La propuesta de Sumar y su dudosa contribución a la resolución del conflicto del Sahara Occidental

Marruecos aplaude mientras España se juega un error monumental. Sumar divide opiniones con la propuesta de nacionalidad para los saharauis.

Por Héctor Santorum | 9/12/2023

Enrique Santiago ha asegurado que la iniciativa se puso en conocimiento del PSOE y éste no planteó objeciones.

Salmi Ghailani «La causa Saharaui está condenada a obtener su independencia desde la perspectiva que marcó la guerra desde el inicio, una perspectiva que jamás se debió abandonar.»

Taufig Moulay “La sociedad saharaui está harta. Cada paso que da la administración española es una gota más que acabará colmando el vaso.”

Bajo la intensa luz del debate parlamentario, una proposición de ley presentada por el grupo parlamentario Sumar ha avivado las llamas de la discusión, desencadenando opiniones en torno a la identidad y la justicia histórica. La propuesta, busca otorgar la nacionalidad por carta de naturaleza a los saharauis nacidos bajo la administración española, especialmente aquellos nacidos antes de 1976, no solo ha sacudido las paredes del hemiciclo, sino que también ha resonado en la comunidad saharaui.

España podría volver a cometer un error histórico y esta vez con graves consecuencias haciendo un gran favor a Marruecos para legitimar una bolsa ingente de futuros votantes. Si no se sientan bases de identificación muy estrictas.

Esta población, cuya narrativa se teje con hebras de ocupación, lucha y la búsqueda de reconocimiento, se encuentra ahora en el centro de un diálogo que va más allá de las fronteras políticas. Conforme a las reglas generales del Derecho de la nacionalidad, «los naturales del territorio colonial carecen de una nacionalidad distinta de los del Estado colonizador, dado que no poseen una organización estatal propia».

La iniciativa, al plantear la cuestión de la nacionalidad, destaca elementos como la conexión lingüística, la representación en las Cortes durante la dictadura, y la arraigada presencia del español en la cotidianidad de la región.

Mónika Szente-Varga muestra las dificultades que plantea el no reconocimiento del Estado saharaui. A pesar de la numerosa inmigración de los saharauis en España y en la propia Europa, no se les puede contabilizar, ya que el censo sólo computa el Estado al que pertenecen los inmigrantes, por lo que los saharauis se computarían como inmigrantes argelinos, mauritanos, marroquíes, o bajo la etiqueta de “otros”. Por ello resulta complicado aproximar cuál es la inmigración saharaui en España, aunque se suele acotar en unos quince mil.

<<La propuesta de Sumar desde mi punto de vista es un intento de acabar con los saharauis, hay medios marroquíes que aplauden esta propuesta ya que la ven como una solución al conflicto, o sea entregarles el Sáhara sin habitantes. Es una propuesta que no beneficia nada a la causa Saharaui ni al proyecto nacional, más bien todo lo contrario, la propuesta debería ser reconocer la nacionalidad Saharaui.

Empezaron con vaciar los territorios ocupados de los activistas saharauis (casi todos ya están en Europa) con el visto bueno de Marruecos y ahora con esta propuesta de la nacionalidad española sabiendo que el Majzen marroquí tiene en su poder casi toda la documentación que España abandona en el territorio.>>

En este contexto, la medida propuesta por Sumar se erige como un llamado a reevaluar y reconciliar el pasado, abriendo las puertas a una conversación sobre el legado histórico de una tierra marcada por complejidades geopolíticas.

La problemática que se le plantea al estado español son los parámetros de reconocimiento del individuo y si la documentación que aporta es suya o no.

Partamos de la base de que el anteproyecto de Ley sería para los saharauis nacidos en el antiguo territorio de soberanía española,es decir unas 75000 personas de las cuales actualmente siguen vivas menos del 38%.

La propuesta de Sumar, que tiene raíces en una iniciativa previa de Unidas Podemos presentada en 2022.

Uno de los aspectos más complejos de la propuesta de ley se centraba en los medios de prueba necesarios para confirmar la condición de saharaui. Estos elementos serían evaluados en conjunto, abarcando:

La aceptación del Documento Nacional de Identidad español, incluso en caso de caducidad, con la correspondiente verificación de identidad por parte de los servicios de la Dirección General de la Policía.

La presentación del Certificado de inscripción en el censo para el Referéndum del Sahara Occidental, emitido por Naciones Unidas.

La aportación del Certificado de nacimiento expedido por las autoridades saharauis de los campamentos de refugiados en Tinduf, previamente legalizado por la Representación del Frente Polisario en España.

La presentación de la Partida de nacimiento, el libro de familia y documentos que certifiquen la condición de empleado público, expedidos por la administración española en el Sahara Occidental.

La inclusión de cualquier otro documento proveniente de una autoridad administrativa española que atestiguara el nacimiento en el Sahara Occidental antes del 26 de febrero de 1976.

Si los criterios de selección son los que reflejó el anteproyecto de ley de Unidas Podemos de 2022, hay motivos de preocupación. Otorgar un poder tan significativo a individuos corruptos resulta contraproducente, como indican los antecedentes. El documento de la ONU no prueba de manera concluyente la condición de saharaui, y mucho menos haber nacido en el territorio en esa época.

El proyecto de Unidas Podemos, considerado por algunos como una chapuza, se ilustra de manera elocuente a través de ejemplos como el de Aminetu Haidar, reconocida activista saharaui aunque no haya nacido en el territorio durante la administración española. Es un caso paradigmático refleja una problemática extendida entre miles de individuos.

Según el último informe de cooperación española, se registró la presencia de 130,000 saharauis en los campamentos. Previamente a la guerra, según ACNUR, la cifra ascendía a 174,000.

Algunos sostienen que la intención subyacente es reducir la población en los campamentos, debilitando así el respaldo popular al proyecto del Frente Polisario. Este enfoque podría minar las bases populares a una dirección política, que algunos consideran incapaz de percibir la amenaza existente. Como resultado,se plantea una amenaza potencial para el proyecto nacional saharaui.

No obstante, el quid de la cuestión se encuentra en la razón subyacente que motiva la apertura de esta caja de Pandora, y la elección de hacerlo en el presente en lugar de tres décadas atrás.

Enrique Santiago ha asegurado que la iniciativa se puso en conocimiento del PSOE y éste no planteó objeciones, por lo que ha afirmado estar “seguro” de que, esta vez sí, prosperará.

En medio de este escenario, voces como la de Salmi Ghailani se alzan, a favor pero matizadas, cuestionando la autenticidad de la propuesta y señalando la posible instrumentalización por parte de SUMAR. A su vez, Taufig Moulay expone su oposición, añadiendo perspectivas críticas a la propuesta.

Héctor: ¿Cuáles son las principales razones por las que te opones a la propuesta de otorgar la nacionalidad española a los saharauis nacidos bajo la administración española?

Salmi Ghailani: No me opongo, pienso que la perspectiva con la que se ha llevado al Congreso de los Diputados está alejada de la realidad política y administrativa que España tiene con la población de origen Saharaui nacida bajo bandera Española.

La transición española no se verá concluida hasta que el pueblo Saharaui reciba por parte del Estado Español la posibilidad de decidir por su futuro, y entre estas cosas se encuentra la posibilidad de decidir si se renuncia a la nacionalidad como ya ocurrió con Guinea Ecuatorial anteriormente.

Desde la Constitución del año 1978, en el artículo 11.2 se detalla que ningún Español de origen podrá ser privado de su nacionalidad.

Hasta el momento, España no ha transferido la soberanía ni ha facilitado que los Saharauis podamos decidir nuestro futuro, partiendo de esto podría decirse que hay un fallo de planteamiento muy importante, cuando hace referencia a “entregar” y no “reconocer”, que son a efectos cosas muy alejadas y diferentes.

En cuanto al blanqueo político que planteo, basado siempre en hechos y no en suposiciones, en la anterior legislatura el PSOE rechazó la propuesta junto con la extrema derecha de VOX.

Muchas cosas no han cambiado desde entonces. Por lo que si el PSOE en esta ocasión apoya la propuesta, dejaría claro que todo formaba parte de una estrategia en la que SUMAR se pondría la medalla, cuando los que seguimos la actualidad sabemos que el trabajo lo inició la Coalición que lideraba Podemos.

Taufig Moulay: En primer lugar e importantísima, me parece que pierde de vista las verdaderas aspiraciones del Pueblo Saharaui en su conjunto. Las demandas de los saharauis pasan por reconocer su identidad.

Esto significa ir a la raíz del problema y que no deja de radicar en la ausencia del cumplimiento de las normas legales que debería cumplir el estado español y que, no sería tan grave si no fuera porque tiene secuestrada la voluntad de toda la sociedad saharaui. Por otro lado nos encontramos con lo de siempre. Son medidas asistencialistas paternalistas o lo que es lo mismo, caridad.

Llevamos muchos años con este trote como para no reconocer que cualquier medida que no vaya en la dirección de la descolonización del territorio, y la entrega de la administración al pueblo saharaui, legítimo dueño, no dejan de ser parches.

No quisiera yo ser malpensado, pero parece que el estado español tiene algún interés más allá de llevarse bien con Marruecos, Israel o EEUU.

Cualquiera diría que prefiere seguir teniendo acceso a los recursos saharauis a través de la externalización del colonialismo, aunque sea a base de financiar la militarización en el Sahara Occidental y que necesitan que los y las saharauis mantengan una serenidad para no encontrar oposición popular que la sociedad civil saharaui pudiese arrastrar.

Al igual que hace alarde de la ayuda humanitaria que envía a los campos de refugiados en Tindouf para maquillar su alianza con el ocupante marroqui, trata de acallar voces en la diáspora a través de la nacionalidad, que es el colectivo que mejor acceso tiene a este recurso y, a la que de una forma jurídica, ya tendrían derecho a ella.

Por último, me preocupa el tráfico ilegal burocrático que se podrá hacer de esto. La venta de documentación y el control de Marruecos sobre la población saharaui en el Sahara Occidental, supone un riesgo importante precisamente en esta cuestión.

Héctor: ¿Ves la propuesta como un paso hacia atrás en la causa saharaui, considerando la historia y las aspiraciones de la población? ¿Y por qué?

Taufig Moulay: Lamentablemente si. Y si por una razón principalmente. Desdibuja la Causa Saharaui en España. No sería tan preocupante de no ser porque España es actor protagonista en esta película. Se aleja de las aspiraciones del pueblo saharaui en su conjunto como dije y por otro lado, nos pone en el escalón de «población vulnerable porque sí» como ocurrió con los sefardíes.

Héctor: ¿Cómo crees que esta propuesta impactaría la identidad saharaui y su relación con España?

Salmi Ghailani: De la misma manera que ha sido hasta ahora. Una relación cordial y de solidaridad entre pueblos hermanos y una población que ha compartido un pasado colonial en el que se impregnó la lengua y las relaciones socioeconómicas de uno y otro lado. Las cuáles podrían repetirse de la misma forma bajo la libertad de nuestro pueblo, precisamente por esa cercanía geográfica y este pasado que mencionamos.

Héctor: ¿Cómo podría la propuesta de Sumar influir en la dinámica política interna de la población saharaui?

Taufig Moulay: Sinceramente creo que no podrá influir mucho. O al menos, no mucho tiempo. La sociedad saharaui está harta.

Cada paso que da la administración española es una gota mas que acabará colmando el vaso. Es posible que durante un periodo esté sometido a debates internos y que la opinión pública saharaui se centre en esta cuestión. Sin embargo, las constantes agresiones de España al pueblo saharaui hace que al final de nada valgan las migajas.

Héctor: ¿Cuáles son tus preocupaciones específicas respecto a la posible concesión de la nacionalidad española a los saharauis nacidos bajo la administración española?

Salmi Ghailani: La única preocupación que me genera esta Propuesta es su utilización para tapar las vergüenzas que ha generado el ninguneo a nuestro pueblo por parte de PSOE/SUMAR en su firma del acuerdo para formar gobierno.

Me preocupa el planteamiento, que olvida las obligaciones jurídicas, la forma en que se plantea, que omite esas responsabilidades, y en definitiva me preocupa que se convierta en el foco de atención para evitar hablar de las cosas que verdaderamente importan desde el punto de vista político, y que podrían acercar a nuestro pueblo al cumplimiento de la legalidad en este sentido.

Creando este debate ya estamos contribuyendo a ese desvío sobre las cosas que verdaderamente tienen efecto en el conjunto de la población saharaui.

Héctor:¿Cómo ves esta propuesta en términos de justicia histórica para los saharauis que nacieron bajo la administración española?

Salmi Ghailani: No están entregando nada porque de base, la constitución Española ya ampara que tenemos ese derecho. Otra cosa es que las instituciones hagan caso omiso a ese derecho, y las administraciones tengan un problema en la unificación de requisitos que es lo que ocurre realmente. Una persona que inicia el proceso en Almería, no obtiene los mismos resultados ni se le aplica el mismo proceso que en Madrid, por poner un ejemplo. Los Saharauis como buenos nómadas hemos buscado esos sitios donde el proceso es más rápido, durante décadas, como si de lluvias en el desierto se tratase.

Héctor: ¿Crees que esta medida puede tener implicaciones políticas en las relaciones entre España y el Sáhara Occidental?

Salmi Ghailani: Por supuesto, de alguna forma la administración va tener que adaptar el proceso para reconocer el origen de nuestra población y eso solo es posible si nuestros documentos son aceptados sin la condición de que sean legalizados por terceros. En ese sentido, si eso se da, lo vería correcto.

Taufig Moulay: Por supuesto. Si algo se ha demostrado es que la sociedad española, aunque sea de una manera ínfima, tiene una sintonía con el pueblo saharaui. De hecho, no recuerdo que haya dejado de formar parte de los discursos de políticos en España desde la ruptura del alto el fuego por parte de Marruecos, cuando disparó a civiles saharauis en el territorio saharaui de Guerguerat en el 2020.

Durante la legislatura pasada, se ha coronado el gobierno de la traición y han tenido que, como dije, «parchear». Al ver que las explicaciones del ejecutivo del PSOE no convencían, han dado un paso más. Han decidido implicar a figuras saharauis en el panorama político nacional. De estas figuras, podemos destacar a Tesh Sidi que ha ido como número tres de la formación SUMAR y, por supuesto, para no verse como una instrumentalización clarísima de la figura, proceden a realizar propuestas asistencialistas paternalistas como ya dije.

Héctor:¿Cómo crees que la propuesta podría afectar a la comunidad saharaui en términos prácticos, especialmente a aquellos que viven actualmente en el exilio?

Salmi Ghailani: A efectos prácticos desconozco en qué puede afectarles porque hasta el momento no se sabe las condiciones de la misma ni se han acordado.

Taufig Moulay: Para qué engañarse. A la diáspora esto le viene al pelo. No podemos negar una evidencia. Tener esta facilidad burocrática supone un alivio para la diáspora. Y para cualquier inmigrante en general. En España hay cerca de 15.000 saharauis y no tener que pasar por el calvario hasta conseguir la residencia es un avance y de la nacionalidad, mejor ni hablamos.

Héctor: ¿Qué opinas sobre la reducción de los plazos para obtener la nacionalidad española y su impacto potencial en los ciudadanos saharauis?

Salmi Ghailani: Si desde Sumar creen que más de 2 años de espera para obtener la nacionalidad, son muchos años, imaginen lo que suponen 50 años esperando que se cumpla con lo que nos prometió la comunidad internacional y que ampara una misión creada para eso precisamente, la MINURSO.

Héctor: ¿Esta propuesta afectaría a un hipotético referéndum?

Salmi Ghailani: No. A efectos administrativos todos los saharauis estaban censados en 1975 la tenían… Y eso no determina nada.

Taufig Moulay: En este sentido, yo principalmente me preocupo por la injerencia marroqui en la administración española y países observadores afines a la tesis marroqui, principalmente occidentales.

Ya es complicado que, a ojos de La Comunidad Internacional, se preserve el censo de Frente Polisario como único y legítimo representante del Pueblo Saharaui, debido a los constante bloqueos y zancadillas de Marruecos en este asunto, imagínate cuando Rabat alegue que no se puede distinguir a un saharaui de un marroqui nacido en el Sahara Occidental.

Héctor: Dada la complejidad de los criterios propuestos para confirmar la condición de saharaui, ¿Crees que realmente será posible acotar de forma realista los criterios de selección?

Taufig Moulay: Me lleva a la pregunta anterior. No. Y además, hay que contar con la injerencia marroqui, tenemos que manejar antecedentes y las evidencias nos dicen que hay casos.

Héctor:¿Cómo crees que esta propuesta puede contribuir a la resolución de la compleja situación en el Sáhara Occidental, si es que lo hace, y qué desafíos podrían surgir en el proceso?

Salmi Ghailani: Sinceramente nada. La causa Saharaui está condenada a obtener su independencia desde la perspectiva que marcó la guerra.

En 1991 lo dejamos en manos de la comunidad internacional, y ahora, si hacen falta otros 50 años más se hará, pero desde la perspectiva de la lucha, sabiendo que no podemos cometer los mismos errores.

Casi 30 años confiando en los procesos pacíficos son más que suficientes como para entender, que aquí prevalecen los intereses de terceros, y que si hay una lucha verdadera, no está en las oficinas, sino que está en el terreno que siempre supimos controlar, el de la confrontación, algo que Marruecos siempre quiso evitar.

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