Además de los frentes de guerra, de la lucha política y la que se da a través de los medios de comunicación y de las redes sociales, hay otra guerra, en la que millones de personas están perdiendo, la que, derivada de los bombardeos, las masacres y los expolios han causado la migración de amplios grupos de población
Por Angelo Nero
En el curso de la guerra que está desangrando al estado etíope, desatada cuando el gobierno de Abiy Ahmed, premio Nobel de la paz, decidió la invasión de la región norteña de Tigray, en noviembre de 2020, y que tras una rápida ocupación combinada de los ejércitos etíope y eritreo, junto a las milicias amharas, parecía haber derivado en una derrota de los rebeldes tigriños, que en junio, en una inesperada contraofensiva, recuperaron la capital, Mekelle y las principales ciudades de Tigray, parece que el conflicto se ha extendido a otros estados, o Kililoch, del segundo estado más poblado de África, con más de cien millones de habitantes.
Los frentes de guerra se multiplican, en parte gracias a la alianza que mantiene el principal grupo opositor, Tigray People’s Liberation Front (TPLF), con otras organizaciones políticas y militares, de las cuales la que tiene más fuerza es el Oromo Liberation Army (OLA). Ambos grupos han sido declarados terroristas por el gobierno etíope, en mayo de este año, Etiopía declara organizaciones terroristas a los grupos rebeldes TPLF y OLA argumentando que “estos grupos están siendo explotados por fuerzas extranjeras que buscan debilitar y desmantelar Etiopía”.
La guerra en este país del Cuerno de África no solo tiene frentes militares y políticos, sino que se está librando en el campo de la información. Desde el primer momento de la ofensiva gubernamental sobre Tigray, los movimientos de la prensa, especialmente de la extranjera, han sido duramente restringidos, lo que no ha evitado las continuas informaciones sobre graves violaciones de los derechos humanos, especialmente por parte de los ejércitos eritreo y de las milicias amharas, aunque otras fuentes también señalan a los rebeldes tigriños.
El último capítulo de esta lucha por el relato, ha sido este pasado 3 de diciembre, cuando el gobierno etíope, anunció el asesinato de una decena de civiles de la tribu Karayyu en el East Showa, en la Oromía, y del secuestro de otra veintena, señalando a milicianos del Oromo Liberation Army (OLA). Sin embargo, desde Addis Standard apuntaban a que este medio “recibió informes de asesinatos y secuestros de miembros de la comunidad que apuntan a la participación de las fuerzas gubernamentales”. En un comunicado de la OLA se atribuían también los ataques a las fuerzas leales a Abiy Ahmed.
Según relató un testigo a Addis Standard, el ataque comenzó el miércoles, 1 de diciembre, en el transcurso de una ceremonia de oración, por parte de las fuerzas especiales y la policía regional de Oromía, “Nuestra área no había visto ningún problema de seguridad recientemente, por lo que ninguno de los asistentes se alarmó cuando fueron rodeados repentinamente por las fuerzas de seguridad del gobierno”, declaró, para proseguir con su relato, “Después de su llegada, las fuerzas gubernamentales secuestraron a los hombres, incluidos Abba Gadaas, Abba Boku, miembros prominentes de la comunidad y jóvenes de la ceremonia de oración. Los obligaron a entregar sus armas y armamento tradicional y luego los llevaron a un área remota llamada Anole. Los golpearon mientras suplicaban que les dijeran lo que hicieron mal. El jueves la gente salió a buscarlos, incluso en las comisarías, y finalmente recuperaron los cuerpos de 14 de ellos al mediodía.”
Odaa Tarbii, portavoz internacional del OLA, escribió en su cuenta de twitter: “Una mentira audaz incluso para este régimen. Las fuerzas del régimen secuestraron y asesinaron a 22 ancianos y líderes comunitarios frente a testigos, pero aun así echarán la culpa a “Shanee” (como el gobierno denomina al OLA). No puede haber sustituto de la justicia, los funcionarios del régimen y las fuerzas responsables deben ser procesados. Hace una semana, el régimen intentó reclutar soldados en Karrayu y los ancianos locales lo rechazaron. Ahora el régimen está tomando estas medidas para castigar a la comunidad.” También en otro tweet, ha señalado otro motivo de alarma para la castigada población etíope: “Mientras Abiy se asegura de que sus fuerzas genocidas sean alimentadas, la sequía en el sur de Oromía ha dejado a innumerables personas necesitadas de asistencia alimentaria inmediata.”
Y es que, además de los frentes de guerra, de la lucha política y la que se da a través de los medios de comunicación y de las redes sociales, hay otra guerra, en la que millones de personas están perdiendo, la que, derivada de los bombardeos, las masacres y los expolios han causado la migración de amplios grupos de población de Tigray, Oromía, y otros lugares en conflicto, como Afar y Ahmara, a lo que se ha unido el abandono de los cultivos, las plagas de langosta y la sequía persistente.
Según Mark Lowcock, jefe de ayuda de la ONU, que calificó la situación como catastrófica, “El número de personas en condiciones de hambruna es mayor que en cualquier otro lugar del mundo desde 2011, cuando 250.000 somalíes perdieron la vida.” Solo en la región de Tigray, más del 90% de su población, que asciende a cinco millones y medio de personas, necesita ayuda alimentaria de emergencia. Un informe del Programa Mundial de Alimentos de Naciones Unidas señala que “esta grave crisis es consecuencia del efecto cascada provocado por el conflicto, incluyendo desplazamientos de población, restricciones de movimiento, acceso humanitario limitado, pérdida de cosechas y medios de subsistencia, además de mercados disfuncionales o inexistentes.” Un informe que ha sido rechazado por las autoridades etíopes, que siguen negando que no hay escasez de comida, a la vez que señala a los rebeldes como atacantes de los convoyes de ayuda humanitaria.
Mientras tanto, el portavoz del TPLF, Getachew K Reda, ha denunciado ataques con drones contra la población civil de Tigray, y contra infraestructuras civiles: “El agonizante régimen de AbiyAhmed, en las primeras horas de la mañana del 30 de noviembre ha bombardeado la represa hidroeléctrica de Tekeze. Que el régimen en Addis Abeba hará lo que pueda para destruir cualquier cosa que pueda beneficiar a la gente de Tigray no está en ninguna parte más claro.”
En esta línea, sus aliados de la OLA, por boca de su portavoz, Odaa Tarbii, subrayó: “El número de civiles muertos a causa de los ataques aéreos apunta a que el régimen de Abiy está llevando a cabo una campaña de terror más amplia contra el pueblo. Donde no envían drones, envían sus fuerzas para quemar las casas y los medios de vida de las personas.”
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