
La ultraderecha española emplea una retórica emocional y simplista. Los discursos se centran en la defensa de una España unida y fuerte, apelando a sentimientos de orgullo nacional y nostalgia por un pasado idealizado.
Por Isabel Ginés | 26/07/2024
La demagogia hitleriana lo podemos explicar como las tácticas y estrategias de manipulación política empleadas por Hitler para ganar y consolidar poder. Estas tácticas incluyen: Explotación de temores y prejuicios ya que Hitler aprovechó el resentimiento y los miedos de la población alemana, exacerbando el antisemitismo y otros prejuicios raciales y étnicos para crear un enemigo común y desviar la atención de los problemas internos.
Propaganda masiva: se sirvió de la propaganda de manera efectiva para difundir sus ideas, manipular la opinión pública y glorificar su liderazgo. Joseph Goebbels, ministro de Propaganda, jugó un papel crucial en este aspecto.
Retórica emocional: Hitler empleaba discursos cargados de emoción, simplificaciones y promesas grandilocuentes para atraer a las masas, presentándose como el único salvador capaz de restaurar la grandeza de Alemania.
Desinformación y falsedades: La difusión de mentiras y medias verdades fue una herramienta clave para desacreditar a opositores políticos y justificar sus políticas agresivas y represivas.
Uso de la violencia y el acoso: El uso de grupos, como las SA (Sturmabteilung) y las SS (Schutzstaffel), para intimidar y eliminar a sus adversarios, consolidando así su control sobre la población y el aparato estatal.
Esto lo podemos comprar con la ultraderecha actual por los mismos métodos y formas. Explotación de temores y prejuicios Hitler, en su ascenso al poder, se caracterizó por explotar profundamente los miedos y prejuicios arraigados en la sociedad alemana de la época. Utilizó el antisemitismo, el racismo y la xenofobia para identificar enemigos comunes y desviar la atención de los problemas económicos y sociales internos.
En la ultraderecha española, aunque no se observa un antisemitismo sistemático, sí se identifican discursos que explotan temores relacionados con la inmigración, las personas LGTBQ+ y la supuesta pérdida de identidad nacional. Partidos como Vox han utilizado una retórica que, aunque no llega a los extremos del nazismo, resuena con elementos xenófobos y nacionalistas, buscando movilizar a la población mediante la exacerbación de miedos y prejuicios latentes. Eso provoca gente que se cree más español por llevar una pulsera o colocar una bandera en el balcón para sepamos que está aquí y no en Suiza, provocar disturbios delante de las sedes del PSOE o ataques a la libertad
También la propaganda fue una herramienta clave en el régimen nazi, dirigida por Joseph Goebbels. El régimen utilizó todos los medios a su disposición —prensa, radio, cine, carteles— para glorificar la figura de Hitler y propagar la ideología nazi. Esta maquinaria propagandística buscaba no solo informar, sino también adoctrinar a la población.
En el caso de la ultraderecha española, la propaganda también juega un papel clave, aunque adaptada a los tiempos que tenemos. Utilizan ampliamente las redes sociales y medios de comunicación afines para difundir sus mensajes y movilizar a sus seguidores. La estrategia comunicativa se centra en presentarse como los verdaderos defensores de la identidad y los intereses nacionales, al tiempo que desacreditan a los medios de comunicación tradicionales, acusándolos de parcialidad y manipulación. Ellos cuentan cosas que los otros medios no cuentan. Ellos difunden verdades que el poder oculta… manipular para los deshumanos adeptos se lo crean.
Hitler destacó por su capacidad oratoria, utilizando discursos cargados de emoción, simplificaciones y promesas grandilocuentes para atraer a las masas. Su retórica se basaba en dicotomías claras: los verdaderos alemanes contra los enemigos del Reich, lo que facilitaba una comprensión inmediata y visceral de sus mensajes.
La ultraderecha española emplea una retórica emocional y simplista. Los discursos se centran en la defensa de una España unida y fuerte, apelando a sentimientos de orgullo nacional y nostalgia por un pasado idealizado. Diciendo que sin la lucha contra la invasión (una invasión frito de sus delirios y odio que les hace ser más monstruos que personas).
Hablan mucho, hacen poco y trabajan menos.
El régimen nazi no dudó en utilizar la desinformación y las mentiras para manipular la opinión pública y justificar sus políticas. La propaganda nazi incluía medias verdades y falsedades evidentes destinadas a desacreditar a los opositores y justificar la persecución de diversas minorías.
En la ultraderecha española, se han documentado infinidad de casos de desinformación y difusión de noticias falsas. Estas tácticas buscan manipular la percepción pública, desacreditar a adversarios políticos y polarizar la sociedad. Quieren influir en la opinión pública mediante la distorsión de la verdad es una constante y derrocar el régimen rojo que viene a robar el país y llevar al a la pobreza. Ellos que trincan, mienten, roban vienen a dar lecciones. Aquí está la verdad: manipulan para ocultar sus ganas de dinero y sus casos aislados de corrupción. Convencen a gente que no quiere perder privilegios, quiere creerse superior o son deforestados mentales.
No quieren un país mejor y un país donde estemos todos bien. En su España no cabemos todos. Quieren un país donde sea una dictadura. No quepamos todos. No haya diferentes partidos, diferentes ideologías, donde no haya LGBTQ+, donde no venga gente de otros países.
Lo irónico es que odian al extranjero, pero solo al que no esclavizan. Si cultiva sus campos, está en residencias de ancianos o trabaja en el servicio doméstico, entonces ya los quieren, ya los aceptan. Son hipócritas. Solo buscan pisar derechos humanos y obtener beneficio propio, engañando y manipulando adeptos con ínfulas, o gente que quiere más dinero y poder, y estos son de los suyos.
Solo sirven para desacreditar, para la gente que no entiende la España diversa o para la gente que quiere más poder. Ellos quieren una España para unos pocos, una España sin derechos humanos. Ellos solo quieren una España deshumana. Por eso estamos aquí: para pararles los pies, luchar por la verdad y la justicia, para señalar sus mentiras y manipulaciones, contestar con hechos y enseñarles que España no es una bandera, es un sentimiento.
España es algo más. Es de todos y es de gente de todos los países, luchadora y diversa.
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