Una mañana cualquiera

Todos sabemos que para que la ciudadanía se trague el paquete de esa extorsión del presupuesto para dedicar a una guerra hace falta crear un relato que asuste lo suficiente para justificar la medida y que sea tolerada en lugar de que surja una oposición potente que la rechace.

Por Remedios Copa | 23/03/2024

Cuando el amanecer es nublado y gris, es fácil pensar que se trata del reflejo de la triste deriva que la humanidad está tomando.

Si pensamos en el ámbito de la política internacional, que siempre afecta también a la nacional, el panorama no puede ser más desolador. En la nacional no es para menos; cuando se cuestiona al Gobierno legítimo salido de la voluntad de los españoles en las urnas y del acuerdo democrático entre parlamentarios, quién lo está cuestionando se descontextualiza del marco constitucional y pone en serio peligro el régimen democrático.

En el ámbito internacional asistimos a un genocidio en directo sin que ningún país salvo Sudáfrica se alce en serio frente a semejante delito, exija el cese de suministro de armas a Israel, la imposición de severas sanciones económicas al país genocida o la ruptura de relaciones con él. En lugar de eso, pese a las masivas manifestaciones de civiles en todo el mundo pidiendo el alto el fuego y el reconocimiento del Estado palestino libre, se vetan los intentos de que se produzca; si se intenta cualquier condena a Israel hacen la vista gorda mientras el genocida avanza en su proyecto de limpiar de palestinos el territorio que quiere apropiarse, la Palestina que Israel lleva más de 75 años ocupando ilegalmente, controlando, asediando, agrediendo y asesinando impunemente a población civil inocente con bombardeos a viviendas, vehículos e incluso a viandantes y trabajadores en sus campos de cultivo.

El Estado de Israel nunca cumplió la resolución de Naciones Unidas reconociendo dos Estados independientes: Israel y Palestina. Si antes de este enardecimiento genocida Israel ya había asesinado a 14.000 palestinos, desde octubre de 2023 el número ya supera los 31.000, de los que cerca de 14.000 son niños y niñas, a cuyas cifras hay que añadir unos 10.000 desaparecidos que se supone han quedado enterrados bajo los escombros de los bombardeos. Con el recrudecimiento de los ataques de estos últimos días, las cifras han quedado superadas y son incontables ya las muertes que se están produciendo por falta de alimentos, agua potable y asistencia sanitaria. Últimamente no solo atacan hospitales y escuelas, o a los que acuden a refugiarse en las supuestas zonas seguras, incluso señaladas como tal por Israel, también el personal sanitario y el de apoyo humanitario están siendo blanco directo de los disparos, según datos de las organizaciones médicas y humanitarias.

EEUU, que siempre consideró a Israel su buque insignia en la zona, veta todo intento de que cualquier Institución Internacional o país bajo el dominio de su herramienta de guerra, la OTAN, cuestione a Netanyahu o pretenda presionar a Israel para que cese de inmediato el genocidio. Ahora, mientras Netanyahu termina el exterminio, EEUU pretende un lavado de cara, tirando desde el aire unas migajas de comida dispersadas sobre los moribundos palestinos. Si tanto le importa que mueran de hambre, sed y falta de medicinas, ¿por qué no ordena a su amigo Israel el alto el fuego inmediato y le impone sanciones como hizo con Rusia?

Otro de los puntos negros de las guerras en la actualidad es Ucrania. Un país que lleva en guerra desde 2014, en el que la mano de los EEUU fue detonante y sigue siendo el artífice de esa guerra externalizada en la que Kiev viene masacrando a la población del Donbás desde el sobradamente conocido Maidan, también denominado Euromaidán. Si bien es cierto que se venía hablando poco de la guerra de Ucrania últimamente y que parecía que Biden ya no estaba por la labor de seguir atendiendo a las exigencias de Zelenski y los potentados nazis que le apoyan y hacen su negocio en la sombra a costa de las armas y ayudas económicas que reciben de los miembros de la OTAN, por un lado por su descontento con Zelenski y por otro por el desacuerdo de muchos norteamericanos con los costes de esa guerra, ahora lo retoma con ganas basando su relato en sembrar el miedo con la amenaza de que Putin quiere invadir Europa y, a la vez, derivando los costes de miles de millones de euros, (50.000.000.000), a cargo de los presupuestos de los serviles países europeos que destinarán a la guerra la parte correspondiente detrayendo ese importe de servicios nacionales de Bienestar Social como la sanidad, ayudas a la dependencia, construcción de vivienda social, educación, u otras necesidades propias de la población nacional.

Ya basta de tomaduras de pelo. Todos sabemos que para que la ciudadanía se trague el paquete de esa extorsión del presupuesto para dedicar a una guerra hace falta crear un relato que asuste lo suficiente para justificar la medida y que sea tolerada en lugar de que surja una oposición potente que la rechace. Pero, pese a la restricción de la información veraz y a los intentos de vetar cualquier disensión con el relato oficial, a estas alturas ya a nadie con dos dedos de frente se le escapa que el origen de la entrada de Rusia en la guerra de Ucrania fueron los incumplimientos de la OTAN de los Acuerdos de Minks, que consistían en que la OTAN no extendería sus dominios en torno a la frontera con Rusia, extensión que como todos sabemos continúa produciéndose en toda la frontera. Este incumplimiento está reconocido por políticos europeos así como que nunca se tuvo intención de cumplirlo, simplemente se trataba de engañar a Putin para ganar tiempo, han declarado ya públicamente.

Putin está cansado de advertir del peligro de esa expansión y de la provocación que supone para Rusia dotar a Ucrania de misiles de largo alcance, como ya lo advirtió también con respecto al armamento con cabezas nucleares que le facilitó el Reino Unido a Zelenski y del riesgo incluso de accidente nuclear que eso suponía tanto para la propia Rusia como para Europa, por no decir que, si se utilizaban esas armas contra Rusia, ésta iba a defenderse y por lo tanto la OTAN sería responsable de una tercera guerra.

Ninguna persona desea estar inmersa en una guerra y, si tal amenaza existiera, la obligación de los Gobiernos es forzar el cese de la provocación y utilizar toda la diplomacia para alcanzar una solución negociada.

¿Cómo puede cualquier persona razonable entender que se condene a Rusia y se le impongan severas sanciones económicas, (que lo que han hecho es arruinar la economía de la U E), mientras que se mire para otro lado e incluso se apoye en los foros internacionales a Israel cuando está cometiendo un genocidio documentado y a la vista de todos en Gaza?

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