Alianzas y coaliciones políticas en la Historia: un caso especial en la FET y de las JONS

Franco promulgó el Decreto de Unificación, por el cual se fusionaban todas las organizaciones políticas en una sola, la Falange Española Tradicionalista y de las JONS. Este sería el único partido permitido, aunque el franquismo nunca lo consideró como partido, sino como Movimiento Nacional. 

Por Eduardo Montagut

Las fuerzas políticas que habían apoyado la sublevación abarcaban todo el espectro ideológico de la derecha española. La CEDA se había desintegrado como organización política estructurada una vez que su objetivo de conquista del poder ya no tenía razón de ser. Los monárquicos del Bloque Nacional no contaban con grandes apoyos populares, aunque un sector de la oficialidad era monárquica. Los carlistas o tradicionalistas tenían fuerza en el norte, especialmente en Navarra y en Álava, aunque no en el resto de la zona sublevada. La Falange había pasado de ser un grupo muy minoritario a alcanzar una gran dimensión con un aumento vertiginoso de afiliados. Debemos recordar que su fundador, José Antonio Primo de Rivera, fue fusilado en noviembre de 1936. La Falange tenía un discurso populista, con tintes sociales, propio del fascismo y proporcionó unas bases ideológicas, así como apoyo social a la sublevación. La Falange consiguió la movilización de muchos voluntarios para el frente y para la retaguardia. Asumió el control de la prensa y de la propaganda del movimiento.

Franco era consciente de todas estas diferencias y de la necesidad de controlar bajo su mando esta diversidad con el fin de evitar conflictos, establecer una unidad para proseguir la guerra y asegurar su primacía y poder. En consecuencia, el 20 de abril de 1937 promulgó el Decreto de Unificación, por el cual se fusionaban todas las organizaciones políticas en una sola, la Falange Española Tradicionalista y de las JONS. Este sería el único partido permitido, aunque el franquismo nunca lo consideró como partido, sino como Movimiento Nacional. Adquirió un papel preponderante pero no para menoscabar el poder de Franco. Fue un paso más en la concentración del poder en sus manos; el partido sería un instrumento de su poder.

Los sectores de Falange y el carlismo contrarios a esta unificación al considerarla que se alejaba de los principios ideológicos puros de ambos movimientos políticos, fueron duramente reprimidos.

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