«No entiendo qué interés político hay detrás de todo este linchamiento, pero lo que sí tengo bastante claro es que a la mujer, a las mujeres, no se les está haciendo ningún favor y sobre todo no se les está teniendo en cuenta.»
Lola Macías
Siempre pensé que juzgar no debería salir tan barato como sale, pero al no costar nada, tenemos «la mala costumbre», como el título de aquella canción, de hacerlo bastante a menudo y teniendo en cuenta nada más que una versión, un interés, una opinión, una ideología…
Juzgar es un verbo al que no le damos la importancia que merece a la hora de ponerlo en práctica, ni el respeto que merece. No nos paramos a pensar en el daño que podemos hacer. De hecho, ni siquiera nos paramos a pensar…lanzamos lo primero que se nos ocurre y nada más, total ¡sale gratis!
Desde hace algún tiempo estoy leyendo y escuchado tremendas barbaridades sobre las clínicas acreditadas para la interrupción voluntaria del embarazo, sinceramente no entiendo qué interés político hay detrás de todo este linchamiento, pero lo que sí tengo bastante claro es que a la mujer, a las mujeres, no se les está haciendo ningún favor y sobre todo no se les está teniendo en cuenta. Es más que obvio que no le importamos lo más mínimo a esas voces que tanto ruido y daño hacen.
En relación a este tema, me gustaría compartir con todas las personas que quieran leer este artículo mi experiencia en la clínica Ginesur de Sevilla cuando tuve que interrumpir mi embarazo. Una gestación que, pese a que era deseada, decidí no llevarla a término de manera voluntaria, desde mi madurez como mujer. Lo decidí libre, voluntaria y legalmente como otras muchas mujeres.
En noviembre de 2018 mi embarazo transcurría con total normalidad hasta que en la ecografía de las veinte semanas le detectan a mi niña una «malformación en el cerebro incompatible con la vida», palabras textuales del especialista que me veía en su momento, «no hay nada que podamos hacer, la niña fuera de tu vientre no podría vivir», prosiguió el mismo.
En aquel momento todo cambió de color para mí, para nosotras, teníamos que tomar la decisión más importante, hasta ahora, de nuestra vida. Desde mi centro de salud nos tramitaron la cita con Ginesur para la interrupción del embarazo, el personal del centro lo puso todo a nuestra disposición para facilitar aquel paso que tuvimos que dar.
Nuestra primera cita en el centro Ginesur fue con un psicólogo, alguien que nos trató con todo el cariño del mundo y nos ayudó a «comprender» aquella pérdida a la que días más tarde nos enfrentaríamos. Posteriormente nos atendió la Dra. Carolina Rivas Barrera, nuestro “ángel de la guarda” en medio de aquel triste momento. Ella nos informó al detalle como sucedería todo y los diferentes escenarios en los que nos podíamos encontrar, siempre dándonos ánimo y cuidando cada detalle.
Llegó el día. El ingreso estaba programado a las nueve de la mañana, desde ese momento y hasta que nos fuimos, todo fueron gestos de empatía con nosotras y con nuestras familias, de todo el personal de la clínica: auxiliares, personal de enfermaría, anestesista, la Dra. Rivas…todo el equipo al completo nos trató en cada paso que dimos con todo el amor del mundo.
Un acompañamiento dado por personal preparado profesional y humanamente. No fue fácil afrontar aquella situación, pero caímos en las mejores manos, no tengo la menor duda al respecto.
Con esta breve descripción de cómo aconteció nuestra historia quiero agradecer la gran labor de Ginesur, una de las clínicas integradas en la Asociación de Clínicas Acreditadas, ACAI. Agradecer el trato humano recibido, la profesionalidad y la experiencia vivida en dicho centro.
Jamás podré olvidar cada gesto de cariño, cada palabra de aliento, cada detalle para que el dolor de aquel momento fuera lo más llevadero posible. Gracias de todo corazón.
Como veis, yo tengo otra visión de las clínicas de interrupción voluntaria del embarazo, clínicas muy preparadas en todos los sentidos, clínicas donde tratan a la mujer con todo el respeto y cariño posible, clínicas avaladas por la experiencia.
Ojalá que mi voz ayude a que otras muchas mujeres, sé que somos muchas, defendamos a estos /as profesionales, levantemos entre todas la losa del estigma que se sigue arrojando sobre ellos/as.
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