Valor del trabajo, huelga y participación

Unión, sindicación, huelga, protestas, es la senda necesaria para recorrer el camino de la ampliación de derechos laborales y porque no, de incluir entre esos derechos el derecho a participar en la toma de decisiones en las empresas.

Más de 11.000 miembros del Sindicato de Guionistas de Estados Unidos se declararon en huelga a principios de mayo de 2023 y paralizaron la producción fundamentalmente de series de televisión. Las principales productoras afectadas han sido las de Amazon, Apple, CBS, Disney, NBC Universal, Netflix , Paramount Global, Sony y Warner Bros. Grandes compañías, grandes empresas en el paraíso del capitalismo que extienden sus tentáculos por todo el planeta, que han visto paralizada su actividad por unas aparentes simples reivindicaciones, subidas salariales, percepción de parte de los beneficios empresariales que estas productoras han disparado por el desarrollo imparable de las plataformas de “streaming” y regular el uso de la Inteligencia Artificial (IA) en la guionización de las producciones audiovisuales.

Si algo se ha demostrado con la huelga de guionistas en EEUU en Hollywood es la importancia de la fuerza del trabajo. Se demuestra siempre con cualquier huelga de trabajadores y trabajadoras, pero este caso es paradigmático por producirse en EEUU, en una industria gigantesca a la que acudimos todas a diario en mayor o menor medida.

Tras 148 días, la huelga llega a su fin. El Sindicato de Guionistas de Estados Unidos (WGA) logró un acuerdo con las productoras y desde el 27 de septiembre se acabó el paro. Los incrementos salariales y de los ingresos residuales derivados de la audiencia generada por los contenidos en streaming han sido sustanciales.

Seguramente escribirán un guion fantástico sobre estos meses de lucha por sus derechos.

Se pone encima de la mesa que los beneficios que obtienen las empresas son en buena medida obtenidos por la excelente labor de sus trabajadores y trabajadoras y que como tales excelentes trabajadores y trabajadoras deben recibir una parte de esos beneficios obtenidos que como se ha demostrado no se generarían sin el concurso de la fuerza del trabajo bien hecho.

Huelga y manifestaciones, una manifestante decía: “Los sindicatos deben permanecer unidos”, a lo que yo añado, los trabajadores y las trabajadoras deben permanecer unidas en la lucha por defender sus derechos que no es otra cosa que defender el valor de su trabajo.

El valor del trabajo, de las habilidades, de los conocimientos, de la experiencia, del esfuerzo, en definitiva, del capital humano, ese capital que no se acumula en forma de propiedades, en forma de valores bursátiles, en anotaciones en cuenta, sino que se acumula de forma subjetiva y experiencial. Poner en valor la fuerza laboral al mismo nivel del valor del capital o por encima de este debe ser el objetivo de la lucha de trabajadores y trabajadoras de todo el mundo. Romper el paradigma del capitalismo de que el casi único y principal capital necesario para impulsar la actividad es el capital empresarial.

Leía en las redes sociales hace unos días lo que publicaba alguien: “Hoy me levanté temprano para ir a trabajar porque, aunque el empresario es el que genera la riqueza, por algún motivo extraño me necesita ahí a primera hora”.

Hoy tras la vuelta al trabajo de las plantillas de guionistas, las compañías de producciones audiovisuales han vuelto a poder poner en marcha sus gigantescas maquinarias de creación de entretenimiento. Esto solo demuestra que todas las piezas del engranaje empresarial son necesarias y como tales deben de ser retribuidas y tenidas en cuenta.

El sindicato de guionistas estadounidenses no solo ha conseguido mejoras retributivas, sino que también ha incidido en la gestión de las propias compañías, consiguiendo que se limite el uso de la Inteligencia Artificial en la producción de series y películas.

Esto último pone encima de la mesa la necesidad de que las plantillas incrementen sus derechos en la gobernanza de las empresas. En algunos países como Suecia y Alemania ya se empiezan a dar algunos pasos en esta dirección y en la que podríamos enmarcar también lo conseguido por los sindicatos de guionistas de EE.UU. sobre la limitación del uso de la IA para guionizar series y películas por parte de estas grandes compañías de producción audiovisual.

En esta dirección viene proponiendo el economista Thomas Piketty en el desarrollo del modelo que él llama de “socialismo participativo”, la participación de las plantillas de las empresas en sus consejos de administración y por ende en la toma de todas las decisiones corporativas. Piketty propone que el 50% del derecho de voto en los consejos de administración recaiga en la plantilla de la empresa.

Unión, sindicación, huelga, protestas, es la senda necesaria para recorrer el camino de la ampliación de derechos laborales y porque no, de incluir entre esos derechos el derecho a participar en la toma de decisiones en las empresas.

La huelga de guionistas norteamericanos y su resolución demuestran que la unión en la lucha sirve para conseguir mejoras laborales incluyendo la percepción de parte de los beneficios corporativos, y además que la participación en la toma de decisiones empresariales por parte de las plantillas es necesaria y debe ser una aspiración de trabajadores y trabajadoras para las próximas décadas.

El pasado 7 de octubre se celebró la Jornada Mundial del Trabajo Decente organizada por la Confederación Sindical Internacional (CSI) y respaldada por la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

Según la OIT se entiende por trabajo decente,

el que ofrece oportunidades para que los hombres y mujeres puedan desempeñar un trabajo productivo en condiciones de libertad, equidad, seguridad y dignidad humana, en el que los derechos son protegidos y que cuenta con remuneración adecuada y protección social.

La persona que piense que ese trabajo decente tan bien dibujado por la OIT se va a conseguir por parte de los trabajadores y las trabajadoras sin unión en torno a sindicatos, sin poner encima de la mesa en su justa medida el valor del trabajo, sin lucha y sin conseguir la participación real en la toma de decisiones empresariales, es un ingenuo. La prueba, la huelga de guionistas en EE.UU. y los objetivos alcanzados con la misma.

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