La UE estrecha relaciones con Azerbaiyán en plena limpieza étnica en el Alto Karabaj

Los acuerdos han servido para envalentonar al presidente autócrata azerí, Ilham Alíyev, quien en los últimos meses ha proferido nuevas amenazas territoriales a la soberanía armenia y se ha negado a reanudar conversaciones de paz a pesar de las presiones de la UE.

Por Lucy Martirosyan y Siranush Sargsyan  | 16/02/2024

Antes de huir del Alto Karabaj, Lilit Sargsyan pudo salvar dos sagradas reliquias familiares: una alfombra tejida por la familia, ahora ajada por el uso, y unos pendientes elaborados a partir de unas monedas de plata, procedentes del taraz de su abuela, el tocado tradicional del traje típico armenio. Esta madre soltera de 36 años de edad y maestra de escuela es una de las 150.000 armenias autóctonas expulsadas a la fuerza de sus hogares a finales de septiembre, cuando Azerbaiyán violó un alto el fuego negociado en 2020 lanzando una ofensiva militar sobre el enclave, que está reconocido internacionalmente como parte de su territorio.

“Lo primero que me afectó mentalmente fue la carretera, que parecía un cortejo fúnebre”, explica Sargsyan a openDemocracy. “Era como el entierro de Artsaj [el nombre armenio del Alto Karabaj].” Cuatro meses después del ataque al enclave apenas quedan dos docenas de personas étnicamente armenias en el territorio, que ahora se halla bajo control azerí, lo que suscita acusaciones de limpieza étnica.

openDemocracy ha hablado con expertos de política exterior europeos y armenios y antiguos altos cargos del gobierno de Alto Karabaj, quienes piensan que la comunidad internacional, incluida la Unión Europea, podrían haber hecho más para impedir que Azerbaiyán exacerbara la crisis humanitaria en la región.

Lilit Sargsyan logró salvar dos posesiones “sagradas”: una alfombra tejida por la familia y los aretes de plata de su bisabuela. / Lucy Martirosyan

Mencionan dos memorandos de entendimiento (MoU) por importe de muchos miles de millones de euros que la UE y sus Estados miembros firmaron en 2022 con este país rico en petróleo al amparo del esfuerzo de Europa por reducir la dependencia del gas ruso tras el estallido de la guerra contra Ucrania.

Estos acuerdos, sugieren los expertos y cargos gubernamentales, podrían haberse utilizado para imponer sanciones u otras líneas rojas para responsabilizar a Bakú de sus repetidas violaciones de tratados internacionales y del derecho humanitario. En vez de ello, dicen, los acuerdos han servido para envalentonar al presidente autócrata azerí, Ilham Alíyev, quien en los últimos meses ha proferido nuevas amenazas territoriales a la soberanía armenia y se ha negado a reanudar conversaciones de paz a pesar de las presiones de la UE, que ha asumido el papel de mediadora desde la invasión rusa de Ucrania.

La población armenia autóctona de Alto Karabaj, en buena parte olvidada en la partida de ajedrez geopolítico de los últimos años, ha sido abandonada con la duda de si alguna vez se establecerán mecanismos internacionales adecuados para garantizar el retorno seguro a sus hogares. En su conversación con openDemocracy, Sargsyan remarca que la mayoría de países no desean “estropear sus relaciones con Azerbaiyán para salvar Artsaj”. “Para la gente de Artsaj”, dice, “la humanidad como tal no existe.”

“La UE vende sus valores a cambio de gas”

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, calificó a Azerbaiyán de “socio fiable que merece confianza” el 18 de julio de 2022, cuando firmó el compromiso de duplicar las exportaciones anuales de gas de este país a Europa hasta 2027. Azerbaiyán exportó gas por valor de más de 21.000 millones de euros a países de la UE entre enero de 2022 y finales de noviembre de 2023, de acuerdo con datos de Eurostat a que ha tenido acceso openDemocracy.

La oficina del defensor de derechos humanos de Armenia emitió más de 130 declaraciones públicas para advertir de las amenazas que suponían para la población armenia autóctona las acciones militares azeríes durante los 18 meses que precedieron a la firma del MoU. La eurodiputada estonia Marina Kaljurand, que encabeza la delegación del Parlamento para las relaciones con el sur del Cáucaso, declaró a openDemocracy que la Comisión había “vendido los valores de la UE a cambio de gas”.

Menos de dos meses después de la firma del MoU, Azerbaiyán atacó la frontera meridional de Armenia. Más de 200 soldados armenios y 80 azeríes murieron o fueron declarados desaparecidos a raíz del ataque. A resultas de esta agresión, y de otras dos invasiones en 2021, Azerbaiyán ocupa ahora más de 150 kilómetros cuadrados del territorio armenio, según el ministerio de Asuntos Exteriores de este país.

El 17 de diciembre de 2022 se negoció un segundo MoU separado en materia de energía entre Azerbaiyán y dos Estados miembros de la UE y un Estado candidato, cinco días después de que las tropas azeríes cortaran por primera vez el corredor de Lachin, la única carretera que enlaza el Alto Karabaj con Armenia. El bloqueo se mantuvo durante nueve meses –hasta la invasión militar y el desplazamiento forzado de septiembre de 2023–, causando una grave crisis humanitaria al restringir el suministro de mercancías al territorio.

Cuando en el Alto Karabaj empezaron a escasear los alimentos, combustibles y productos sanitarios, Rumanía y Hungría, al igual que la candidata Georgia, prometieron invertir 2.400 millones de dólares en la construcción de una línea eléctrica de Azerbaiyán a Europa. “Estos países han firmado un contrato de miles de millones de dólares con Azerbaiyán, cuando la población del Alto Karabaj ya estaba sufriendo”, declaró Artak Beglaryan, exasesor de la República de Artsaj, el Estado autoproclamado del Alto Karabaj.

Pese a que la Comisión Europea no participó en el MoU sobre la línea eléctrica y todavía no había acordado aportar financiación propia al proyecto, Von der Leyen se reunió con los líderes de los cuatro países en Bucarest con ocasión de la firma del MoU. Una portavoz de la Comisión, Ana Pisonero, declafró a openDemocracy: “Hasta ahora no se ha destinado financiación de la UE a la construcción de la línea eléctrica a través del mar Negro entre Georgia y Rumanía, ya que todavía no han concluido los estudios para determinar su viabilidad económica y técnica.”

Siguen sin sancionar a Azerbaiyán

Para algunos sectores de la UE, los lazos del bloque con Azerbaiyán provocaron una creciente inquietud tras el deslazamiento de la población armenia en septiembre. Poco después, el Parlamento Europeo aprobó una resolución que dice que la situación equivale a una limpieza étnica y reclama una revisión del acuerdo sobre el gas y en general de las relaciones de la UE con Azerbaiyán. La eurodiputada Kaljurand, coautora de la resolución, ha explicado a openDemocracy que la crisis humanitaria provocada en el Alto Karabaj por la agresión militar azerí y el anterior bloqueo del corredor de Lachin “no es el comportamiento que esperamos de un socio [de la UE]”.

La resolución parlamentaria reclama asimismo sanciones a altos cargos azeríes por abusos de los derechos humanos y se pregunta si el país está trasvasando gas ruso ara exportarlo a Europa a raíz del acuerdo de 2022 suscrito por Bakú con Gazprom, una compañía gasista propiedad del Kremlin. El portavoz de acción climática y energía de la Comisión Europea, Tim McPhie, lo rechazó, declarando lo siguiente a openDemocracy: “Que sepamos, Azerbaiyán importa hasta mil millones de metros cúbicos de gas de Rusia para su propio consumo.”

Iskra Kirova, directora de campañas de Human Rights Watch en Europa y Asia Central, ha calificado el MoU sobre el gas azerí de “oportunidad perdida” por parte de la UE, afirmando que el bloque podría haber definido unas condiciones, o “líneas rojas”, en materia de derechos humanos y Estado de derecho, para la firma del acuerdo. En vez de ello, ha dicho, regaló a Azerbaiyán un acuerdo “puramente económico” a pesar del malestar que suscitan sus abusos de los derechos humanos. La UE ha sustituido “la dependencia de un régimen autoritario rico en hidrocarburos por la relación con otro”, añadió Kirova. McPhie rechazó esto, declarando que “durante el último par de años, la UE ha diversificado continuamente sus importaciones de gas… en 2023, Azerbaiyán nos suministró alrededor del 4 % de las importaciones totales de gas”.

La resolución parlamentaria fue aprobada el 5 de octubre por 491 votos a favor contra nueve, pero esta no es vinculante para la UE. Días antes, Charles Michel, el presidente del Consejo Europeo, el órgano político ejecutivo de la UE con poder sancionador, había negado que la UE mirara para otro lado ante las hostilidades de Bakú cuando firmaron el MoU en julio de 2022. “Azerbaiyán es ahora un socio, sí, un socio. Eso no quiere decir que la relación sea sencilla”, dijo.

Alíyev visitó el Alto Karabaj menos de dos semanas después de que se aprobara la resolución parlamentaria. Allí, medios de comunicación públicos le filmaron pisando la bandera de Artsaj. “Hemos vuelto a nuestras tierras, hemos restablecido nuestra integridad territorial y al mismo tiempo hemos recuperado nuestra dignidad”, declaró en el vídeo, prometiendo el castigo de los cargos gubernamentales del Estado ‒no reconocido internacionalmente‒ del Alto Karabaj que habían sido apresados por las fuerzas azeríes en septiembre.

Tigran Balayan, el delegado de Armenia ante la UE en Bruselas, ha dicho: “Es precisamente en virtud de sus tratos con Azerbaiyán que la UE está en óptimas condiciones para presionar a Azerbaiyán para que, en primer lugar, pague el precio por engañar, por mentir, por incumplir todos los compromisos y obligaciones del acuerdo de alto el fuego y del derecho humanitario internacional. Puesto que Azerbaiyán se ha posicionado como surtidor de gasolina, debería utilizarse como surtidor de gasolina. Pero un surtidor de gasolina para las necesidades de la UE y de acuerdo con los principios que fije la UE.”

Sin embargo, Sossi Tatikyan, experta en política exterior y seguridad, ha dicho a openDemocracy que, aunque quisiera, la UE no podría sancionar sin más a Azerbaiyán tras el desplazamiento forzado de la población armenia del Alto Karabaj. No habría “consenso entre sus 27 Estados miembros” para hacerlo, ha explicado. “Uno de los motivos es que algunos de sus Estados miembros reciben gas de Azerbaiyán.” En efecto, Italia, Hungría, Grecia y Bulgaria importaron gas azerí en 2022.

El portavoz principal de la Comisión Europea para la política exterior y de seguridad, Peter Stano, ha explicado a openDemocracy que “la UE no transige con sus principios y valores fundamentales” y que “los derechos humanos y el respeto del Estado de derecho siguen formando el núcleo de la relación de la UE con Azerbaiyán”, y ha añadido lo siguiente: “La UE cree que el respeto de los derechos fundamentales es esencial para la estabilidad y la prosperidad. Por esta razón, la UE sigue comprometida con su defensa en todos los foros que le permiten expresar sus preocupaciones con respecto al trato dado a los derechos humanos en Azerbaiyán, incluido el Diálogo Anual sobre Derechos Humanos entre la UE y Azerbaiyán. La UE sigue de cerca la evolución de la situación sobre el terreno con respecto a los derechos humanos.”

¿Derecho al retorno?

La UE prometió entregar 12 millones de euros de ayuda humanitaria a la población armenia del Alto Karabaj tras el desplazamiento forzoso masivo del año pasado. Con esta suma, el importe total de la ayuda concedida a las personas afectadas por la crisis en el territorio asciende a 32,9 millones desde la guerra de 2020. El alto representante de la UE, Josep Borrell, ha declarado que el bloque también ha “reforzado” su misión de seguimiento en la frontera armenia ante las continuas amenazas territoriales de Azerbaiyán, habiendo advertido a este país que se abstenga de ello.

El líder azerí, Alíyev, ha exigido a Ereván que abra el llamado corredor de Zangezur, que va de Azerbaiyán al exclave azerí de Najicheván cruzando territorio armenio. El autócrata también ha formulado repetidamente su irredentismo declarando que la Armenia actual es “Armenia Occidental”. Después de una  reunión de la semana pasada del Consejo de Asuntos Exteriores, Borrell calificó las amenazas de Alíyev de “muy preocupantes”. Señaló que “toda violación de la integridad territorial de Armenia será inaceptable y tendrá graves consecuencias en nuestras relaciones con Azerbaiyán”.

Sin embargo, la Comisión ni siquiera ha mencionado a las personas desplazadas del Alto Karabaj. La única medida de la UE con respecto al retorno seguro de las familias se limita a una breve declaración del año pasado en que exige que Azerbaiyán garantice sus derechos y su seguridad, incluido su derecho a volver a sus hogares. Tatikyan ha declarado a openDemocracy que el bloque ha de ir más lejos y ha sugerido que hace falta crear una misión internacional de mantenimiento de la paz, encabezada por la UE o por Naciones Unidas, así como establecer algún tipo de autogobierno de la población armenia en el Alto Karabaj, además de reclamar la retirada de las fuerzas armadas azeríes del territorio. “El retorno seguro y dignificado solo sería posible si se crean determinadas condiciones”, ha afirmado. Tales condiciones requieren el consentimiento de Azerbaiyán o una resolución del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Dicha resolución, ha añadido Tatikyan, sería vetada probablemente por Rusia a la vista de su creciente alineación con Azerbaiyán y su complicidad en el ataque azerí.

Mientras tanto, la población armenia del Alto Karabaj continúa desplazada. Sargsyan, su hija y sus padres se alojan de casa de una pariente en Jachpar, un pueblo armenio habitado mayoritariamente por personas refugiadas que han huido del Alto Karabaj a lo largo de los últimos 30 años. La familia lleva allí desde finales de septiembre, habiendo sobrevivido al asedio azerí de nueve meses de duración y conseguido recorrer la carretera atascada y rodeada de violencia que conduce a Armenia.

Huyeron pocos días después de que Azerbaiyán lanzara la invasión a gran escala del Alto Karabaj, en la que murieron más de 200 soldados y dos docenas de civiles, de acuerdo con un portavoz de Artsaj. Las fuerzas azeríes solo permitieron que la población residente abandonara la región una vez los líderes armenios aceptaron disolver las fuerzas de defensa de este Estado no reconocido.

Cuando comenzó el éxodo masivo, el único depósito de combustible que quedaba en la región explotó, matando a otras 200 personas, incluido uno de los vecinos de Sargsyan que estaba haciendo cola para comprar petróleo. La explosión hizo que Sargsyan y su hija de seis años, su madre enferma, su padre, parientes y vecinos se apresuraran a meterse en tres coches y trataran de escapar rápidamente.

Las carreteras estaban muy congestionadas, pero al cabo de 36 horas lograron llegar finalmente a la frontera sur de Armenia, donde las fuerzas de seguridad y el personal de acogida les dijeron que habían tenido ”suerte” por “llegar a tiempo”. Al menos 70 personas murieron de fatiga extrema, deshidratación, hambre o falta de medicamentos cuando trataban de huir del territorio, de acuerdo con la comisión de investigación armenia.

Sargsyan recuerda los gritos de la gente y el cuerpo sin vida de una mujer aplastada entre dos vehículos en medio del pánico por salir del Alto Karabaj. Es una imagen que todavía le viene a la mente por la noche. Desde entonces, Sargsyan dice que la vida en Armenia no le resulta fácil. Mientras que hasta ahora ha recibido 250.000 drams [unos 574 euros] del gobierno armenio como parte de un paquete de ayuda a todas las personas desplazadas forzosamente, dice que todavía tiene dificultades para cubrir los gastos sin recibir el complemento familiar.

Apenas consigue llegar a fin de mes a pesar de tener dos puestos de trabajo como enseñante, ya que ha de pagar también el tratamiento fisioterapéutico y las clases de rehabilitación de su hija, que tiene discapacidad motriz fina. “Al menos en Artsaj recibía 14.500 drams [unos 33 euros] al mes de ayuda familiar, que es muy poco, pero para nosotras era importante”, dice Sargsyan. “Aquí, en Armenia, no me lo conceden porque no tengo la documentación necesaria.”

Le gustaría poder volver algún día a su pueblo, Askeran, pese a que no se hace muchas ilusiones de que esto vaya a suceder: pensar que podrá vivir segura bajo el régimen azerí es “un poco absurdo”. “Me gusta tanto mi pueblo que conozco cada rincón”, dice Sargsyan. “Ahora he de asegurarme de que no olvidaré y procurar constantemente de que mi hija tampoco olvide.”


Este artículo fue publicado originalmente en Open Democracy.

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