The Walk-in y los orígenes del fascismo británico

Una serie británica, The Walk-in, nos trae la historia del grupo neonazi Acción Nacional, a través de la figura real de Matthew Collins, que en su juventud militó en varias organizaciones fascistas, hasta que se convirtió en informante para la revista antifascista Searchlight.

Por Angelo Nero | 17/12/2023

El fascismo en Gran Bretaña tuvo entre sus máximos exponentes a Oswald Mosley, un aristócrata inglés que, después de pasar por el parlamento británico en las filas de los partidos conservador y laborista, creó, en 1932, la Unión Británica de Fascistas (British Union of Fascists, BUF), que en 1936 cambió el nombre por el de Unión Británica de Fascistas y Nacionalsocialistas (British Union of Fascists and National Socialists), que llegó a tener 50.000 miembros y un grupo paramilitar, la Fuerza de Defensa Fascista, conocidos como los Blackshirts. Las simpatías de Mosley por el nazismo alemán eran tan evidentes que se casó por segunda vez en la residencia de Joseph Goebbels, con Adolf Hitler como invitado. En 1940, tras el inicio de la Segunda Guerra Mundial, Oswald Mosley fue encarcelado por las autoridades británicas, y su partido fue proscrito. La popular serie Peaky Blinders rescató su figura, siendo interpretado por el actor Sam Claflin.

Pero el fascismo no es cosa del pasado en el Reino Unido, el Frente Nacional (National Front, NF), fundado en 1967, por un antiguo miembro de la BUF, A. K. Chesterton, en la década de los setenta llegó a ser el cuarto partido político británico en porcentaje de votos, aunque esto apenas se tradujo en un numero reducido de concejales. Con un mensaje anti-inmigración tuvo sus mayores apoyos entre los trabajadores blancos de la clase media baja del norte de Inglaterra y del este de Londres. En 1972 se unió al NF, el Movimiento de Gran Bretaña (Greater Britain Movement), de John Tyndall, de raíces nacional-socialistas que reivindicaban la herencia de Mosley. En los años siguientes el NF protagonizó varias marchas callejeras y enfrentamientos con grupos antifascistas, como en los desórdenes de 1974 en Red Lion Square y en la batalla de Lewisham de 1977.

En 1982 John Tyndall abandona el NF y crea el Partido Nacional Británico (British National Party, BNP), y mantiene una agresiva política contra la inmigración, creando una organización paramilitar, Combat 18. A finales de los años noventa, bajo el liderazgo de Nick Griffin, el BNP centró su mensaje en el antisemitismo y la islamofóbia, alentada tras los ataques del 11-s, e intentó ganar adeptos ampliando su discurso con temas sociales y económicos. El partido creció en las urnas, ganando más concejales, y en las elecciones generales de 2010 consiguieron medio millón de votos. Un año antes, en las elecciones al parlamento europeo, el BNP consiguió dos escaños, que llevaron a Andrew Brons y a Nick Griffin a Estrasburgo, con cerca de un millón de votos.

Tras el declive de BNP, uno de sus antiguos miembros, Alex Davies, y Benjamin Raymond crean, en 2013, Acción Nacional (National Action, NA), con clara orientación neonazi y centrada en el activismo callejero. Por sus actividades violentas, varios de sus miembros fueron juzgados y condenados, y la organización fue ilegalizada en 2016 en virtud de la Ley anti-terrorista, aunque todo indica que la actividad de Acción Nacional ha continuado desde la clandestinidad.

Una serie británica, The Walk-in, dirigida por Paul Andrew Williams y guionizada por Jeff Pope (nominado al Oscar por Philomena), nos trae la historia de este grupo neonazi, a través de la figura real de Matthew Collins, que en su juventud militó en el NF, BNP y Combat 18, hasta que se convirtió en informante para la revista antifascista Searchlight. Collins (interpretado por Stephen Graham), que ahora dirige la asociación anfifascista y antirracista Hope Not Hate, recogió sus vivencias en el libro “Nazi Terrorist: The Story of National Action”, en el que se apoya el guión escrito por Jeff Pope. En 1993 sus compañeros descubrieron que Collins se había convertido en un informante, tras lo que se exilió a Ausralia durante una década.

Regresó diez años después y trabajó durante un tiempo como infiltrado en Belfast, donde el BNP quería establecerse, y tomó contacto con los paramilitares de la Asociación en Defensa del Úlster (Ulster Defence Association, UDA), ayudando a encarcelar a más de medio centenar de militantes de extrema derecha. En 2017 ayudó a desmantelar la trama terrorista de Acción Nacional, a través del infiltrado Robbie Mullen, cuya historia se cuenta en The Walk-in.

En una reciente entrevista realizada por Miquel Ramos para La Marea, Matthew Collins señalaba: “El poderío del ejército nazi no pudo invadir Gran Bretaña durante la Segunda Guerra Mundial, pero hoy nuestro gobierno califica de invasión a la gente desesperada que llega en pateras. Y tenemos un gobierno que considera a los pobres y desesperados que huyen a este país como una especie de invasores a la altura de los nazis. Así que si la gente tiene problemas con los antifascistas, que espere a ver cómo sería la vida sin antifascistas. Con máscaras negras o con caras arco iris, con el pelo de color rosa o sin él, sin nosotros, Europa habría sido un lugar muy diferente. Y sin nosotros, podría ser un lugar aún peor.”

Recibiendo constantes amenazas de muerte, y teniendo que cambiar de domicilio con frecuencia, Matthew Collins colaboró con los creadores de The Walk-in, cuyo rodaje se mantuvo en secreto, “la seguridad era extremadamente estricta, incluso se discutió si se emitiría la lista completa de créditos con los nombres de todos los implicados”, declaró a The Guardian tras el estreno de esta serie, que nos trae una interesante reflexión sobre las motivaciones por las que una juventud desencantada y sin futuro puede acabar en los brazos del fascismo, tal y como le ocurre a uno de sus protagonistas, Robbie Mullen, al que da vida Andrew Ellis, conocido por su participación en la saga This Is England.

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