¿Tan difícil era votar a favor de los temas catalanistas y después hacerlo en contra de los temas económicos? ¿Tanto costaba? Es evidente que puedes ser de izquierdas e independentista. Tenemos la suerte de estar en un sistema parlamentario donde permite votar hacia un lado en algunas cosas y votar hacia el otro en otras.
Por Joan Jordi Abentín:
«Es cierto que los políticos catalanes no tendrían que estar en la cárcel por ser independentistas, pero a la vez, creo que al final van a salir, y algunos, cuando salgan, les dará igual el pueblo. Y para no generar dudas, si luchamos por la libertad de expresión, ahí estaré. Tenemos que acabar con esta dictadura derechista para empezar a luchar de forma seria por esos temas que nos tocan de verdad».
Joan Jordi Abentín:
«Se podría traducir como que estamos mal. C’s primera fuerza, PdeCAT segunda y toda la Izquierda se la pegó hace un par de meses. El debate nacional esconde al social, y si no acabamos ya con esto, dad la bienvenida al TTIP, a presupuestos poco sociales, a la evaluación de la sanidad…»
Nuevo artículo de Anibal Garzón en Nueva Revolución
En los últimos años la dialéctica nacionalista España-Cataluña ha dado un salto cualitativo histórico pasando de ser visto como un conflicto jurídico y cultural a convertirse en un conflicto político y social. Pasar de qué juristas debatan sobre cuáles deben ser las competencias del gobierno catalán o políticos poner flores a Francesc Macià cada 11 de septiembre, a ser el tema político central de debate en los bares (si no se habla de Venezuela por su constancia mediática), llenarse de banderas españolas y catalanas los balcones, o salir centenares de miles de personas a las calles el día de la Díada. ¿Pero qué fue la esencia qué hizo pasar esta cuestión de la élite política a la base social, hablando tipologicamente? La rigidez institucional española.
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