Násara iahdih Said: «La palabra islam significa sumisión y el feminismo es un movimiento de liberación»

Ponerse el hiyab no es fácil, conlleva una lucha interna importante porque ponérselo supondrá un antes y un después para su vida. Pero quitárselo, es una tarea titánica de la cual, es muy difícil salir porque tendrás de frente a toda tu familia amenazándote con el repudio y al Tribunal Social Islámico con el ostracismo.

Por Daniel Seixo

Násara iahdih Said nació en un campamento saharaui, aunque pasado un tiempo llegó a España gracias al programa Vacaciones en Paz, que cada verano trae hasta nuestro país a centenares de niños para que puedan disfrutar de un tiempo alejado de las duras condiciones y las altas temperaturas veraniegas de los campamentos de refugiados en los que viven numerosas familias desde que en 1975 Marruecos ocupara el territorio perteneciente al Sahara. Allí ya jugaba al fútbol pese a que le repetían una y otra vez que aquello era «cosa de hombres». A los 12 años regresó a España para ser tratada de un problema de en su oído y decidió quedarse con la familia que la había acogido. Durante su adolescencia sufrió continuamente el peso del racismo y la desigualdad del patriarcado. Hoy nos encontramos ante una mujer feminista, una luchadora por la liberación de los territorios del Sáhara y una incansable militante antirracista. Násara vive como una mujer libre y combativa. Con ella charlamos acerca del hiyab, el islam y su relación con el feminismo.

Hiyab, ¿retroceso o identidad?

Retroceso, sin duda alguna. No podemos hablar de identidad sobre un elemento cuya razón de ser es culpabilizar a las mujeres y convertirlas en el objeto del pecado. 

Si tuvieras que describir el hiyab en una sola palabra, ¿cuál seria?

Hipersexualización

¿Debería prohibirse el uso del hiyab así como otros símbolos religiosos en las instituciones públicas?

No estoy de acuerdo con las prohibiciones por una razón muy sencilla, porque les va a dar herramientas para dilatar su victimismo y justificar la existencia de determinadas asociaciones o movimientos cuyo cometido es radicalizar a las nuevas generaciones. Creo que es más eficaz optar por la vía más larga, que es la de conciencia y educar a las nuevas generaciones sobre el impacto negativo que tiene el islam político y, de una vez por todas, darles opciones a su razón de ser fuera del islam. Que existe vida más allá del islam. 

Mona Eltahawy, autora del libro  «El himen y el hiyab», aseguraba que siempre es más fácil elegir ponerse el hiyab que elegir dejar de ponérselo, ¿es eso cierto?

Ponerse el hiyab no es fácil, conlleva una lucha interna importante porque ponérselo supondrá un antes y un después para su vida. Pero quitárselo, es una tarea titánica de la cual, es muy difícil salir porque tendrás de frente a toda tu familia amenazándote con el repudio y al Tribunal Social Islámico con el ostracismo. A eso, hay que sumarle la lucha interna que conlleva enfrentarse a lo que te han dicho que es el pilar fundamental de tu fe: ponerte el hiyab 

¿A qué edad suele comenzar a usarse el hiyab?

En cuanto las mujeres/niñas menstrúan. Es a partir de ese momento cuando comienzan a inculcarles la idea de llevar hiyab, pues ya se supone que son mujeres y pueden excitar a los hombres. Aunque según el grado de radicalidad de la familia, pueden incluso llevarlo desde los 3 años, es a partir de esa edad cuando comienzan a sexualizarlas. 

¿A qué consideras que se puede deber la defensa por parte supuestos sectores de izquierda y feministas de elementos propios de otras religiones que probablemente jamás serían aceptados si proviniesen de la religión católica?

Por varias razones: A su paternalismo racista que les lleva a infantilizarnos y creer que no somos una sociedad lo suficientemente adulta como para disfrutar de unos derechos básicos que nos permitan coexistir más allá de los dogmas de nuestra religión. A su complejo de culpa porque sus países fueron potencias colonialistas lo cual, les impide dirigirse a nosotros desde el tú a tú. 

¿Resulta posible vivir el feminismo desde el islam?

En absoluto. La palabra islam significa sumisión y el feminismo es un movimiento de liberación. Así que dicha mezcla es un oxímoron. El patriarcado islámico se sustenta en la religión para ejecutar y perpetuar la opresión sobre las mujeres. La existencia de un patriarcado duro se debe precisamente a la institucionalización del islam, de no ser así, probablemente estaríamos ante un patriarcado de consentimiento y no de coerción. 

Aunque quizás la pregunta correcta sería: religión y feminismo, ¿resultan compatibles?

En absoluto. No podemos hablar de compatibilidad tratándose de dos corrientes opuestas. El feminismo es un movimiento basado en la liberación de las mujeres de las entrañas del patriarcado, un patriarcado cuyo sustento en tiempos históricos siempre ha sido la religión. La cultura del patriarcado de consentimiento (que se da en la gran mayoría de los países desarrollados cuya cultura es la cristiana) está ligada históricamente a la religión cristiana. La columna vertebral de la cultura del patriarcado islámico es la religión musulmana. La religión, siempre ha sido una base fundamental para el sustento del patriarcado. Si nuestra intención es derribar el patriarcado, el feminismo y la religión no solo no se deben ver como corrientes compatibles, sino erradicar cualquier roce de la religión con el feminismo. De no hacerlo, lo que estaríamos es, reformando el patriarcado, es decir, maquillándolo para perpetuarlo aún más.

¿Podría el feminismo cambiar el curso de muchos países árabes?

Por supuesto. La única posibilidad existente en la actualidad que haga posible una evolución de las sociedades islámicas es el feminismo. Es el único capaz de derribar el muro inquebrantable del islam. Lo veo cada día en los cientos de compañeras que se van uniendo a la lucha feminista. Ningún otro movimiento fue capaz de hacerles cuestionar ese muro inquebrantable como lo hace el feminismo. Muchas se han convertido en ateas, agnóstica o se han unido a la defensa de la laicidad, eso no lo ha logrado ninguna otra ideología. Solo el feminismo. El hecho de cada día, cientos, si no miles de mujeres en contextos islámicos sean capaces de atreverse a pensar más allá del muro inquebrantable de la moral islámica, es gracias al feminismo. Se avecinan cambios importantes en nuestras sociedades. ¿Existe temor a eso por parte de los diferentes gobiernos? De momento, no nos ven como un enemigo peligroso. Somos pocas y nuestra influencia es limitada. Actualmente estamos subestimadas por los gobiernos de nuestros países. Pero estamos creciendo silenciosamente y eso, llegará un día en el que se hará notar a nivel social y será ahí, cuando realmente comience la masacre contra nosotras. Será en ese momento cuando comience «la gran batalla», la más peligrosa y difícil de atravesar. Porque entrará en juego desde el familiar más cercano hasta el mando más alto de las instituciones. Serán tiempos difíciles en los cuales, pocas podrán resistir, pero mientras, seguimos trabajando para seguir creciendo silenciosamente. 

¿Qué opinión le merece que partidos como Podemos otorguen puestos políticos a mujeres como Nora Baños?

Una vergüenza. Estamos hablando de una persona que se declara fundamentalista. Ella ha defendido públicamente la institucionalización del islam. Una izquierda que dice ser laica no puede permitirse este tipo de errores cuyas consecuencias son irreversibles para quienes aun estando en Europa, seguimos atrapadas dentro de las entrañas del patriarcado islámico. Darle poder político a gente como Nora Baños, es darle herramientas a los fundamentalistas islámicos para justificar y expandir su discurso. Su mera existencia en la vida política es un mensaje para las futuras generaciones musulmanes negativo, un mensaje que les indica que el único lugar que les pertenece es aquel donde esté el islam. No les dan alternativas para iniciar sus luchas y crear ideas nuevas más allá del islam por la excesiva personalización de esta religión. Hay que dejar de corporeizar en las siguientes generaciones de padres musulmanes el islam. 

Se la ha llegado a acusar de islamofobia o incluso racismo, ¿a qué considera que se deben esas duras acusaciones contra su persona?

Lo hacen para desacreditar mis opiniones. Estas acusaciones han sido herramientas mordaza efectivas contra quienes piensan diferente. Además, se debe a un profundo desarraigo de la realidad y a un fanatismo ideológico sectario. Han corporeizado sus ideas hasta tal punto que, cuestionarlas es equivalente a una agresión física o personal. Su fanatismo les impide separar sus ideas de su persona y es lo que les ha llevado a crear estos conceptos mordaza para que nadie cuestione sus ideas. 

Voces del pensamiento decolonial, como la granadina Sirin Adlbi Sibai, ha llegado a asegurar que el denominado «feminismo hegemónico» supone una especie de colonización cultural, ¿está de acuerdo con esta afirmación?

Es una sandez de afirmación. Colonización cultural es la que han hecho los árabes con el islam en África. Con su islam han borrado la identidad de muchas etnias. Yo misma, no conozco bien mis orígenes porque la cultura islámica ha borrado sus huellas. En África, parece que no existe vida antes del islam. La imposición del islam como la de otras religiones en África ha derramado sangre. Ella es de origen árabe y para los amazigh su etnia es colonizadora. Ella es la menos adecuada para hablar de colonialismo cultural. Si lo va a hacer, que empiece a hablar sobre las consecuencias que supuso la ocupación de su tribu (la árabe) en el Norte de África. Unas consecuencias que seguimos sufriendo hasta día de hoy con la implantación del islam institucional y el borrado de nuestras huellas históricas. 

El feminismo no es patrimonio de nadie. Y creer que es algo que solo es apto para las mujeres occidentales (entre las cuales la incluyo a ella) es no entender la importancia y el impacto de este movimiento sobre la vida de lss mujeres. El feminismo salva la vida de miles de mujeres y privarnos a las moras de este movimiento, es estar alejado de nuestra terrible realidad o no entender nuestra necesidad de salir de las entrañas del patriarcado islámico. 

Parece que las mujeres de segunda generación, ya nacidas en España, están viviendo una regresión en su concepción de la defensa de los derechos de la mujer, ¿a qué puede deberse?

Se debe a la necesidad que tiene la sociedad de encasillar a las personas en etiquetas. No nos enseñan a complejizar la identidad y además, nos exhorta a identificarnos entre el «ellos» o «nosotros». Tanto la sociedad occidental como las sociedades islámicas, se empeñan en encasillarnos en una única y simple identidad y esto, crea grandes conflictos para quienes no se sienten del todo ni de unos ni de otros porque su identidad está compuesta por múltiples pertenencias como es el origen de sus padres, el lugar en el que han nacido y los dos mundos en el que viven culturalmente.

En el país de sus padres son los occidentales y en el país de nacimiento son los moros. No sentir que perteneces del todo a ningún grupo y a la vez que se te exija posicionarte en un mundo que reduce y simplifica la identidad solo puede tener como resultado lo que estamos viendo; una segunda generación radicalizada y desarraigada a la su realidad.  

¿Cómo vive la mujer su sexualidad dentro del islam?

Desde la más absoluta sumisión. Las mujeres no consideran que tienen derecho a disfrutar del placer sexual. Muchas mujeres fingen en el acto sexual que no disfrutan porque sino, serán sospechosas de ser desviadas. Gran parte de los hombres de nuestra sociedad aprenden el sexo mediante la pornografía y eso, en una sociedad donde el sexo es considerado como delito, es peligroso. Porque toda esa rabia reprimida, toda esa cultura misógina y todo el tabú que existe alrededor del sexo si le añades el porno se materializa en una vida sexual mísera para las mujeres. Esto, lo explica muy bien Leila Slimani en su libro ‘Sexo y mentiras’. 

¿Cómo se imagina la relación entre las mujeres y el islam dentro 25 años?

Polarizada. Porque los fundamentalistas han adquirido un poder nunca antes alcanzado, un poder que va en aumento. Pero las mujeres que creemos en un feminismo secular estamos creciendo silenciosamente y probablemente, para entonces tengamos una fuerza de poderes semejante lo cual, creará una polarización peligrosa. 


Entrevista publicada en NR el 30/09/2020.

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