Pese a la equivocada gestión del gobierno socialdemócrata en la crisis de los visones, la primera ministra danesa, Mette Frederiksen, ha salido reforzada de estas elecciones, y su partido incluso ha conseguido el mejor resultado de las últimas dos décadas
Por Angelo Nero
Con siete meses de antelación, se celebraron elecciones generales en Dinamarca, este martes, 1 de noviembre, para revalidar los 179 escaños del Folketing, el parlamento danés, y nombrar un nuevo gobierno después de que el actual gabinete, liderado por la primera ministra Mette Frederiksen, de los Socialdemokraterne, llamara a elecciones anticipadas, para evitar una moción de censura por parte de la oposición de derechas, debido a la errada gestión de su ejecutivo al ordenar la muerte de 17 millones de visones, en base a un informe erróneo que alertaba de un nuevo brote de covid que podría causarse por una mutación del virus en estos animales. La actuación del gobierno de Frederiksen, costó al erario público 2.500 millones de euros y destruyó la mayor industria peletera de Europa y una de las industrias más importantes del país.
Pese a la equivocada gestión del gobierno socialdemócrata en la crisis de los visones, la primera ministra danesa, Mette Frederiksen, ha salido reforzada de estas elecciones, y su partido incluso ha conseguido el mejor resultado de las últimas dos décadas, ganado dos escaños más que en los anteriores comicios, consiguiendo 50 diputados y un porcentaje de voto del 27,54%, aunque lo que le permitirá revalidar su cargo es el buen resultado de la coalición de izquierdas que lideraba, que, en total, ha alcanzado el 49% de los votos, y 87 escaños, muy cerca de la mayoría absoluta, que se sitúa en los 90 diputados.
Los aliados del gobierno de Frederiksen han tenido una suerte dispar en estos comicios: el Socialistisk Folkeparti, SF, que tuvo su origen en el Partido Comunista de Dinamarca y hoy se presenta como Izquierda Verde, ha mejorado también sus resultados, ganando un escaño y situándose, con el 8,3% de los votos, como cuarta fuerza política en el parlamento, con 14 escaños. Más a su izquierda se sitúa Enhedslisten, la Alianza roji-verde, una formación anticapitalista, que ha perdido apoyos, consiguiendo 9 escaños, 4 menos que hace tres años, con un 5,16%. El bloque de izquierdas se completa con Alternativet, un partido ecologista que también gana un diputado, situándose en 9, con un 3,33%.
Aunque no puede calificarse como una formación de izquierda, aunque su nombre de a confusión, Det Radikale Venstre (literalmente La Izquierda Radical), fue aliado del gobierno hasta la crisis de los visones, siendo, además la que forzó al ejecutivo a convocar elecciones anticipadas, ha sufrido un importante retroceso, pasando del 8,6 al 3,7% y perdiendo 9 escaños, con lo que se quedan con solo 7, reduciendo su poder de influencia en el gobierno danés.
La segunda fuerza política del país, Venstre, un partido liberal liderado por el ex ministro de Medio Ambiente, Jakob Ellemann-Jensen, ha sido la gran damnificada de estas elecciones, ya que la formación conservadora ha tenido su peor resultado en las últimas tres décadas, perdiendo la mitad de sus escaños, y quedándose con 23 escaños, con un porcentaje del 13%, diez puntos por debajo del conseguido en las elecciones de 2019. Una de las causas de este pésimo resultado ha sido la escisión protagonizada por el ex-primer ministro Lars Løkke Rasmussen, Moderaterne, una formación que irrumpe en el parlamento con fuerza, ya que con el 9% de los votos emitidos, ha logrado 16 escaños y se convierte, de hecho, en la tercera fuerza política del Folketing.
La división de la derecha se hace patente en este complicado Borgen, ya que este espacio en el que no hay una fuerza hegemónica clara, se completa con la Liberal Alliance de Alex Vanopslagh, que experimenta una espectacular subida, de 4 a 14 diputados. Y con el Konservative, el partido conservador que, por la contra, pierde apoyos, debido a los escándalos que han salpicado a su líder, Søren Pape Poulsen, ex ministro de Justicia, por los vínculos de su marido con el presidente dominicano, que se queda con 10 escaños, dos menos que en la anterior legislatura.
Completando el arco parlamentario danés hay que señalar hasta tres formaciones que pueden calificarse, sin ambages, como ultraderechistas, la más importante es Danmarksdemokraterne (literalmente Demócratas de Dinamarca), liderada Inger Støjberg, ex ministra de inmigración con su anterior formación, Venstre, de la que salió en 2021 para fundar, en julio de este año este nuevo partido a imitación de Demócratas de Suecia (segunda fuerza política en ese país), con un marcado discurso antiinmigración y euroescéptico, que le ha llevado a conseguir 14 diputados, con el 8% de los votos, en sus primeras elecciones.
Más a su derecha está situado el Dansk Folkeparti, el Partido Popular, liderado por Morten Messerschmidt, que está en sus horas más bajas, que en 2015 llegó a los 37 diputados, convirtiéndose en la segunda fuerza política del país, y consiguió ser determinante en las políticas de los gobiernos de varios gobiernos conservadores, y ahora sólo ha logrado 5 diputados (perdiendo 11), con un porcentaje del 2,5%.
Y, por último, en el arco más extremo de la derecha parlamentaria, se encuentra Nye Borgerlige, la Nueva Derecha, liderada por Pernille Vermund, que abandonó el Dansk Folkeparti por considerarlo demasiado tibio en la política inmigración y que se declara abiertamente euroescéptica. Consigue 6 diputados, 2 más que en las elecciones anteriores, con el 3,66% de los votos.
Como cada escaño es determinante para la mayoría absoluta que permitiría a la primera ministra Mette Frederiksen gobernar con holgura los próximos cuatro años, se ha puesto el foco en Feroe, un archipiélago formado por 18 islas volcánicas, situadas a más de 1.300 kilómetros de Dinamarca, que tienen parlamento propio y eligen a dos diputados para el danés. En estas elecciones han elegido a un conservador del Sambandsflokkurin (Partido Unionista) y a otro socialdemócrata del Javnaðarflokkurin (Partido de la Igualdad)
Para finalizar, Groenlandia, donde la izquierda independentista ganó las elecciones en 2021, también eligió 2 diputados para el Folketing que podrían sumarse al bloque de izquierdas, pertenecientes a Inuit Ataqatigiit (el partido del primer ministro groenlandes Múte Bourup Egede) y a Siumut.
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