -el SMI es de 713 euros-, para hacer frente al alza de los carburantes y de la cesta de la compra

Por Angelo Nero

Este miércoles, 9 de noviembre de 2022, Grecia, siguiendo la oleada de huelgas y protestas contra la política económica que lleva golpeando a la clase trabajadora en toda Europa, ha salido a las calles con el lema “El sueldo no llega, las cuentas no cuadran”, y ha paralizado la industria, el comercio y la función pública, con decenas de miles de hombres y mujeres secundando una huelga general de 24 horas, hartos de sufrir los costes de una guerra que los griegos no quieren pagar.

Un sondeo publicado a mediados de este año mostraba que aunque el 45% apoyaba a Ucrania, un nada desdeñable 20% de su población se mostraba más afín a Rusia, y solo un 40% se mostraba propicio al envío de armas al gobierno de Volodímir Zelenski, mientras en el resto de la Unión Europea este porcentaje alcanza el 65%. La OTAN tampoco despierta la simpatía mayoritaria de la izquierda griega, que no olvida el papel de EEUU como cómplice de la dictadura de los coroneles, y también recuerdan la humillación sufrida tras el referéndum donde se atrevieron a votar no a las condiciones de rescate de la UE, el FMI y el BCE, la odiada troika europea, que aún así impuso sus condiciones, que empobreció todavía más a las clases populares.

Tampoco los griegos están mayoritariamente a favor de las sanciones a Rusia, poco más del 50% de los ciudadanos, mientras que en el resto de la Europa comunitaria este porcentaje tiene una media del 80%. Las demandas que más se han gritado hoy en las calles de Grecia han sido las de un aumento salarial -el SMI es de 713 euros-, para hacer frente al alza de los carburantes y de la cesta de la compra, la bajada de los impuestos directos -el IVA es del 24%, uno de los más altos de Europa- y la dimisión del gobierno derechista de Kyriakos Mitsotakis, que emprendió una dura reforma laboral en 2019, y con el que la inflación ha subido hasta el 12%.

La manifestación más multitudinaria ha tenido lugar en Atenas, marchando desde la Plaza Klathmonos hasta la Plaza Syntagma, frente al edificio del Parlamento, en el corazón de la capital griega, en la que participaron decenas de miles de personas, convocadas por los sindicatos mayoritarios, como la GSEE (Confederación General de Trabajadores Griegos), y otras fuerzas de izquierdas, en una ciudad en la que hoy no circulaban los transportes públicos, el metro estaba cerrado, y los taxis y autobuses secundaron también la huelga general.

Los sindicatos ferroviarios paralizaron también los trenes de buena parte del país, mientras que la Federación Marítima Panhelénica que se sumó al paro general, aseguró que la mayor parte de los barcos permanecieron en sus puertos, sin conexión marítima entre las islas del Egeo y el continente. El aeropuerto de Atenas ha sufrido una drástica reducción de su tráfico, debido a que los controladores aéreos se han sumado al paro. La huelga ha sido secundada también mayoritariamente por los medios de comunicación, sin emisiones en la radio y en la televisión.

Los trabajadores de nuestro país, tanto del sector público como del privado, luchamos contra la inflación que está estrangulando a hogares y ciudadanos. Los trabajadores viven en una crisis permanente desde hace 12 años mientras la oligarquía económica aumenta su riqueza y sus ganancias. Los años han pasado y la crisis se ha agravado, las cargas permanecen, los derechos se reducen. Vamos a la huelga y exigimos que el gobierno tome medidas aquí y ahora”, señalaba el comunicado conjunto de los sindicatos convocantes.

Al finalizar las manifestaciones de Atenas y Tesalónica ha habido enfrentamientos con las fuerzas de orden público, que emplearon abundante material antidisturbios, con gases lacrimógenos y granadas aturdidoras, que fueron respondidas con lanzamiento de cócteles molotov, practicándose una docena de detenciones.

El PAME (Frente Militante de Todos los Trabajadores) hizo un llamamiento muy crítico con los sindicatos y fuerzas de la izquierda mayoritarias: “La propia vida confirma que la política de subsidios y “aumentos moderados” de la GSEE (miembro de la CES en Grecia) no puede resolver los crecientes problemas de la gente. Y al mismo tiempo están encontrando miles de millones de euros del presupuesto estatal para apoyar intervenciones bélicas, abriendo las bóvedas para la compra de armamento y armamento. Llaman a la gente a vivir del racionamiento eléctrico, a aprender en la oscuridad controlada, a bajar la temperatura del termostato para avanzar en los objetivos de crecimiento verde marcados por la UE y los grandes grupos empresariales.

Estas políticas antipopulares implementadas por el gobierno de Nueva Democracia hoy, como en el pasado por los gobiernos de SYRIZA y PASOK, buscan rebajar las demandas de los trabajadores y culpabilizar a las demandas de los trabajadores que reclaman nuestras necesidades modernas.

No confiar en el sindicalismo controlado por los empleadores y los gobiernos, en GSEE y ADEDY (miembros de la CES en Grecia). Han jugado un papel activo en el ataque que hemos sufrido a lo largo de los años, en la reducción de las demandas de los trabajadores. Actúan e intervienen para cultivar en los trabajadores la posición de “fortaleza de la economía” y la competitividad de los grupos empresariales. Son defensores de la “asociación social” y los “diálogos sociales” que conducen a nuestra derrota. Que nadie se deje engañar por las maniobras que utilizan para convencer a los trabajadores de que son “independientes” de sus partidos cuando implementan sus políticas antipopulares. Ya no engañan a nadie.”

1 Comment

  1. Francia, Grecia y Bélgica, contestan ante el rostro de hormigón armado que gastan los ejecutivos de las grandes corporaciones.
    Este alza inflacionista es una estafa que se viene a sumar a la inmobiliaria.
    Es increíble el desparpajo que gastan.
    Quieren de un plumazo suprimir las subidas salariales de estos últimos años, y que las clases bajas paguemos una guerra que no es nuestra, que ha sido provocada por oligopolios.

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