Golpe en Níger: cómo actúan la CEDEAO, Rusia y Europa

Níger vive una profunda inestabilidad política con posibles intervenciones extranjeras por el golpe de Estado. En esta nota, todo lo que tenés que saber sobre la crisis en el país africano y el accionar de Francia, Rusia y la ONU en África Occidental 

Por Omar Floyd y Santiago Montag / La tinta

El pasado 26 de julio, los militares de la Guardia Presidencial derrocaron al presidente de Níger, Mohamed Bazoum, electo en 2021. Esa misma noche, se formó una Junta de Gobierno que se autodenominó Consejo Nacional para la Salvaguarda de la Patria (CNSP) y anunció en la televisión nacional la expulsión del presidente, así como la suspensión de la Constitución y el cierre de las fronteras terrestres y aéreas.

Algunos países de África Occidental, agrupados en la Comunidad de Estados de África Occidental (CEDEAO, en inglés suele leerse ECOWAS), tomaron posición política con respecto a ese acontecimiento y se pronunciaron contra el golpe, colocando a una de las regiones más pobres del mundo en la agenda de la política mundial. Los miembros de la CEDEAO, principalmente Nigeria, amenazaron con intervenir militarmente «si es necesario» para «restablecer la Democracia en Níger», lanzando un ultimátum que se venció el 6 de agosto y hasta ahora no tuvo consecuencias.

Apoyada por una parte de la población, que repudiaba el gobierno de Bazoum y se siente amenazada por la hostilidad de sus vecinos, la Junta comenzó a radicalizar su discurso en la medida que se acercaba el plazo y celebró varios actos masivos de apoyo al gobierno, dejando en evidencia que los golpistas gozan de popularidad, al menos en la capital Niamey.

Por la delicada situación, consultamos a Ahmadou Atafa, periodista nigerino que, desde Niamey, nos contó que, por ahora, «la situación parece tranquila, pero los militares están en alerta permanente y también están desplegados en puntos estratégicos». Por su parte, Francia, antigua potencia colonial y actualmente el principal actor económico y militar en la región, desafió abiertamente a la Junta y declaró que apoyaría «cualquier intervención» que repusiera a su socio Bazoum en el poder, negándose incluso a retirar las 1.500 tropas que tiene estacionadas en el país como parte de su plan de «lucha contra el yihadismo». Al mismo tiempo, gran parte de los países europeos invitaban a sus ciudadanos a abandonar el país africano, previendo una escalada de violencia sin control.

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El general Mohamed Toumba, uno de los dirigentes del autodenominado Consejo Nacional de Salvaguardia de la Patria / Imagen: EFE/Issa Ousseini

¿Quiénes protagonizan el golpe de Estado?

El golpe estuvo organizado por un sector del ejército que responde al general Abdourahmane ‘Omar’ Tchiani, jefe de la Guardia Presidencial del depuesto Mohamed Bazoum. El hombre detrás del golpe de Estado en Níger es un veterano de las intrigas palaciegas en Niamey, convertido en general en 2018 por el entonces presidente Mahamadou Issoufou -a quien defendió en 2015 de un intento de golpe de Estado-. Tchiani formó parte del círculo íntimo del exmandatario y se convirtió en una de las tres personas más poderosas del país junto a Bazoum, de quien se ganó una gran confianza al desarticular una conspiración militar a finales del 2021, poco antes de jurar como presidente. Formado en la academia militar de Thiès, en Senegal, el líder golpista también fue agregado militar en Alemania y llevó adelante misiones en Sudán y Costa de Marfil; desde el 2011 en adelante, estuvo al frente de la Guardia Presidencial, un cuerpo de dos mil soldados que funciona como guardia pretoriana del presidente.

¿Por qué dieron el golpe?

El líder del CNSP, Tchiani, justificó el golpe palaciego argumentando que la corrupción, los problemas económicos y la falta de seguridad que padece el país (vinculados a los grupos armados yihadistas como Boko Haram) provocaron la intervención de los militares para derrocar al gobierno.

A esto, se le agregan las rivalidades entre el derrocado presidente Bazoum y el jefe de la guardia presidencial Tchiani: cuando Bazoum asumió la presidencia en 2021, a pesar de haber sido mano derecha de su predecesor Mahamadou Issoufour, buscó alejarse de aquella gestión donde la Guardia Presidencial tenía un lugar destacado. Para obtener mayor autonomía de la Guardia, Bazoum buscó reformarla, por lo que se esperaba que removiera de su cargo a Tchiani, entre otros miembros del cuerpo de élite. En este sentido, muchos analistas plantean que estas habrían sido las verdaderas motivaciones del golpe.

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Nigerinos participan en una marcha convocada por partidarios del general Abdourahmane Tchiani, en Niamey, Níger, el domingo 30 de julio de 2023 / Imagen: AP/Sam Mednick

¿Por qué no hubo rechazo de la población?

La pobreza extrema de los nigerinos y la colaboración de los líderes políticos con una potencia neocolonial como Francia crearon las condiciones para que el sistema democrático de tipo occidental quede totalmente desacreditado y los golpes de Estado se vean como una forma legítima de restablecer el orden. Según Ahmadou Atafa, «el apoyo [a los militares] se debe principalmente a que la gente está harta del régimen del PNDS [Partido Nigerino por la Democracia y el Socialismo, por sus siglas en francés, liderado por Bazoum]. Se trata de un partido que lleva 13 años en el poder», a lo que agregó que «han surgido muchos problemas como consecuencia de su gobierno como el terrorismo, alto coste de la vida, impunidad, injusticia, corrupción, etcétera».

Al mismo tiempo, la Junta se apoyó en los sentimientos de la población contra Francia, el antiguo colonizador, para declarar a Bazoum como pro-occidental. De esta manera, las otras fracciones del ejército se sumaron al golpe, así como los partidos de la oposición y miles de personas salieron a las calles con banderas nigerinas y rusas, llegando a asaltar e intentar destruir la embajada de Francia en Niamey.

Desde el golpe, la Junta no dejó de consolidarse sumando apoyos. Ahmadou Atafa nos contó que el día previo a la finalización del ultimátum «ha tenido lugar una gran movilización pública en el estadio olímpico de Niamey, que ha reunido a varios miles de personas (unas 40.000 o más) en apoyo de los golpistas y contra las sanciones de la CEDEAO».

Un poco de historia 

Desde su independencia de Francia en 1960, Níger vivió cuatro golpes de Estado exitosos, decenas de intentos y conformó siete repúblicas. Sus fronteras artificiales encierran decenas de grupos étnicos, donde hay nueve lenguas oficiales. A pesar de abandonar el país formalmente como colonia, las atrocidades francesas continuaron tras quedarse con el control del uranio.

Si bien no siempre primó la inestabilidad política, a partir de la década de los 90, el país vivió una dura desindustrialización, a lo que se sumó la expansión de los negocios mineros, el agotamiento de fuentes de recursos hídricos como el lago Chad y la irrupción de negocios ilegales sostenidos por grupos de mercenarios y yihadistas, como la trata de personas y el tráfico de armas, situación que se agrava por la influencia de las guerras civiles en países limítrofes como Libia, Chad y Malí sobre un territorio abrumadoramente desértico, con fronteras porosas y sin salida al mar.

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Una persona partidaria de la junta militar muestra una bandera de Níger durante una manifestación en Niamey, Níger, el 27 de agosto de 2023 / Imagen: EPA

Importancia de Níger 

Francia, su antigua potencia colonial, tiene la necesidad de controlar la extracción de Uranio en Níger, del cual tiene gran dependencia. Mientras el 40 por ciento de la electricidad francesa se produce con el uranio nigerino, solo el 18 por ciento de sus 26 millones de habitantes de Níger tiene acceso a ella, según datos del Banco Mundial. A pocos días del golpe, Francia y Estados Unidos cortaron la ayuda financiera al país, de la que depende para solventar casi la mitad de sus gastos. En respuesta, la Junta cortó la exportación de uranio a Francia.

Hay un ejército de más de dos mil soldados franceses en la región, de los cuales mil quinientos están en Níger, como parte de un esfuerzo bélico más amplio contra el yihadismo y las redes de trata que explotan el flujo de migrantes del África subsahariana hacia el Mediterráneo, que se denominó Operación Barkhane. Este es un despliegue que, desde 2014, involucró a los ejércitos de varios países africanos y fue estratégico para la geopolítica de Europa; sin embargo, la hostilidad de las juntas militares de Mali y Burkina Faso obligaron a Francia a replegarse y retirar sus tropas de esos países. El mandatario francés Emmanuel Macron dio por finalizada la Operación en noviembre de 2022, concentrando sus fuerzas en Níger, en donde hoy su posición se tambalea.

El carácter estratégico de Níger en el Sahel también es valorada por Estados Unidos, que despliega mil quinientas tropas en su territorio y transfiere decenas de millones de dólares en ayuda militar, y China, que ha mostrado un gran interés por desarrollar la explotación de oro y petróleo, clave para diversificar la matriz productiva nigerina y reducir la dependencia del uranio, que mantiene a Níger forzosamente dentro del ámbito de influencia económico francés.

En la dimensión regional, Níger formaba parte de la CEDEAO, liderada por Nigeria, que intenta evitar que los golpistas alejen al país de su ámbito de influencia, como ocurrió con Mali (2021) y Burkina Faso (2022) tras los golpes de Estado que se produjeron en los dos últimos años.

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Defensores de la junta militar se manifiestan en las calles con banderas de Rusia / Imagen: SAM MEDNICK/AP

¿Qué tiene que ver Rusia?

Un día después del golpe en Níger, se realizó la cumbre Rusia-África en San Petersburgo, donde Putin anunció que iba a estudiar el plan de Paz propuesto por algunas naciones africanas para terminar con la guerra en Ucrania. La política de injerencia de Moscú en África se sostiene en la provisión de servicios de seguridad, principalmente a través de la intervención de la organización paramilitar Wagner, que controla gran parte de la economía ilegal en el Sahel y aporta valiosas armas y entrenamiento a las fuerzas locales.

El hoy fallecido Yevgeny Prigozhin, ex líder del grupo mercenario de origen ruso Wagner ­que ya cumple funciones paramilitares en Burkina Faso y Mali­, en su momento, se manifestó a favor de los golpistas y en las movilizaciones a favor de Tchiani se vieron ondear banderas rusas. Al respecto, Ahmadou Atafa dijo que no está claro si Wagner está en el país, «algunos afirman que sí desde que el número 2 de la Junta visitó Malí y Burkina Faso. Es cierto que la gente ondea banderas rusas en las manifestaciones públicas, pero creo que es sólo para provocar a Francia, porque se opone a Rusia y la gente quiere que se vaya».

Por esto, no hay que exagerar la influencia rusa. Rusia está al límite de sus fuerzas por el esfuerzo bélico en Ucrania y muy limitado en su capacidad para desarrollar proyectos económicos fuera de su territorio por las sanciones que le aplican Estados Unidos y la UE; el grupo Wagner se maneja con enorme autonomía y tiene graves enfrentamientos con el Estado ruso, que quedaron al descubierto en el intento de putsch contra Vladimir Putin a finales de junio pasado, las declaraciones públicas del Canciller Sergei Lavrov no fueron para nada entusiastas del golpe, al cual comparó con el del 2014 en Ucrania.

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Partidarios del CNSP sostienen banderas de Níger mientras se reúnen en Niamey, el 20 de agosto de 2023 / Imagen: AFP

¿Qué puede pasar a dos semanas de la finalización del ultimátum de la CEDEAO?

El 6 de agosto fue la fecha límite del ultimátum de la CEDEAO que amenazó con comenzar un conflicto armado para restablecer a Bazoum en la primera magistratura. La inmediata negativa del Senado de Nigeria para apoyar la iniciativa del presidente Bola Tinubu y las dudas de varios miembros de la organización, como Senegal y Guinea Conakry, indican que la ofensiva militar es vista con desconfianza por varios actores fundamentales para sostener el esfuerzo bélico.

Los aliados occidentales como Estados Unidos y Francia, si bien se manifestaron contra el golpe y, sobre todo, Francia mantiene una retórica elevada, no parecen interesados en una acción militar que puede generar un efecto dominó. Ambos han lidiado en los últimos años con las consecuencias de guerras impopulares como Afganistán o, incluso, mismo Francia luego de 10 años de la Operación Barkhane en el Sahel.

Malí y Burkina Faso declararon que si hubiera una invasión a Níger de la CEDEAO, sería vista como agresión a su propia soberanía. Mientras que Argelia hizo saber que no permanecerán indiferentes ni neutrales en caso de estallar un conflicto regional en el Sahel, dando su apoyo a Níger.

Ahmadou Atafa nos explicaba el escenario de primera mano: «Los países que quieren intervenir [Nigeria, Costa de Marfil, Senegal] dicen cada uno por su lado que, si comienza la intervención, enviarán sus tropas. Entonces, ¿quién va a empezar? Es más, necesitan mandatos para hacerlo y no creo que los tengan todavía. En Nigeria, el Senado se opone».

«En Níger, el CNSP está ganando terreno. La población ya ha mostrado su apoyo: líderes religiosos, estudiantes, sociedad civil, sindicatos, etc. Así que es la intervención de la CEDEAO la que se está convirtiendo en ilegítima, cuanto más tiempo pase», explicó de primera mano Ahmadou Atafa.

La Junta dijo que hubo un despliegue de tropas en dos países centroafricanos para una intervención militar a Níger y, de forma preventiva, cerraron el espacio aéreo. Mientras Francia declaró en código rojo el espacio aéreo de Níger, Malí y Burkina Faso, un paso previo a cualquier guerra que se mantuvo por las últimas dos semanas. En caso de que haya una movilización militar, lo más probable es que sea una misión acotada y controlada por un grupo pequeño de fuerzas de élite, limitada a liberar al presidente cautivo y controlar los resortes fundamentales del poder en Niamey. Una invasión militar de gran escala tendría resultados absolutamente impredecibles en una región de fronteras artificiales, graves conflictos étnicos, pobreza extrema y proliferación de bandas paramilitares y yihadistas. Algo que venimos viendo en países como Etiopía o Sudán donde las guerras civiles han lanzado a millones a abandonar sus hogares buscando refugio por el mundo.

*Por Omar Floyd y Santiago Montag para La tinta / Imagen de portada: miles de manifestantes en Níger en apoyo a la expulsión del embajador francés / AFP.

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