Max Lemcke: “A Televisión Española no le interesa contar historias como las de Billy”

Segunda parte de la entrevista al guionista y director de cine español Max Lemcke, autor del documental “Billy”, que da voz a algunas de las víctimas de Billy el Niño.

Por Angelo Nero

Para la producción de “Billy” habéis contado con 1.300 mecenas, que respondieron a vuestra campaña de crowdfunding. Este tipo de películas, que desafían la versión oficial de una dictadura aperturista en sus últimos años y una transición modélica, ¿están condenadas a financiarse de esta forma, ante la falta de apoyos públicos y privados? Creo que incluso la primera idea era hacer una película de ficción, y que, ante las dificultades de financiación, optasteis por el documental.

Nosotros, primero escribimos una película de ficción, era un guion donde aparecía la figura de Pacheco, de una forma más anecdótica, y donde se hablaba de enfrentarnos a nuestro pasado, intentar entenderlo, y salir adelante con un aire renovado, pero después de haber pasado y reconocido ese sufrimiento. Fuimos a Televisión Española y nada, no les interesaba contar esta historia, a Televisión Española le interesa Master Chef y estas cosas, a pesar de ser la televisión de todos, que pagamos con nuestros impuestos, los utilizan para otras cosas, para el entretenimiento y los fuegos artificiales de fin de año, pero no para contar esto. Hay una sección que se dedica a financiar cine, y esta era una película que les chirriaba, y no la financiaron. Y era la única oportunidad que teníamos, porque fuimos a Antena 3 y se nos rieron en la cara, la gente de Planeta y todos estos no son de los que pudieran estar interesados en estos temas.

El caso es que la ficción no se podía financiar, y cuando estuvimos en una fase que ya no se podía ir a ningún sitio, pensamos en hacer un documental. Ya habíamos tenido mucho contacto con mucha gente, con asociaciones y víctimas, que nos habían contado experiencias. Y nos ayudó la revista Contexto, a la que le parecía que era un tema que había que apoyar, y nos ayudaron mediante el crowdfunding, que es una manera, pero es una triste manera de financiar una película, porque, en el fondo, debería haber unos mecanismos para contar este tipo de historias, teniendo la financiación adecuada.

Fue de esta manera, no pudo ser de otra, y bienvenida sea porque se financió gracias a que había mucha gente a la que le interesaba que contásemos esta historia, y nos apoyaron desde un euro hasta cien, lo que podían poner. ¿Fue posible? Sí, y agradecidos. Pero lo critico porque este tipo de proyectos deberían tener también una financiación regular, aunque en este país es imposible.

Hay un compañero mío que iba a hacer una serie sobre la Guerra Civil, y no se ha hecho, ni se va a hacer, y es alguien con un currículum impresionante que, en los próximos Goyas, se los va a llevar todos, y ni siquiera él va a hacer la serie de la Guerra Civil, porque no se puede hablar todavía de eso en este país. No puedes hablar en serio de la guerra y de las atrocidades que nos pasaron.

Vuestro documental tiene un final difícil de calificar, ya que González Pacheco muere por coronavirus con una semana de diferencia con una de sus víctimas más reconocidas, y me atrevo a decir, más queridas, Chato Galante. ¿Cómo afectó al proyecto, que todavía estaba en marcha, este desenlace tan inesperado?

Esto fue un skock, imagínate, además de que estábamos confinados, y no sabíamos que hacer, ni hacia donde íbamos a ir, si íbamos a poder acabar, o que iba a pasar con el proyecto, de repente, un día nos levantamos, y se ha muerto Pacheco, que era un poco el eje vertebrador de nuestro documental, porque sobre el íbamos a contar muchas cosas. Esto nos puso patas arriba toda la historia y empezamos a grabar lo que podíamos de los materiales que emitían las televisiones, empezamos a movernos, yo entonces ya vivía en Barcelona, la montadora vivía en Madrid, el director de fotografía también, y estuvimos intentando organizarnos pero, en el fondo, entre las restricciones y tal no podíamos hacer gran cosa, y nos limitamos a grabar lo que emitían.

Luego se nos ocurrió contactar otra vez con la gente y grabarles, pero como no se podía ir a grabar, utilizamos el elemento que se utilizada en ese momento que eran las conversaciones por Zoom, por Skype, que se ha quedado un poco como esencial, porque ahora, casi todas las reuniones las hacemos de esa manera. Empezamos a grabar a las personas que habíamos conocido y la repercusión de todo eso.

También teníamos una cita con Chato, aunque sabíamos que estaba enfermo, pero él, en su talante muy comedido y muy señorial, jamás manifestó la gravedad de su enfermedad, y habíamos quedado para grabarlo otra vez, porque el sonido de la primera grabación era bastante defectuosa. Quedamos un día con él, pero unos días antes nos llegó la noticia de que había fallecido, y nos quedamos absolutamente consternados.

El documental estuvo en un punto de tambaleo, en el que no sabíamos como sacar eso adelante, pero he de reconocer que la labor de la montadora, Clara Martínez Malagelada, que le dio una vuelta a ese material para relanzarlo, para contar la frustración que teníamos, porque teníamos vigilado a Pacheco, porque le queríamos grabar, sabíamos donde vivía, donde iba, yo me he encontrado con él en un local que solía frecuentar, e intentamos cazarlo, para hacerle algunas preguntas, aunque saliera corriendo, como ha hecho siempre, corriendo delante de nuestras cámaras como hacía en los maratones.

La película nace de esa frustración, y de aprovecharla para empezar la historia de esta manera, con la muerte de Pacheco, y a raíz de ahí contar no quién era él, porque el título no homenajea a Pacheco, si no utilizar la ironía, porque lo importante son esos a los que perseguía, que nos dan una imagen de valor. Lo mejor de la película es que nos trasmite los valores de esas personas gracias a las que hoy podemos hablar tú y yo, y tú lo puedes publicar mañana, y yo puedo hacer una película. Ese es el homenaje real de unas personas que antes que nosotros lucharon por tener esta democracia imperfecta que tenemos ahora, gracias a ellos y a otra gente que luchó antes, tenemos unos derechos por los que tenemos que seguir luchando siempre, pero los tenemos. Que el homenaje sea para ellos.

Nos gustaría que nos hablaras un poco del equipo que está detrás del documental, como el montaje, Clara Martínez, que se nos antoja una tarea difícil con todas esas piezas de un puzzle que hubo que casar para darle un ritmo tan acertado como el que tiene el film.

En realidad son todos viejos amigos, menos Clara, que la conocí en ese momento. Javier Palacios es el director de fotografía, y estuvo conmigo desde el principio grabando todas las conversaciones, con él elegí también todos esos espacios tan especiales, él encontró un piso vacío, que nos daba esa sensación de claustrofobia, un lugar sórdido como en el que pudieron estar todas estas personas en sus interrogatorios. También los espacios en los que grabamos en Atocha, que eran antiguas naves de Renfe. Buscábamos darle un valor estético, para que aquello contara también cosas, y diera impresiones.

También tuvimos el apoyo de Txepe Lara, un productor vasco que desde el principio estuvo ahí, aunque luego tuvimos ciertas desavenencias, aunque sin su apoyo no habría sido posible seguir adelante, y al final seguimos caminos separados, pero sin él que conocía a Chato y a un montón de gente de la Liga y del FRAP, sin sus contactos hubiéramos tardado mucho más en llegar a todos ellos, y le debemos ese apoyo.

A la gente de Ctxt y a su director, Miguel Mora, que desde el principio apoyo la iniciativa.

Otra parte fundamental del equipo es el sonido de Manuel Rojas Jr, haciendo las labores complejas de sonido, porque grabamos en lugares con mucho ruido de fondo.

El azar también llegó a juntarme con Clara Martínez Malagelada que es de las mejores montadoras de este país, de su generación, que ha montado con todos los grandes, y tuve la fortuna de que se cruzara en mi camino, para hacer este documental, en un momento en que ella estaba entre proyecto y proyecto, en realidad, podemos decir que lo escribimos juntos, fue un trabajo de creación a la par, compartiendo ideas, haciendo un trabajo muy preciosista. Recuerdo que esas imágenes de cuando muere Pachecho es ella quién coge la cámara, y se va a grabar esto porque había que meterlo en la película.

El cine es una labor de cooperación, el director toma ciertas decisiones, es verdad, pero en el fondo es una labor de equipo, en la que todos ponen sus conocimientos, su saber hacer, para que eso al final nos llegué. El director de foto poniendo la luz, el sonidista mejorando equalización, y la montadora eligiendo, por ejemplo en esos cortes que hay dibujos animados, donde pensábamos que para poner en su sitio a Pachecho, lo mejor era ridiculizarlo a través de los dibujos animados, era la única forma en que la imaginación le daba de bofetadas a la realidad y la ponía en su sitio. De alguna forma a través de esas animaciones tratábamos de salir de lo duro que era esa realidad, los mensajes que nos transmitían las personas que estaban allí contándonos esas experiencias, y de esa forma se ponía un poco en contraste. Billy el Niño salía ridiculizado ahí, el pueblo lo ponía en su sitio, y al final nos parecía la única manera, que podíamos salirnos con la nuestra, y restituir un poco la autoestima a todas estas personas, como decir, quien es quien en todo esto y que grado tiene de verdad o de mentira, y como enfrentarlo a esta realidad, e incluso ridiculizarlo con este montaje.

La Querella Argentina también gravita en el documental. La Audiencia Nacional rechazó la extradición a Argentina de González Pacheco, con el argumento de que sus delitos habían prescrito. La víctimas tuvieron que buscar en la justicia universal lo que la justicia española no les dio. ¿Está todavía abierta una esperanza a un final feliz a través de la Querella?

La verdad es que ahora estoy trabajando con otro proyecto, que tiene que ver con un proceso anterior, con el caso Pinochet. Como la justicia universal, a través de un juez español, casi consigue, o lo consigue de alguna forma, lo que pasa es que la política lo traicionó, poner en su sitio a un dictador. Ahora no estoy muy al tanto de la Querella, creo que la jueza Servini está enferma, no se si ha seguido adelante, estoy un poco out de ese asunto.

Pero en el fondo viene a terminar de cerrar esa argumentación que tenía al principio de nuestra conversación, no somos capaces aquí de juzgar nuestros propios actos, a través de la justicia universal, comenzamos a poder los actos criminales de otros países, como Argentina y Chile, y ayudamos mucho, porque fue el espolón que encendió la mecha para que allí aquellas ideas de punto final se tumbaran, y se acabaran juzgando a los responsables de esos crímenes. En Chile se les escapó Pinochet, porque se murió, pero estuvo en arresto domiciliario hasta el fin de sus días. En el fondo nosotros queríamos hacer una película como “1985” o hablando de esos temas, pero nos cuesta mucho financiarnos, que nos apoyen.

Menos mal que gracias a esa justicia universal una jueza argentina pudo escuchar a todas esas víctimas y reabrir casos aquí, pero la realidad, la triste realidad, es que tu presentabas aquí una querella, en cualquier juzgado, y aquello no prosperaba, a ningún nivel. Y sigue habiendo una ley no escrita para que no salga adelante, porque había ordenes desde el ministerio de justicia para que así fuera, para evitar la judizalización de cualquier caso que tuviera que ver con la represión franquista o de la transición. Y la Querella fue una tabla de salvación. Que, por cierto, se hizo un documental sobre ello, “El silencio de otros” que tuvo un cierto éxito, y que llegase a otros públicos. Nosotros somos primos hermanos de esta película, y además está Chato en los dos documentales.

Para terminar, ¿Cuál ha sido el recorrido de la película, y la acogida que ha tenido entre el público?

La película tuvo una distribución normal en este tipo de documentales, tuvo una distribuidora Begin Again que se dedica a películas documentales o de autor, estuvo en salas de Madrid, Barcelona, pero una película pequeña, española, documental, que no tenga un poco de inversión para publicitarse tampoco dura mucho, estás atado a la ley de oferta y demanda. Así que después de estar en esas salas entró en un circuito cultural en el que fuimos a distintas ciudades, como Valencia o Vigo, a presentarla, con alguno de los protagonistas de la película, y también ha estado en algún festival. Ahora está en una plataforma, en Filmin, que es una andadura lógica. También nos presentamos a los Goya, pero no tuvimos el apoyo que a lo mejor tuvieron otras películas para estar ahí. A lo mejor interesaban mas los “Héroes del silencio” que un documental sobre la Transición. Y bienvenidas sean estas plataformas, porque sino las películas acabarían en un depósito, o en la Filmoteca, y ahí nadie sabría más de ellas, como pasa con algunas películas memorables, que si no las remasterizan y las ponen en algún sitio, nunca las volveremos a ver.

Se el primero en comentar

Dejar un Comentario

Tu dirección de correo no será publicada.




 

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.