Crítica cinematográfica del film francés L’établi, dirigido por el cineasta Mathias Gokalp.
Por Romain Boulant
L’établi es una película dirigida por Mathias Gokalp, adaptada de la novela autobiográfica de Robert Linhart. Cuenta la historia de Robert, un militante maoísta de la clase burguesa, que para propagar la revolución en los círculos de la clase obrera, decide entrar en la fábrica de Citroën en Porte de Choisy en París.
La película se desarrolla después de los hechos de mayo del 68. Un mes después de la difícil entrada de Robert en la fábrica, los trabajadores se declaran en huelga contra la decisión de los patronos de hacerles recuperar de forma gratuita las horas perdidas durante la huelga de mayo del 68.
L’établi es una película de actualidad que se estrena en Francia en un momento en el que los trabajadores luchan contra el gobierno capitalista por el retiro de la contrarreforma de las pensiones que exige la Unión Europea. Se trata de un film realista: muestra las condiciones de trabajo de los trabajadores, su fatiga mental y física. Vemos en particular al personaje principal, Robert, que toma medicamentos para poder dormir y tras una jornada laboral termina desmayándose en la fábrica.
El largometraje muestra la lucha de clases entre los trabajadores y los patrones en algunas escenas en las que los jefes insultan y humillan a los trabajadores después de su jornada de huelga. En otro momento, un capataz le ordena a un trabajador inmigrante que comience de nuevo su tarea lanzándole un insulto racista.
En este sentido, la película revela la tendencia fascista de los patrones cuando la lucha de clases se intensifica. La cinta muestra a los trabajadores como héroes, en particular en una escena en la que el mejor amigo de Robert cita una frase de Mao: “Las masas son héroes”. Este diálogo puede interpretarse como un homenaje de la película a la clase obrera.
Durante el film, también destacan las contradicciones entre los maoístas y la “izquierda proletaria”. Robert es un pequeño burgués que no corre el riesgo de quedarse en la calle si lo despiden de la fábrica, a diferencia de sus compañeros. Esto explica que algunos trabajadores no quieran ir a la huelga por miedo a perderlo todo, y que esto genere resentimiento y celos. Se trata de una representación muy realista de la clase obrera en el ámbito de la industria automotriz.
La juventud comunista y patriótica haría bien en ver y promover esta película, ya que muestra las realidades de nuestra clase desde nuestra perspectiva de clase, ofreciendo al público popular una alternativa verdaderamente emancipadora a las producciones de cultura de masas, como las que se consumen en Netflix, que nos alienan inculcando valores burgueses.
Este tipo de películas contribuyen a crear una contracultura progresista y popular, ya que muestran la realidad de la sociedad capitalista. Y es a través de esta representación realista que combate a la burguesía y al sistema capitalista que podrá surgir una verdadera contracultura patriótica, popular y progresista tan necesaria para la clase obrera.
Hacen falta obras de este tipo que hablen de la lucha de clases y que representen a la clase obrera como los verdaderos héroes que luchan por la soberanía. Son muy importantes este tipo de películas para poner fin a la cultura de masas que domina en Francia y ayudar a que el pueblo trabajador y la juventud se alejen del consumo de productos alienantes. Obras que nos eleven espiritual e intelectualmente y aumenten nuestras capacidades para tomar y ejercer el poder.
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