El Lobo Rojo, la última vuelta de tuerca israelí en el control de los palestinos

Cuando un palestino pasa por un puesto de control en el que opera el Lobo Rojo, se escanea su rostro sin su conocimiento ni consentimiento y se compara con datos biométricos de bases de datos que contienen información exclusivamente sobre palestinos

Por Kholoud Faqawi / Globalter

Las autoridades israelíes están empleando avanzadas herramientas de vigilancia para intensificar la segregación espacial y automatizar la separación racial contra los palestinos.

“Hemos documentado cómo un nuevo sistema de reconocimiento facial llamado Lobo Rojo en la zona H2 de Hebrón ha aumentado las restricciones a la libertad de circulación de los palestinos mediante la recopilación ilegal de datos biométricos para vigilar y rastrear los movimientos de los palestinos por toda la ciudad”, afirma la secretaria general de Amnistía Internacional, Agnes Callamard.

Con la firma del acuerdo de 1997 entre las autoridades israelíes y la Organización para la Liberación de Palestina, Hebrón quedó dividida en dos partes conocidas como H1 y H2. Mientras que H1, que constituye el 80% de la ciudad, está bajo administración de la Autoridad Palestina, Israel mantiene el control total sobre H2, que abarca el centro histórico de la ciudad. Aproximadamente 33.000 palestinos y 800 colonos israelíes, que residen ilegalmente, viven en al menos siete asentamientos aislados en la zona H2.

Los palestinos de la zona H2 se enfrentan a restricciones de movilidad extremadamente estrictas. Se les niega el acceso a determinadas carreteras abiertas exclusivamente a colonos israelíes. Además, una red de puestos de control militares y otras barreras dificultan enormemente su vida cotidiana. Los colonos israelíes de Hebrón se desplazan por distintas rutas, evitando los puestos de control militares.

El Ejército israelí ha desplegado en los puestos de control de Hebrón un sistema de reconocimiento facial del que hasta ahora no se había informado y que se conoce como “Lobo Rojo”. Cuando un palestino pasa por un puesto de control en el que opera el Lobo Rojo, se escanea su rostro sin su conocimiento ni consentimiento y se compara con datos biométricos de bases de datos que contienen información exclusivamente sobre palestinos. El Lobo Rojo utiliza estos datos para determinar si la persona puede pasar por el puesto de control, creando automáticamente un registro biométrico para cada nuevo rostro escaneado. Si no hay datos sobre una persona, se le puede denegar el paso. El Lobo Rojo también puede denegar el paso basándose en otra información almacenada en los perfiles de los palestinos, como si tienen una orden de interrogatorio o de detención.

CÁMARAS POR TODAS PARTES

Amnistía Internacional ha documentado que los sistemas de reconocimiento facial de Israel, respaldados por Inteligencia Artificial (IA), cuentan con el apoyo de una infraestructura física de potentes equipos de vigilancia.

El ejército israelí denomina a Hebrón “ciudad inteligente”. Esto significa que las calles están repletas de cámaras de vigilancia, incluidas las colocadas en fachadas de edificios, postes de servicios públicos, torres de vigilancia y tejados. Para los palestinos, esta vigilancia generalizada intensifica la sensación de que ciertas partes de la zona H2 están prohibidas, incluso en zonas situadas a escasos metros de sus hogares.

“Me vigilan constantemente y eso me da muy mala espina en la calle y en todas partes. Cada vez que veo una cámara, me siento incómoda. Siempre te tratan como si fueras un objetivo”, explica Nada, residente en Jerusalén Este, sobre el impacto de la generalizada presencia de cámaras en los palestinos.

La vigilancia colectiva se considera una violación de los derechos a la intimidad, la igualdad y la no discriminación. Esta política también afecta negativamente a los derechos de los palestinos a la libertad de expresión y de reunión pacífica y contribuye a crear un clima de miedo y represión.

En 2021, el número de cámaras de vigilancia aumentó significativamente en los barrios Sheikh Jarrah y Silwan de Jerusalén Este, tras las protestas contra el desplazamiento forzoso de familias palestinas de sus hogares para dejar paso a colonos israelíes.

Amnistía Internacional también ha documentado cómo la continua expansión de la vigilancia ilegal en la Jerusalén Oriental ocupada ha reforzado digitalmente el control de Israel y los objetivos ilegales de seguridad de los colonos israelíes. Además, las autoridades y los colonos israelíes están construyendo infraestructuras de vigilancia adicionales en zonas próximas a asentamientos ilegales.

En 2022, Amnistía Internacional publicó un informe en el que documentaba el sistema institucionalizado de represión y dominación de Israel contra los palestinos, que entra en el ámbito del apartheid según el derecho internacional.

De acuerdo con la legislación internacional, la injerencia del Estado en el derecho a la intimidad debe ser un medio claro y proporcionado para alcanzar un fin legítimo. El sistema de vigilancia utilizado por Israel contra los palestinos no cumple este precepto. Y también contribuye a restringir la libertad de circulación en el contexto de la ocupación israelí a largo plazo, los asentamientos ilegales y la anexión, perpetuando la segregación espacial y la fragmentación de los palestinos. En última instancia, Israel contribuye al mantenimiento del sistema de apartheid.

Kholoud Faqawi es periodista palestina. Nació y vive en la franja de Gaza.

Artículo original en Globalter

El Lobo Rojo, la última vuelta de tuerca israelí en el control de los palestinos.

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