Por Angelo Nero
Abiy Ahmed, primer ministro de Etiopía, sigue enfrentado a múltiples desafíos que no solo están debilitando a marchas forzadas su gobierno, sino que están desestabilizando gravemente al estado más importante del Cuerno de África, y el segundo más poblado del continente.
Desafíos que no se han solucionado con las recientes elecciones legislativas, muy cuestionadas por la oposición, cuyos resultados definitivos todavía no han sido proclamados, ni con el alto el fuego y la posterior retirada del ejército etíope de la región rebelde de Tigray, con la intención de proteger al país de “amenazas externas”, en sus propias palabras, una referencia velada a Sudán y Egipto, en conflicto con Etiopía por la construcción de la Gran Presa del Renacimeinto, que mermará considerablemente el caudal del Nilo, esencial para la economía de los dos países ribereños.
Otro frente interior que permanece activo y parece agravarse es el de la Oromía, donde los dos principales grupos opositores, el Frente de Liberación Oromo (OLF), y el Congreso Federalista Oromo (OFC), han rechazado las últimas elecciones y han instaurado “un gobierno de transición”, declarando la ilegitimidad del gobierno regional.
El pueblo oromo es el mayor grupo étnico de Etiopía, aunque también está presente en el norte de Kenia y en Somalia, además de tener una importante diáspora en EEUU, y está compuesto por unos 35 millones de individuos, y a pesar de su peso demográfico en el estado etíope, ha estado tradicionalmente marginado del poder.
Esto ha causado varias revueltas, muchas lideradas por el OLF, surgido en 1973, que tiene su expresión armada en el Ejército de Liberación Oromo (OLA), con el que combatió al imperio de Haile Selassie, al Derg marxista-leninista de Mengistu Haile Marian, y también a su sucesor, al también comunista gobierno de Meles Zenawi, que intentó resolver la cuestión territorial mediante el federalismo étnico.
El Frente de Liberación Oromo es miembro de la Organización de Naciones y Pueblos no Representados, fundada en La Haya, en 1991, que incluye a organizaciones de 43 paises, entre los que están la Asamblea Nacional Catalana, el Partido Democrático del Kurdistán Iraní, el gobierno de Somalilandia, el Movimiento Papúa Libre, o el Frente para la Liberación Nacional de Ogaden (FLNO), que combate también al gobierno etíope.
En 1990, el TPLF de Zenawi, propició la creación, en un intento de neutralizar al OLF, la Organización Democrática del Pueblo Oromo (OPDO), para integrar el gubernamental Frente Democrático Revolucionario del Pueblo Etíope (EFDPR), 2019 se disolviéndose en el Partido de la Prosperidad, del primer ministro Abiy Ahmed.
El EFDPR destruyó los campamentos de la OLF, y a finales de la década de 1990 la resistencia oromo trasladó su dirección a Eritrea, donde recibieron armas y entrenamiento militar del gobierno de Asmara. En 2006 se retiraron a Kenia para reagruparse, y finalmente, en 2018, firmaron un tratado de paz con el gobierno etíope, con la presencia del líder de la OLF, Dawud Ibsa, del presidente de Eritrea, Isaias Afwerki, del presidente de la región Oromo, Lemma Megersa –que fue ministro de defensa etíope también-, y del jefe de asuntos exteriores etíope.
Sin embargo, una importante facción del Ejército de Liberación Oromo (OLA) acusaría al gobierno de incumplir los acuerdos y volverían a tomar las armas, tomando protagonismo tras el estallido de Metekel, entre milicias de las etnias gumuz, amhara, agaw y oromo, por el control de las fértiles tierras de esa región. También, en junio de 2020, volverían a destacar en los disturbios causados tras el asesinato del cantante y activista oromo Hachalu Hundessa.
El OLF denunció la presencia, a principios de mayo de este presente año, de tropas eritreas en Oromia Occidental: “Las fuerzas armadas etíopes, las milicias locales, las fuerzas especiales amharas y el ejército de Eritrea están en guerra contra la Oromía.” A la vez que anunciaban su boicot a las elecciones legislativas, junto al Congreso Federalista Oromo (OFC).
El OFC es la otra gran organización opositora oromo, pero, a diferencia del OLF, promueve el cambio político por medios no violentos, pese a lo cual su secretario general, Bekele Gerba, estuvo encarcelado en varios periodos desde 2011 hasta la actualidad. El OLF y el OFC han reiterado una y otra vez que las prácticas ilegales del partido gubernamental van contra la ley de la tierra, lo que ha exacerbado el conflicto entre los ciudadanos y el régimen, así como las relaciones intercomunitarias al tiempo que ha cargado contra las promesas vacías de Abiy.
Por ello los dos principales grupos de oposición oromos han declarado nulas las elecciones y anunciado la creación del Gobierno Nacional de Transición en la Región de Oromía (GNTRO), a partir del 1 de julio de 2021, con un mandato de tres años, hasta que se reúnan las condiciones para nuevas elecciones.
“El GNTRO surge en un momento crítico en la historia de la región, cuando el TPLF vuelve a recuperar el control de Tigray tras una sangrienta guerra contra las fuerzas federales y cuando el país está cada vez más sumido en el caos”, han afirmado en un comunicado conjunto.
La rebelión de los oromos parece haber sumado fuerzas para enfrentarse al gobierno federal, lo que complica todavía más el futuro político de Abiy Ahmed, e incluso la integridad territorial del estado etíope.
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