El verano de 1977 fue de intensas movilizaciones para los trabajadores de Hytasa, que veían peligrar sus puestos de trabajo, un expediente de regulación de empleo pendía sobre la cabeza de 2.000 trabajadores
Por Angelo Nero
En 1941, se levantados dos grandes fábricas textiles en Sevilla, Hiladuras y Tejidos Andaluces (Hytasa), que trajo la revolución industrial al Cerro del Águila, uno de los barrios obreros de la capital andaluza. Se dice que detrás estaba el general Queipo de Llano, uno de los más brutales genocidas que se habían levantado en armas contra el gobierno republicano, para contrarrestar el peso de la industria textil catalana, entonces en manos de la República. En Hytasa se comenzaron a fabricar las camisas nuevas de aquella España sobre la que caería una “longa noite de pedra”, y fue uno de los motores económicos de la comarca, llegando a tener una plantilla de más de 3.000 trabajadores. A mediados de los años sesenta comenzó el declive económico de la fábrica, cuya maquinaria comenzaba a estar obsoleta y, con el fin de la economía autárquica y la apertura de los mercados, en los años setenta, comenzaron también los conflictos laborales, hasta que en 1978 la empresa declaró suspensión de pagos, y dos años más tarde, en 1980, Hytasa fue expropiada y pasó a ser propiedad del estado.
El verano de 1977 fue de intensas movilizaciones para los trabajadores de Hytasa, que veían peligrar sus puestos de trabajo, un expediente de regulación de empleo pendía sobre la cabeza de 2.000 trabajadores. A principios de julio llevaban ya tres meses de protesta, de asambleas y de movilizaciones, en los que sentían la solidaridad de todo el Cerro del Águila, donde muchas familias dependían de los salarios de la empresa textil. En la tarde del día 9, se celebraba una concentración de protesta en el barrio, los ánimos están soliviantados, y un centenar de vecinos gritan “No al cierre”, la Policía Armada, los grises, comienzan a cargar contra los obreros, cuando un coche, modelo Seat 1500, con tres agentes de la Brigada Político Social, la policía secreta franquista, llega al lugar y es identificado por los manifestantes, que les reciben a pedradras. Los policías disparan a la concentración y alcanzan a Francisco Rodríguez Ledesma, un albañil de 54 años de edad, de Morón de la Frontera, afiliado a Comisiones Obreras, que estaba en paro. El disparo le revienta el bazo y le perfora el colon. Esas lesiones serían la causa de su muerte, seis meses después, el 4 de enero de 1978, después de seis operaciones que no pudieron ahorrarle el “sufrir un agravamiento considerable, con infección abdominal y una afección renal aguda”.
“Dispersada la concentración, un grupo de unas 100 personas identificó un coche policial dirigiéndose contra el mismo y arrojándole piedras con propósitos claramente agresivos, viéndose obligados los ocupantes a salir del coche y efectuar disparos al aire. Posteriormente se tuvo conocimiento de que en la Casa de Socorro de Nervión había ingresado un hombre herido de bala y que resultó ser Francisco Rodríguez Ledesma.” Así rubricaba la versión oficial el gobernador civil de Sevilla, José Ruiz de Gordoa, que había sido gobernador civil de Navarra, durante los Sucesos de Montejurra, en los que fueron asesinados Ricardo García Pellejero y Aniano Jiménez Santos. Ante la indignación popular, sindicatos y partidos de izquierda pidieron la destitución del gobernador civil, que fue destituido semanas más tarde.
El 13 de julio de 1977 el diario El País recogía el crispado ambiente social que se respiraba en Sevilla: “Continúan, entre tanto, las expresiones de condena por los incidentes. Casi 3.000 personas, entre trabajadores de Hytasa y vecinos del barrio, se concentraron el lunes por la noche ante las puertas de la factoría, marchando en silencio hasta la esquina de la calle del Comandante Castejón, donde el citado trabajador resultó herido. Subidos en una furgoneta, Alfonso Guerra y Fernando Soto, diputados sevillanos del PSOE y PCE, respectivamente, dirigieron la palabra a los manifestantes. El primero estaba acompañado por los parlamentarios socialistas de Sevilla y los miembros del comité provincia¡ de la UGT, que horas antes habían celebrado un encuentro sobre la problemática laboral de la provincia. También intervinieron representantes de UGT y Comisiones Obreras. El Partido Socialista de Andalucía ha pedido, por su parte, la dimisión del gobernador civil, petición que también ha sido hecha por los aproximadamente 12.000 obreros del metal, construcción y textil, que han participado en paros, asambleas y marchas para mostrar su repulsa por la actuación de la policía.”
Más de mil sevillanos acompañaron al cuerpo de Francisco Rodríguez Ledesma, desde el Residencia Sanitaria García Morato -que todavía llevaba el nombre de un aviador fascista-, hasta el cementerio, a pesar de la marcha no había sido permitida.
Tres años después hubo un juicio sobre el asesinato de Rodríguez Ledesma, que sentó en el banquillo al jefe de la Brigada Político Social en Sevilla y a un agente que “recalcó que aquel disparo a 15 metros de la espalda de Ledesma se hizo para salvaguardar su seguridad”. Ninguno de los policías cumplió condena por la muerte del trabajador, que fue declarado víctima del franquismo, al amparo de la Ley de Memoria Democrática de Andalucía, y en el lugar donde fue herido el Ayuntamiento de Sevilla puso una placa en la que se lee: “Francisco Rodríguez Ledesma, víctima de la represión franquista, murió el 4-1-1978 tras disparo policial, al manifestarse contra el cierre de Hytasa”. La Junta de Andalucía también declaró como “Lugar de Memoria Histórica” en “Memoria del obrero de la construcción herido mortalmente en este lugar el 8 de julio de 1977 durante una concentración de trabajadores y vecinos del Cerro del Águila en contra del cierre de la fábrica de Hytasa”.
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