La Chanson de Roland

La Chanson de Roland o el Cantar de Roldán es el cantar de gesta más antiguo escrito en lengua romance en Europa. Fue escrito a finales del siglo XI en francés antiguo y su autoría se atribuye a un monje llamado Turoldo, en base al último de los versos del cantar donde aparece el nombre del supuesto autor: «Ci falt la geste que Turoldus declinet». A día de hoy, numerosos investigadores siguen intentando dilucidar la veracidad de los hechos que se narran, que hacen referecia de forma distorsionada y con una velo de leyenda a la batalla de Roncesvalles. Esta batalla enfrentó a los vascones con las tropas de Carlomagno, encabezadas por el conde Roldán. Según la historia oficial, este conflicto se consideró más una escaramuza que una batalla, aunque el cantar nos la ofrece como toda una hazaña épica.

No obstante, dejaremos de lado los datos históricos y las elucubraciones sobre la veracidad o ficción de los hechos, y nos centraremos en analizar algunos elementos socioculturales que suyacen en este popular cantar de gesta que se refieren al poder. Entre ellos, destacaremos el grito de guerra, las espadas, estar sentado bajo un pino, el olifante, los caballos y el guante, considerados elementos de poder.

  • Grito de guerra: ¡Montjoie!

«A icest mot sunt Franceis escriet. Ki dunc oïst «Munjoie» demander»

Es un término utilizado en numerosas ocasiones en la obra durante el transcurso de la primera batalla entre el ejército franco liderado por Roldán y los sarracenos. Cuando los francos proclaman su grito de guerra les están haciendo saber a sus enemigos que Dios está de su lado a la vez que sirve para animar a los caballeros francos a combatir con mayor fervor por su estimada patria, aun siendo conscientes que la lucha les puede conducir a la muerte, que les llevará, a su vez y llegado el momento, a las alegrías del paraíso celestial.

  • Espadas

«Sempres ferrai de Durendal granz colps; Sanglant en ert li branz entresqu’a l’or»

Las espadas contienen una carga simbólica de autoridad y poder importantes y aluden al vigor y la pericia del caballero. Según el Libro de las tres razones de Don Juan Manuel “la espada simboliza tres cosas: la primera, fortaleza, porque es de hierro; la segunda, justicia, porque corta por ambas partes; la tercera, la cruz”. A tal punto se le da importancia a esta arma caballeresca que muchas de ellas son poseedoras de un nombre propio. Aparte de estar bellamente adornadas, algunas, incluso, poseen una reliquia religiosa en su pomo, como la de Carlomagno (contiene la punta de la lanza que mató a Cristo) y se le atribuyen grandes poderes.

  • Estar sentado bajo un pino

«Desuz un pin delez un eglenter Un faldestoed i unt fait tut d or mer»

En la iconografía medieval, la cruz se representa como un árbol y al igual que ocurre con el árbol de la vida, la cruz es un puente por el que las almas alcanzan a Dios. Encontramos que el emperador Carlos, así como el rey Marsil se sientan bajo un pino, lo que podríamos interpretar como una imagen de poder y dominio que evoca el contraste angustioso entre el cielo y la tierra. Este elemento se repite constantemente situando la acción en un espacio determinado y otorgándole a la misma una buena dosis de estatismo.

  • Olifante

«Cumpaign Rollant, kar sunez vostre corn: Si l’orrat Carles, si returnerat l’ost»

El olifante es un símbolo de poder que resulta eficaz empleado de forma apropiada. En este caso, es utilizado por un agonizante Roldán para que la tropas de Carlomagno acudan en su ayuda cuando la batalla está ya perdida. Roldán se niega a tocar el olifante al inicio de la batalla porque defiende su honor y su valía personal, lo que tendrá unas consecuencias dramáticas, prevaleciendo su coraje, su autoridad y su carisma sobre la sabiduría de su amigo Oliveros que le aconseja tocarlo. Encontramos una similitud en el Tapiz de Bayeux donde al inicio de la batalla los soldados deben prepararse con valor y sabiduría, dejando patente el mensaje de que el caballero que no poseyera ambas virtudes era un peligro para él mismo y los demás.

  • Caballos

«En Tencendur, sur bon cheval, puis muntet: Il le cunquist es guez desuz Marsune»

Los caballos forman parte de la cultura caballeresca y su papel es importante, prueba de ello es que todos tienen nombre propio, inclusive los de los sarracenos. Destaca entre ellos el caballo del rey Carlos, llamado Tencedor. En toda la tirada a la que pertenecen estos versos podemos observar alusiones a los logros y poder de Carlomagno. Haciendo especial hincapié en la conquista del caballo cuando dominó nuevos territorios y venció a poderosos enemigos. Ocurre algo similar con el veloz corcel de Roldán, Briador, que simboliza la energía y la fuerza del conde. Así pues, los caballos son un elemento de poder que simbolizan, e incluso exaltan, las cualidades caballerescas de sus propietarios.

  • Guante y gestualidad de las manos

«Li empereres li tent sun guantle destre; Mais li quens Guenes iloec ne voilsist estre: Quant le dut prendre, si li caït a tere»

El guante es un símbolo que aparece en numerosas ocasiones en La Chanson de Roland y dependiendo del contexto puede tener diferentes significados, aunque básicamente simboliza la juristicción y el señorío propios de la caballeresca de la Edad Media. Lo que se desprende de los versos seleccionados es el desafío de Ganelón al rey Carlos y a lo que este representa, el hecho de otorgar un guante simboliza encomendar una misión. Al caer el guante, el mal augurio queda patente y el destino fatal que aguarda al Roldán héroe se deja entrever con claridad.

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