Serbia lleva tiempo manteniendo una política exterior bipolar, jugando a dos bandas: entre la integración europea y un acercamiento a Rusia.
Por Redacción NR | 5/01/2024
Si tuviéramos que definir la política exterior del Presidente de Serbia, Aleksandar Vučić, la palabra equilibrismo sería la que mejor lo resumiría.
Por un lado, el dirigente mantiene las relaciones amistosas con el Kremlin, negándose a participar en las sanciones contra Rusia y toda la campaña de confrontación lanzada desde Occidente. Pero al mismo tiempo, Vučić mantiene negociaciones con Bruselas con el objetivo de que su país ingrese en un futuro próximo en la Unión Europea.
Precisamente su decisión de mantener relaciones cordiales con Rusia, incomoda al eje atlantista. Una postura que no gusta en Washington y en Bruselas. Y no es casual que, una vez más, se estén llevando a cabo protestas opositoras en Belgrado bajo acusaciones de fraude electoral en los comicios celebrados el pasado 17 de diciembre, en los que Vučić fue reelegido.
El Presidente serbio ha acusado directamente a Occidente de estar detrás de esta nueva ola de movilizaciones y ha denunciado que buscan ‘derrocar al gobierno’. De hecho, el propio Vučić dejó entrever en sus declaraciones que habían contado con la ayuda de ‘servicios exteriores’ para monitorear las protestas opositoras y prevenir un posible levantamiento. Evidentemente estaba haciendo referencia al apoyo de los servicios secretos rusos.
La Primera Ministra Ana Brnabic, por su parte, aseguró en declaraciones televisivas que ‘se están preparando para organizar protestas tipo Maidan en Belgrado para tomar el poder’.
Estos movimientos opositores apoyados desde el exterior evidencian que Vučić es una figura de la que Occidente desea desprenderse definitivamente para instalar un gobierno totalmente alineado con los intereses del eje atlantista. No se trata de un tema ideológico, sino de una cuestión que se centra exclusivamente en el ámbito de las relaciones comerciales y de la política exterior. En términos socio-económicos, Vučić encaja a la perfección con el dogma liberal que reina en Bruselas.
De hecho, el Nuevo Partido Comunista de Yugoslavia (NKPJ) advertía recientemente que la victoria de Vučić en las últimas elecciones supondrá la continuidad de las políticas antiobreras y un gobierno al servicio de los intereses del gran capital. Los comunistas también señalan que el ejecutivo de Vučić adoptará una postura a favor de la entrada de Serbia en la Unión Europea, así como una mayor cooperación con la OTAN.
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