Se cumplen ya dos años de su prisión provisional, un tiempo que en cualquier país medianamente democrático se considera un tope no superable y sin que Polonia dé muestras de querer fijar, de una vez, fecha para la celebración de un juicio.
Por Agencia Mp3 / LQSomos
En la mañana del lunes 26 de febrero, se ha celebrado una rueda de prensa, en la sede del Sindicato de Periodistas de Madrid, para explicar la situación del periodista español preso en Polonia, Pablo González. El día 28 Pablo cumplirá dos años en la prisión de Radom, renombrada como el “Guantánamo” europeo. Su situación en estos dos años no ha variado, y tal como a expresado una portavoz del Grupo de apoyo Free Pablo el caso está paralizado y Pablo González se despierta cada día en “El día de la marmota”…
Dos años sin Pablo. Dos años de indefensión
Este miércoles, 28 de febrero, el periodista español Pablo González cumplirá dos años de prisión provisional, en unas condiciones inaceptables, en esto que algunos llaman el “jardín civilizatorio” europeo. Pablo está en prisión preventiva, bajo la genérica acusación de espía ruso, pero sin que, después de 24 meses, la Fiscalía polaca haya facilitado una mayor concreción, ni las supuestas pruebas que debería poner en conocimiento de la defensa.
Nos gustaría venir hoy aquí a contar algo diferente, explicar las novedades del caso, cómo va evolucionando, pero lo cierto es que no hay ninguna evolución. Pablo González está congelado en el tiempo y se despierta todos los días en el día de la marmota. Él, su mujer y sus tres hijos. Para un chaval de 8 años para 9, dos años sin poder ver ni hablar por teléfono con su padre, es una eternidad. Es algo que jamás podrán compensarle, es un tiempo que le han robado a Pablo, a sus tres hijos, a su mujer y a toda su familia.
En Polonia ha habido un cambio de gobierno hace menos de tres meses. El nuevo primer ministro, Donald Tusk (Plataforma Cívica), viene a sustituir al ultraderechista Partido Ley y Justicia (PiS). Pero todavía no podemos decir si este cambio tendrá efectos positivos para el caso de Pablo. Hasta la fecha, su situación no ha cambiado en nada y, de hecho, el pasado 15/02 se volvió a prorrogar por tres meses más la prisión provisional.
Pablo González se encuentra en la cárcel de Radom, en un régimen de semi-aislamiento: 23 horas al día encerrado en una celda de cinco metros cuadrados sin luz natural y con apenas una hora de paseo en un patio diminuto. Y cada vez que sale y entra de la celda, incluso para ese paseo, es cacheado y esposado.
En todo este tiempo solo le han permitido dos visitas de su esposa y ni siquiera puede hablar por teléfono con sus hijos. Se le censuran las cartas y le son entregadas con meses de retraso, igualmente sucede con las que él envía. Si ya a esa prisión se le denomina el Guantánamo europeo, Pablo González se halla en una cárcel dentro de esa cárcel, el módulo de máxima seguridad, al ser considerado como preso de alta peligrosidad. Un periodista.
Polonia es un país miembro de la Unión Europea y, como tal, debe cumplir sus normas. En el caso de Pablo, Polonia viola todas las convenciones internacionales y las resoluciones europeas sobre garantías procesales y sobre Derechos Humanos. Polonia ha sido sancionada en varias ocasiones por la UE por incumplimientos de esas normas, y de hecho tiene bloqueada la financiación de la UE desde el verano de 2023 por la politización de su sistema judicial.
A pesar de iniciativas como la carta pública dirigida este otoño al entonces ministro de Justicia de Polonia, Zbigniew Ziobro, firmada por 14 miembros del Parlamento Europeo. A pesar de la recomendación del comisario de Justicia, D. Didier J. L. Reynders, que recordó que la Decisión Marco 2009/829/JAI del Consejo permite que, dentro de la Unión Europea, un sospechoso sea objeto de “medidas de vigilancia” en su país de origen hasta que el juicio tenga lugar en otro país, en lugar de ser sometido a prisión preventiva en un país extranjero, a pesar de todo ello, Bruselas nunca ha requerido formalmente a Polonia que respete las garantías procesales y los derechos humanos en el caso concreto de Pablo González.
Pero a ese silencio de la Unión Europea, se suma, y es lo más doloroso, la inexplicable inacción del Gobierno español y, entre todos sus miembros, se lleva la palma el titular de la cartera de Asuntos Exteriores, Don José Manuel Albares, quien ha sido capaz de afirmar en varias ocasiones, ante medios de comunicación y en programas de televisión en directo y a reiterar la penúltima vez en su comparecencia ante la Comisión de Exteriores del Congreso de los Diputados, que se están respetando todos los derechos Pablo González, que la justicia de Polonia aplica sus leyes y sus protocolos de forma adecuada y que el reo está atendido perfectamente por el cónsul en Varsovia.
Pero Albares, que miente y lo sabe, no ha hecho nada para que Pablo González pueda comunicarse, aunque solo sea telefónicamente con sus hijos, no ha hecho nada por incrementar las visitas familiares, o para que tenga una asistencia letrada plena, no ha hecho nada para que su prisión provisional pueda cumplirla en España, y en ningún momento ha manifestado ninguna queja contra las condiciones inhumanas de prisión en las que se encuentra Pablo. Ni una palabra, salvo mentiras en los platós de televisión, en los que ha llegado a cuestionar su derecho a la presunción de inocencia.
Penoso y doloroso es, también, el silencio de muchos de los medios de comunicación españoles, el silencio cómplice de la mayor parte de sus compañeros de profesión, incapaces de movilizarse y de rebelarse contra la censura que se practica en este caso flagrante, por los propietarios y directivos de los medios, sin otro propósito sino el de colaborar con el linchamiento psicológico al que está siendo sometido Pablo González y sus familiares, sin que sepamos aun bien por qué razón y con qué propósito.
Se cumplen ya dos años de su prisión provisional, un tiempo que en cualquier país medianamente democrático se considera un tope no superable y sin que Polonia dé muestras de querer fijar, de una vez, fecha para la celebración de un juicio.
Exigimos que se respete su presunción de inocencia y que Pablo González sea juzgado YA con todas las garantías legales.
Exigimos que se respeten sus Derechos Humanos.
Y exigimos que el Ministerio de Asuntos Exteriores, mediante la diplomacia, actúe en defensa de un ciudadano español, como lo hace en otras ocasiones.
Con esta última exigencia, el grupo madrileño de apoyo #FreePabloGonzalez convoca una concentración ante el Ministerio de Asuntos Exteriores, Plaza de la Provincia, s/n de Madrid, el miércoles 28 de febrero a las 19 horas. Esa misma mañana estaremos en el registro ministerial para volver a inscribir nuestra novena carta al Ministro José Manuel Albares, con la petición de que el Estado español exija a Polonia que deje de vulnerar los derechos de Pablo González y que se aplique la recomendación de la UE para que pueda cumplir en España la prisión provisional en espera de la celebración cuanto antes de un juicio justo y con garantías.
En este noveno escrito también volveremos a pedir ser recibidos por el ministro o algún miembro de su gabinete. Tristemente a día de hoy, ninguno de los escritos entregados anteriormente ha tenido respuesta, y de hecho el ministerio no se ha puesto en ningún momento en contacto con la familia en estos dos años.
Actos DOS AÑOS SIN PABLO
28 de febrero
Bilbao. 12:00 Acto sobre el caso de Pablo González. Auditorio Facultad Ciencias sociales y de la comunicación.
Madrid. 19:00. Concentración frente al Ministerio de Asuntos Exteriores.
Gernika, 19:00. Concentración Fuente de Merkurio
Barcelona, 19:00 Concentración Plaza del Rei
Bilbao. 15:00 / Miramón-Donosti 14:45. Sedes EuskalTelebista. Concentración personal EiTB
¡Hacer periodismo no es delito!
Fotografías de Luis Manglano.
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