¿Estamos preparados para una nueva crisis económica?

Por Joan Ramón Sanchis Palacio
Catedrático Organización de Empresas y Director Cátedra Economía del Bien Común


Los principales economistas a nivel mundial predicen una nueva crisis económica para comienzos del 2020, cuando aún no nos hemos recuperado de la anterior. Ante este panorama surge la cuestión sobre si esta vez nos hemos preparado para hacer frente a la nueva crisis, aunque la respuesta es bastante obvia. Pero vayamos por partes. Vamos a explicar primero porque pensamos que se avecina una nueva crisis económica y después daremos respuesta a si estamos o no estamos preparados para afrontar la crisis.

A nivel mundial se observa que las dos locomotoras económicas, EE.UU. y Alemania, están mostrando ya síntomas de desaceleración económica. El PIB de Alemania está teniendo crecimientos negativos desde el segundo trimestre del 2019 y sus exportaciones están sufriendo también importantes caídas. Esta caída de la economía alemana se está trasladando al conjunto de la economía de la Unión Europea, que ve como las tasas de crecimiento se van reduciendo según datos de Eurostat. Por su parte, EE.UU. también está mostrando una desaceleración desde comienzos del 2019 y su producción industrial está cayendo por primera vez desde mayo de 2018. De momento, las caídas no son muy pronunciadas, pero hay que tener en cuenta que una caída de unas décimas en estos dos países, se pueden traducir en caídas de varios puntos en otros países. Además, hay dos factores internacionales que están acelerando la crisis: la guerra comercial iniciada por Donald Trump contra China primero y recientemente contra Europa, lo que perjudica al comercio mundial con la implantación de aranceles; y el Brexit, que de momento sigue sin llegarse a un acuerdo entre el Reino Unido y la Unión Europea. La inestabilidad política es también un factor que puede afectar a la economía mundial.

Como se puede observar, los indicadores macroeconómicos (producción, empleo, inflación, sector exterior) no son nada positivos.

Ante la crisis que se avecina, ¿está la economía española preparada para enfrentarse a ella? Si tenemos en cuenta que las dificultades estructurales de la economía española siguen existiendo, sin duda la respuesta es negativa. No, no estamos preparados, y además esta vez los efectos pueden ser incluso peores que los de la crisis financiera de 2008. Además, existe una inestabilidad política añadida, por la falta de un gobierno central y por el conflicto político entre España y Catalunya, que crean una mayor incertidumbre económica. El modelo económico y productivo español sigue siendo un modelo low cost basado en el bajo valor añadido de sus productos/servicios, en la fuerte temporalidad y precarización del empleo y en la baja formación en administración y dirección de las empresas. Sigue habiendo una gran dependencia de dos sectores, turismo y construcción, que muestran una gran inestabilidad y que son muy sensibles a las crisis. El sector turístico, además, se va a ver afectado por el Brexit y por la caída de poder adquisitivo del resto de países. Las tasas de desempleo siguen siendo altas (por encima del 10%), a pesar de los años de crecimiento económico que han seguido a la crisis del 2008; los salarios son también bajos, por debajo de la media europea, lo que afecta al poder adquisitivo, lo que a su vez afecta al consumo. Tengamos en cuenta que durante la crisis del 2008, la tasa de desempleo española llegó al 25% y que los niveles de desigualdad, pobreza y exclusión se dispararon. El que el IPC (Índice de Precios al Consumo) esté cayendo durante estos últimos meses, indica que el poder adquisitivo no se ha recuperado tras los años de crecimiento y está habiendo una caída de las ventas de las empresas. Las pensiones siguen estancadas y el modelo público de pensiones sigue siendo insostenible. Además, diferentes empresas están anunciando nuevos ERES (bancos, grandes empresas, empresas multinacionales), lo que prevé una subida de las tasas de desempleo. Como se puede observar, los indicadores macroeconómicos (producción, empleo, inflación, sector exterior) no son nada positivos.

Nada se ha hecho por resolver los problemas estructurales del modelo económico español, salvo sanear bancos con dinero público y privatizar empresas

Hay otro elemento importante a tener en cuenta, que puede agravar las consecuencias de la crisis y que es la deuda pública del Reino de España. Esta se sitúa en el 97% del PIB y se ha mantenido muy próxima al 100% desde hace ya bastantes años. Tengamos en cuenta que una parte importante de esta deuda la mantiene la Unión Europea, con la compra de deuda por parte del Banco Central Europeo. ¿Qué pasará cuando la Unión Europea decida no seguir comprando deuda pública española?. El matenimiento de un sistema de financiación autonómica obsoleto (hace ya 6 años que caducó y que se debería de haber actualizado), afecta especialmente a comunidades autónomas que históricamente han sido locomotoras de la economía española, como Catalunya, la Comunidad Valenciana y Baleares. Es especialmente sangrante y grave la situación de infrafinanciamiento de la Comunidad Valenciana, que la sitúa en el primer puesto del ranking de comunidades en cuanto a deuda pública (por encima del 40% del PIB).

Nada se ha hecho por resolver los problemas estructurales del modelo económico español, salvo sanear bancos con dinero público y privatizar empresas. La gran oportunidad perdida y una vez más nos enfrentamos a una crisis siendo la economía peor preparada, o de las peor preparadas, de Europa. España podría ser la Grecia de la crisis del 2020.

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