Les Misérables: el fracaso del capitalismo y su ausencia de planificación social y migratoria

La película ‘Les Misérables’, galardonada en el Festival de Cannes, ofrece al espectador una radiografía social de la marginalidad en los suburbios franceses.

Por Oriol Sabata | 2/04/2024

Les Misérables (2019), del cineasta frances Ladj Ly, es un film ambientado en el suburbio parisino de Montfermeil que narra la terrible realidad social que se vive en la banlieue (periferia). En la barriada donde transcurre la historia, el Estado está claramente ausente. Un lugar donde reina la delincuencia y donde distintas mafias ejercen su dominio para garantizar un frágil orden de carácter criminal. En el film, la única autoridad pública está representada por la Brigada de Lucha contra la Delincuencia (BAC), conformada por tres policías que patrullan la zona. Unos agentes que representan también las dos caras de los cuerpos de seguridad: por un lado el idealismo, encarnado por Stéphane Ruiz, y por otro la corrupción y el abuso de poder ejercidos por sus compañeros Chris y Gwada.

El largometraje pone el foco en las nuevas generaciones. Una juventud que es carne de cañón, que crece en un ambiente marginal y sin referentes positivos. Se muestra ante el público una sociedad paralela donde sus residentes, sin perspectiva de futuro alguna, quedan atrapados en el oscuro pozo del lumpen proletariado. Llama la atención como en medio de este panorama, los hermanos musulmanes ganan terreno estableciendo mezquitas y captando a jóvenes del barrio para introducirlos en el islam, con todos los riesgos de radicalización que puede derivarse de ello. En este sentido, el realizador Ladj Ly hace un ejercicio de cierto lavado de imagen del islamismo situando como único referente positivo del barrio a Salah, un exdelincuente reconvertido en Imán.

Así, el crimen y la religión ocupan el espacio que ha abandonado el Estado capitalista. No existe intervención alguna por parte de la administración en cuanto a planes de choque contra la delincuencia, o por transformar la realidad material de los habitantes de Montfermeil, de manera que los jóvenes de la barriada terminan asociando al Estado únicamente con la policía, es decir, con elementos de represión.

Les Misérables refleja a la perfección el polvorín que hay tras la idealizada multiculturalidad y el fallido modelo migratorio francés, que se replica en otras grandes ciudades europeas. Un capitalismo de corte globalista que ha fomentado flujos masivos de personas en ausencia de planificación migratoria, de recursos sociales y de planes de integración efectivos en la sociedad de acogida, dando lugar a la conformación de auténticos guetos y nidos de pobreza y delincuencia, donde las tensiones entre africanos, magrebíes y gitanos son permanentes y también los estallidos de violencia contra la policía. Un orden criminal que surge fruto de la desregulación migratoria y la falta de políticas sociales por parte de la clase dominante francesa. Una élite que se ha desentendido de la problemática y que observa con pasividad desde la comodidad de sus confortables barrios de la zona alta.

Se el primero en comentar

Dejar un Comentario

Tu dirección de correo no será publicada.




 

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.