Los grandes medios de opinión estaban al servicio de las grandes fortunas de los países beligerantes, quienes poseían importantes intereses en el conflicto. Esta línea de opinión tiene su continuidad en nuestros días.
No podemos declararnos neutrales en este asunto con la excusa de no “despertar viejas heridas”, pues los Derechos Humanos han sido claramente vulnerados y la situación exige una reparación.