Evidentemente, hay datos suficientes para sentar en el banquillo de los acusados al Rey Juan Carlos I, pero eso no va a suceder porque deterioraría la imagen de una monarquía que, argumentarán, quedó refrendada cuando se aprobó la Constitución de 1978.
Por Manuel Monge
Juan Carlos I «El Campechano» era el mayor comisionista del reino (Fragmento del libro Una monarquía corrupta y heredera del franquismo)
El 11 de julio de 2018 se produjo un auténtico terremoto político que tuvo varias réplicas en los días siguientes. El hipocentro de este terremoto estaba situado en una conversación gravada en Londres en la primavera de 2015 por el comisario José Manuel Villarejo –que está, de momento, en la cárcel acusado de corrupción– y todos los expertos coincidían en que tuvo una magnitud nunca registrada en el Estado español porque la princesa Corinna hablaba del cobro de comisiones por el rey Juan Carlos, cuentas en Suiza a nombre de un primo, gestiones para el instituto Nóos de Urdangarín, etc. Anteriormente, en junio de 2012, Corinna tuvo una reunión con Félix Sanz en el hotel Connaugtt de Londres, dos meses después del accidente del rey Juan Carlos en la cacería de Botsuana. En las grabaciones difundidas, Corinna acusaba al jefe del CNI de amenazas contra su vida y la de sus hijos.
La causante de ese terremoto fue la princesa Corinna, conocida como «amiga entrañable» del rey Juan Carlos, protagonista de esta conversación, que estaba acompañada por Juan Villalonga, ex presidente de Telefónica, además del citado Villarejo. Este comisario señalaba, mediante carta enviada a El Español, que un teniente coronel del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) le encargó acercarse a Corinna para recuperar toda la información sobre la Familia Real1. En aquel entonces, el jefe del CNI era el general Félix Sanz Roldán.
A pesar de lo espectacular de esta noticia, destapada por El Español (de Pedro J. Ramírez) y OKDiario (de Eduardo Inda), la verdad es que no estamos hablando de nada nuevo porque era de sobra conocido desde hace años que tenemos una monarquía borbónica corrupta, que se enriqueció con todo tipo de actuaciones legales o ilegales y que Juan Carlos I era el mayor comisionista del reino. Todo esto fue publicado hace años en el libro Os Borbóns, una monarquía escandalosa. A herdanza do franquismo, que publiqué en 2016 en Edicións Laiovento, ya recogía detalles de esa corrupción, que fue convenientemente silenciada por case todos los medios de comunicación. En esta ocasión, el contenido de esta conversación con Corinna no pudo ser secuestrada porque tuvo una importante repercusión en la prensa internacional.
La princesa Corinna ya había dado detalles sobre la intervención del rey en determinados negocios, como recogía la revista Vanity Fair: «Los negocios en España se han hecho en los últimos 30 o 40 años de una forma muy particular. Quien quería llegar a grandes acuerdos con empresas españolas en Oriente Medio, Europa del Este o Latinoamérica sabía que la persona a la que políticos y empresarios llamaban es al rey, y el rey hacía las llamadas necesarias» (eldiario.es, 11-9-2013).
Sobre el cobro de comisiones por el rey Juan Carlos, Ignacio Escolar trasladaba esta pregunta2: «¿Cobra el jefe del Estado dinero de empresas privadas por sus gestiones a favor o en contra de una u otra operación? La pregunta es pertinente porque los indicios empiezan a ser palmarios y porque, de confirmarse, sería un escándalo difícil de justificar». Acababa así Escolar: «Juan Carlos de Borbón llegó a llamar seis veces el mismo día al entonces presidente José Luis Rodríguez Zapatero para apoyar la entrada de la petrolera rusa Lukoil en el accionariado de Repsol. ¿Qué interés tenía el rey en que una petrolera rusa comprase parte de Repsol? ¿Iba también a comisión, como su “amiga entrañable” Corinna zu Sayn-Wittgenstein?»
Hay otros muchos testimonios de estas actividades del rey Juan Carlos como comisionista 3:
El catedrático de Economía, Roberto Centeno, amplió este jueves en los micrófonos de Radio 3W su denuncia contra el rey Juan Carlos, su “querida” amiga Corinna y su testaferro, Manuel Prado y Colón de Carvajal, al afirmar que el monarca y su “valido” cobraron una comisión de entre “uno o dos dólares” por barril de petróleo que compraba el erario público de España en los países árabes. Centeno hizo cálculos de cuanto se llevaba el rey Juan Carlos, información que él conocía porque era precisamente el encargado de pagar los suministros por su responsabilidad en CAMPSA. Debido a la “intermediación” de Manuel Prado y Colón de Carvajal, por encargo de Juan Carlos, España pagaba el petróleo más caro, ya que ambos se llevaban una comisión.
Este catedrático estaba muy bien informado porque, entonces, era consejero delegado de CAMPSA. Francisco Fernández Ordóñez, ministro de Hacienda del PSOE, explicaba a Centeno como Manuel Prado era la única persona con derecho a comprar petróleo en Arabia Saudita y los Emiratos.
Titulares de diversos medios de comunicación recogían aspectos fundamentales de este terremoto político y la gravedad del asunto:
Corinna aseguró que el rey Juan Carlos la usaba como testaferro para ocultar patrimonio en el extranjero. «No porque me quiera mucho, sino porque resido en Mónaco». (La Voz de Galicia, 11-7-2018).
Corinna: «Juan Carlos ha puesto cuentas de banco en Suiza a nombre de su primo Álvaro de Orleans y Borbón». (elespanol.com, 11-7-2018).
Corinna revela que Juan Carlos I recibió 80 millones de euros por la construcción del AVE a La Meca. (publico.es, 12-7-2018).
Alberto Garzón: «Que los borbones son unos ladrones es un hecho constatado». (publico.es, 12-7-2018).
Corinna dice en los audios de Villarejo que el rey emérito pedía dinero para Nóos: «No distingue lo legal de lo ilegal». (eldiario.es, 12-7-2018).
Corinna asegura que el rey emérito ocultaba el dinero a través del «gestor financiero» de Gürtel en Suiza. (eldiario.es, 12-7-2018).
Corinna dice que el rey emérito se aprovechó de la amnistía fiscal del gobierno de Rajoy. (eldiario.es, 12-7-2018).
Técnicos de Hacienda creen que el rey emérito podría ser investigado por fraude fiscal y blanqueo. (eldiario.es, 12-7-2018).
El juez Castro: «De haber tenido la información que tenemos hoy habría llamado a Corinna como testigo» (infolibre.es, 12-7-2018).
El aforamiento blinda al rey emérito ante el TS pero permite investigarle si blanqueó tras abdicar. (infolibre.es, 13-7-2018).
El Gobierno no valora las revelaciones de Corinna sobre Juan Carlos I porque son «antiguas» y «no afectan» a Felipe VI. (infolibre.es, 13-7-2018).
IU pide que Hacienda investigue las cuentas suizas de Juan Carlos I y que el CNI informe de su amiga Corinna. (La Voz de Galicia, 12-7-2018).
IU y Podemos retan al PSOE a apoyar una investigación sobre los negocios del rey Juan Carlos. (La Voz de Galicia, 15-7-2018).
PP, PSOE y Cs rechazan una comisión de investigación sobre las grabaciones de Corinna. Unidos Podemos califica de “auténtico fraude democrático” esta decisión (La Voz de Galicia, 4-9-2018).
Cuando el juez Diego de Egea levantaba el secreto de la causa sobre Villarejo, los fiscales que investigaban sus negocios ilegales en la Operación Tándem alertaban del riesgo para las instituciones y para la “seguridad del Estado”. Por eso, mantuvieron en secreto dos piezas, una de ellas llamada Carol, sobre los seguimientos a Corinna.
Jesús Maraña, director de Infolibre, titulaba un artículo «Corinna y las cloacas del Estado» que, en realidad, debería titularse «La monarquía borbónica y las cloacas del Estado» porque la corrupción llega hasta los mismos cimientos del Estado, es decir, una monarquía que tiene su origen en 1969, cuando el dictador Franco nombra a Juan Carlos como su sucesor.
Están por ver las repercusiones de este nuevo escándalo en el futuro de la monarquía borbónica. Todo está controlado y el aparato del Estado ya está trabajando, como en otras ocasiones para que este tsunami quede en nada: el CNI presionando debidamente a Corinna para que no hable mucho; la justicia recordando que la figura del rey es inviolable, según la Constitución, o que todo está prescrito; Hacienda mirando para otro lado; el CIS, que tiene a José Félix Tezanos como nuevo director, seguirá sin preguntar sobre si la gente prefiere Monarquía o República; y los medios de comunicación difundiendo lo afortunados que somos teniendo a Felipe VI como rey, que no tiene nada que ver con los negocios del padre. Toda una movilización, perfectamente coordinada, bajo la consigna general de «Salvemos la monarquía», que se presentará como «Salvemos la democracia». Y aquí no pasa nada.
Toda esta operación para salvar la monarquía provocó numerosos artículos de opinión. Daniel Torres titulaba «Juan Carlos I, el inviolable»; Juan Carlos Escudier, en ese mismo periódico digital: «Al rescate de Impune I». Escudier explicaba así la comparecencia del jefe del CNI en la Comisión de Secretos Oficiales4:
Félix Sanz Roldán, el jefe de nuestros aguerridos 007, acudía este miércoles a puerta cerrada al Congreso para explicar qué hay de cierto en las grabaciones del comisario Villarejo a Corinna, ardorosa amiga de Impune I, en las que la tintada rubia revelaba la pasión por las mordidas de su emérita enormidad, su presunta red de blanqueo de capitales y sus tres supuestos compinches en la trama. A ciencia cierta Sanz Roldán no sabía nada porque, según dijo, para saberlo sus chicos tendrían que haber investigado al Borbón y para hacerlo tendrían que haber sido mandatados por un juez en uno de esos días que se atreven con todo. Pero por ciencia infusa aseguró que todo era más falso que un máster de la Rey Juan Carlos.
Sus palabras confirmaron que todos los Gobiernos han estado al corriente de los líos de faldas del anterior jefe del Estado, una carga de trabajo colosal que hubiera requerido de un ministerio específico. De hecho, si el jefe de los espías se vio en 2012 en Londres con la novia del jefe del Estado fue por orden de Zapatero, que pudo haber estado torpe en detectar la crisis pero no para afrontar amenazas a la seguridad nacional. Hasta allí se fue Sanz Roldán al rescate, no sin antes informar del viaje a Impune I, que acababa de romperse la cadera y la corona cazando elefantes en Botsuana con Corinna de carabina. Peor habría sido que se hubiera roto la pelvis.
Para el PSOE aquello era más que suficiente. Los socialistas tenían pensado no apoyar una comisión de investigación sobre el padre del Rey hasta que las ranas criaran pelos y, tras escuchar a Sanz Roldán, han decidido apoyarla cuando den peras los olmos. Todo ha quedado felizmente aclarado. En los próximos días se espera incluso que el Emérito vuelva a Mallorca a darle a la vela y se haga realidad aquello de que el Bribón ya está en la isla.
En su discurso en la manifestación del Día da Patria Galega, la portavoz del BNG, Ana Pontón, criticaba un sistema judicial que mira para otro lado «con los abusos del principal delincuente del Estado, Juan Carlos I», que Pontón calificaba como «El Campechano», y que «tiene campechanas cuentas en Suiza e recibe campechanas mordidas5».
Evidentemente, hay datos suficientes para sentar en el banquillo de los acusados al Rey Juan Carlos I, pero eso no va a suceder porque deterioraría la imagen de una monarquía que, argumentarán, quedó refrendada cuando se aprobó la Constitución de 1978. Así mismo, los principales partidos monárquicos (PP, PSOE) ya impidieron con su voto en numerosas ocasiones cualquier tipo de investigación sobre la corrupción de la monarquía.
José Antonio Martín Pallín13, magistrado emérito del Tribunal Supremo, no coincidía con la interpretación que hacía el gobierno del PSOE sobre la inviolabilidad de la monarquía:
Nuestra Constitución de 1978 proclama que la persona del Rey es inviolable y no está sujeta a responsabilidad. Sus actos estarán siempre refrendados en la forma establecida por el Gobierno o los ministros, careciendo de validez sin dicho refrendo. Parece obvio que ningún ministro puede refrendar homicidios, violaciones, fraudes o cualquier otro hecho delictivo ajeno a las funciones propias de su cargo. No creo que a nadie se le ocurra mantener, a estas alturas, que el Rey goza de una inviolabilidad absoluta o ilimitada, cualquiera que sea la naturaleza de los hechos delictivos que pueda o haya podido cometer. En mi opinión, la inviolabilidad no puede mantenerse, porque nunca ha existido, respecto de los delitos cometidos durante su reinado, siempre que sean ajenos a las funciones propias de su cargo.
El intento de petrificar la inviolabilidad, extendiéndola a todo el período que duró su mandato y a toda clase de delitos, no es compatible con la doctrina internacional y la jurisprudencia de nuestros tribunales. En ningún caso alcanzaría a los hechos que, al margen de su carácter delictivo, merecen el rechazo de una sociedad democrática. Las “razones de Estado” serían demoledoras para la estabilidad y la salud de nuestro sistema político, tan necesitado de confianza.
La portavoz del gobierno Isabel Celaá dejaba muy clara la posición del gobierno del PSOE cuando después del Consejo de Ministros del 13 de julio de 2018 manifestaba en rueda de prensa: «Las grabaciones de Corinna, afortunadamente, no afectan al jefe del Estado, Su Majestad el Rey Felipe VI. Son grabaciones antiguas y, por lo tanto, ni las consideramos». Argumentación muy pobre porque una cosa antigua es de hace 30 o 40 años, pero aquí estamos hablando de una conversación de hace cinco años, es decir, de total actualidad, después de la abdicación de Juan Carlos I. Por otra parte, interpelada la ministra de Hacienda María Jesús Montero sobre si su Ministerio va a abrir una investigación sobre un posible fraude fiscal y blanqueo de capitales de Juan Carlos I contestaba: «La Agencia Tributaria, por ley, no habla de contribuyentes, de expedientes, ni de investigaciones». Pedro Sánchez prometía: cuando lleguemos al gobierno publicaremos una relación de las personas que se beneficiaron de la amnistía fiscal. El PSOE ya anunció que no harán pública dicha lista.
El CNI seguía cumpliendo con una de sus principales funciones: defender el prestigio de la monarquía, y para eso necesitaba un trabajo continuado, que estaba garantizado porque la nueva ministra de Defensa, Margarita Robles, mantenía en su puesto al general Félix Sanz Roldán, nombrado por el gobierno de Zapatero el 3 de julio de 2009 y que continuó con el gobierno de Rajoy. Según las citadas conversaciones, Sanz Roldán amenazó a Corinna para que no hablase.
Después del «Corinazo» tomaron medidas y Juan Carlos I fue prácticamente apartado de la agenda de la Familia Real porque su aparición pública podría provocar protestas contra la corrupción de los Borbones y a favor de la República. En Sanxenxo estuvo prácticamente «secuestrado» durante una hora en el interior de un coche, sin salir fuera, Juan Carlos I anunciaba su interés por viajar en el verano de 2018 a Palma para participar, como todos los años, en la Copa del Rey de Vela, pero en esta ocasión dijeron que se suspendía su visita por problemas de salud. Según un comunicado oficial: «no debe realizar actividades físicas intensas debido a la reagudización, por sobrecarga de apoyo, de una antigua lesión en la articulación cubitocarpiana derecha que le ha generado problemas musculares». Era una explicación poco creíble porque el Rey emérito participó en esos días en alguna cena privada con amistades y aparecer en una foto de familia en Palma no requería un esfuerzo físico intenso.
18 Daniel Montero en elespanol.com de 15-7-2018.
29 «Los negocios del rey». Ignacio Escolar en eldiario.es, 10-3-2013.
310 Espía en el Congreso, 12-12-2014.
411 publico.es, 26-7-2018.
5 Información de Mario Beramendi en La Voz de Galicia, 26-7-2018.
13 “Sobre inmunidad y privilegios”. ctxt.es, 20-7-2018)
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