Entrevista a Antom Santos, ex preso independentista gallego: «La independencia es ilegal y va a seguir siendo perseguida por todos los medios»

Artículo de Daniel Seijo

Entre noviembre y diciembre de 2011 una operación policial llevada a cabo en Galiza, terminó con varios militantes independentistas encarcelados acusados de pertenecer a Resistencia Galega. Entre los detenidos se encontraba Antom Santos, con el que hemos charlado sobre la existencia de presos políticos en el Estado español, el proceso de independencia que se vive en Catalunya, la irrupción de Podemos en la izquierda o el proyecto del independentismo gallego. En un contexto en el que se comienza a cuestionar la represión política en el Estado español, hemos considerado necesario escuchar la voz de un militante independentista, que ha pasado cinco años de su vida en una prisión debido a su proyecto para Galiza.

¿Existen presos políticos en el Estado español?

Hay presos políticos en el Estado español. Los hubo durante todo el Franquismo, los hubo durante la Transición o reforma política y esa realidad llega hasta nuestros días.

¿Son presos políticos los miembros del Govern encarcelados?

Sí. Están encarcelados de manera preventiva por razones políticas, por su ideología.

¿Por qué se utiliza entonces el eufemismo de políticos presos?

Bueno, el Estado español siempre ha pretendido definirse a nivel interno y a nivel internacional como una democracia. Por tanto, como resulta contradictorio con la existencia de una democracia mantener a personas encarceladas por su lucha política, el Estado español se ha visto obligado a escapar de esa definición de presos políticos. La cuestión, es que antes podían utilizar el pretexto de que la inmensa mayoría de las personas que estábamos presas por razones políticas, nos encontrábamos acusados de estar relacionados directa o indirectamente con la violencia, hoy en Catalunya no pueden acudir a ese argumento, por lo que ahora tienen que retorcer un poco más el lenguaje, se les hace más complicado, pero en realidad es la misma historia de siempre.

¿Comienza la sociedad a despertar acerca de la realidad de los presos políticos en el Estado español?

Considero que se está produciendo un proceso de polarización, el españolismo está sufriendo un desafío como no lo ha sufrido en muchas décadas, por tanto se están armando ideológica, política y mediáticamente. Eso obliga en el campo contrario a defenderse, no sé si se puede hablar de una sensibilización o más bien de un proceso en el que todo el mundo debe tomar posición y la neutralidad resulta extremadamente complicada.

En los momentos de crisis e incerteza corrientes importantes de población se alienan masivamente con el poder, sea del signo que sea

¿Es Catalunya hoy una República independiente?

Es una nación que tiene un gobierno que ha declarado su independencia, esa independencia no es aceptada por el Estado que la ocupa y tampoco la comunidad internacional interviene decisivamente.

¿Se puede hablar de democracia o de derechos sociales en el Estado español cuando la Constitución parece tener un peso mucho mayor que la propia voluntad popular?

Hablemos con un poco de perspectiva y huyendo de la pura actualidad. El independentismo gallego de posguerra, tiene 40 años de vida, ha sido uno de los pocos movimientos sociopolíticos que no ha aceptado la “democracia” ni ha aceptado el juego político. Nosotros siempre hemos participado políticamente en la calle y en los movimientos sociales, por ello, hemos sufrido en nuestras carnes los efectos de luchar contra el sistema. Desde un primer momento dijimos en solitario, ya en los años setenta, que esto no era una democracia plena, que se trataba de una democracia tutelada, en donde los poderes fácticos seguían en manos de los de siempre. Lo que hoy vemos en Catalunya, es la aplicación masiva de lo que nosotros como movimiento minoritario llevamos sufriendo 40 años. Lo que nos llama la atención son estas voces de sorpresa. Nosotros llevamos con presos políticos desde finales de los años setenta, con una legislación de excepción, perseguidos por la policía municipal y “nacional” simplemente por difundir propaganda en las calles. Con todo esto para nosotros ahora llueve sobre mojado ¿Cuál es la diferencia? Que ahora es un movimiento de masas y eso obliga a posicionarse a todo el mundo.

¿Cómo es posible que el procés incomode más a la ciudadanía que la corrupción o los recortes?

Es una buena pregunta. Supongo que en los momentos de crisis e incerteza corrientes importantes de población se alienan masivamente con el poder, sea del signo que sea, seguramente buscando beneficios y tranquilidad política. Hace poco escuché a un trabajador que estaba tomando algo en un bar con un compañero, comentar que él quería mantenerse ajeno a la cuestión catalana. Se definía como apolítico y estaba harto de que se produjesen rupturas de tipo familiar o personal por esa causa, ese obrero hacía una reflexión que era inteligente: es fácil opinar de política cuando se cobran seis mil euros al mes, pero yo cobro mil y no puedo. Por desgracia parte de la sociedad sabe que alinearse con el poder tiene ventajas inmediatas. El franquismo no ha muerto, todavía sigue presente ese pensamiento de no meterse en problemas, todavía existe un franquismo sociológico no sé si mayoritario, pero sí muy fuerte. Un franquismo que hoy se manifiesta de forma ostentosa porque se sabe amenazado.

¿Cómo se explica que alguien pueda plantear la ilegalización de partidos como la CUP?

Existe una legislación de excepción en el Estado español, fruto del acuerdo entre fascistas e izquierda reformista en los años setenta. Esa legislación de excepción se ha manifestado de varias formas, pero fundamentalmente en la ley antiterrorista, posteriormente ley de partidos. Nosotros la denunciamos en solitario y padecemos por eso, cuando ahora los moderados están padeciendo los zarpazos de esas leyes, quizás sea porque en su momento no se percataron de que entonces el problema también iba con ellos. Resulta que en aquel momento el problema solo iba con los violentos, con cuatro radicales, pero ya había una artillería legal que se estaba preparando para utilizar en situaciones como la que hoy vivimos.

Algo que se puede observar con la amenaza a varias comunidades de la aplicación del artículo 155.

Efectivamente, recordemos aquello de «primero vinieron a por los comunistas y yo no era comunista»… Es el reflejo de la realidad.

Desde un primer momento dijimos en solitario, ya en los años setenta, que esto no era una democracia plena, que se trataba de una democracia tutelada en donde los poderes fácticos seguían en manos de los de siempre

¿Consideras que es posible la independencia dentro de la Constitución española?

La respuesta ya está dada. La independencia es ilegal y va a seguir siendo perseguida por todos los medios dentro de la ley e incluso fuera de la ley, ellos han practicado con anterioridad la guerra sucia para ello y son capaces de seguir aplicándola. De hecho, hoy en ese sentido estamos en la ilegalidad.

¿Qué supone entonces la promesa de una reforma constitucional?

La reforma constitucional es una tercera vía planteada por la izquierda reformista y por los entonces nacionalismos autonomistas, pensando que era posible un dialogo de igual a igual con los poderes facticos y con el Estado. Esa vía lleva cuarenta años ensayándose, y ha fracasado debido a que una parte no ha querido ejercer su papel de interlocutor. Es nuestro “enemigo” el que cierra la puerta, no nosotros.

¿Es la Audiencia Nacional un órgano útil para la democracia?

No creo que exista democracia en el Estado español. Existe una especie de democracia tutelada para ciertos sectores, que pueden gozar y hacer uso de ella aceptando previamente unas reglas de juego que para mi son restrictivas y barren fuera del juego político a un número importante de ideologías. Entonces partiendo de esa premisa, la Audiencia Nacional es un tribunal que se mantiene en pie fundamentalmente para perseguir a la disidencia política de todo tipo. Fundamentalmente nacional, pero también social. Trabaja para eso y siempre se ha empleado muy a fondo contra el movimiento independentista gallego para intentar desarticularlo.

¿Podemos hablar de separación de poderes en el Estado español?
No soy especialista en el tema, pero precisamente hace unos días leía un estudio que señalaba la falta de independencia judicial en España. Ese estudio señalaba que la independencia judicial en ese país se encontraba en niveles inferiores a países como Kenia, China o Arabia Saudí. Era un estudio del Foro Económico Mundial creo recordar, parece que hasta sus propios aliados en el sistema indican que no existe separación de poderes en el Estado español.

¿Crees es la solución federal?
Nosotros somos independentistas, por tanto creemos que una nación debe constituirse en Estado independiente. Entra dentro de la lógica de la afirmación y la existencia de las naciones que cada nación goce de su Estado, si esa nación tiene garantizado un estatus de soberanía, esa soberanía siempre la puede negociar en pie de igualdad con otras muchas naciones. El federalismo no, el confederalismo siempre es una opción. Sin embargo nosotros no nos fiamos de poder confederarnos con los españoles, son un país que nos ha despreciado históricamente como nación, al igual que ha despreciado a nuestro nacionalismo. Nosotros entendemos la posibilidad de confederarnos con numerosas naciones europeas, pero antes de confederarnos debemos ser independientes. Por tanto, la vía federal la hemos descartado desde el inicio.

¿Se puede hablar desde el Estado español de levantar muros por causa de la independencia en Catalunya teniendo presente la realidad Ceuta y Melilla?
Las relaciones políticas internacionales están dominadas por el cinismo y por un doble rasero. No tenemos más que prestar atención a la posición de la comunidad internacional con los movimientos independentistas en el bloque del Este, por puro interés pragmático, simplemente para liquidar el socialismo. Debemos comparar esa actuación con el punto de vista que mantienen hoy con Catalunya, la doble moral salta a la vista. Otro ejemplo sería la postura mediática con la violencia opositora en Venezuela y esa misma postura con las manifestaciones en Catalunya, son argumentos tan flojos que no se sostienen.

Hay presos políticos en el Estado español. Los hubo durante todo el Franquismo, los hubo durante la Transición o reforma política y esa realidad llega hasta nuestros días

¿Adoctrina el Estado español?

Existe un sistema educativo que tiene entre sus muchos cometidos uno fundamental que es el de crear una identidad nacional española, es cierto que la existencia del Estado autonómico ha permitido márgenes de actuación para visiones que ellos llaman periféricas, algo que por otra parte no es revolucionario o ilegal, ya que el propio Estado español reconoce la existencia de tres nacionalidades históricas. Por tanto, sí hay un adoctrinamiento político. En todos los Estados europeos la enseñanza ha trabajado desde para eso, aquí se ha disfrutado de un cierto margen, una cierta libertad de discurso, pero ahora parece que se va avanzar en el sentido contrario, en la recentralización del Estado.

¿Es Galiza una colonia?
Sí, nosotros pensamos que es una colonia. Pensamos que es una colonia porque además de ser una nación sin soberanía, como muchas otras en Europa, fue una nación privada de clases dirigentes desde muy temprano, una nación incapaz de desenvolverse de una manera autocentral, no fuimos tampoco capaces de tener un desarrollo económico normal en claves capitalistas. Eso explica procesos sociológicos muy conocidos, como el odio a lo propio, la ignorancia sobre nuestra historia o el intento de desprenderse de la lengua gallega por partes importantes de nuestra población. Nuestra historia es la más clara entre las tres cuestiones nacionales en disputa al respecto de un origen milenario con una tradición política propia, sin embargo es la más silenciada de todas ellas. Esto quizás tenga que ver con que carecemos de unas élites propias que posibiliten el trabajo por la independencia.

¿Qué opinas de quienes desde la izquierda deciden no apoyar el movimiento independentista en Catalunya al no logran encontrar ninguna bandera con la que identificarse en el mismo?
Ante las cuestiones nacionales, históricamente en el Estado español han existido dos formas de duda, la primera tiene que ver con cierto purismo. Eso de que la cuestión nacional es de derechas se ha dicho siempre, también en el movimiento obrero gallego antes del franquismo. Es un argumento que tienen cierta verdad, pero que no es una verdad completa. Es cierto que la cuestión nacional no tiene ninguna definición ideológica ni para un lado, ni para el otro, pero nosotros entendemos que como se le da contenido social a una cuestión nacional, las fuerzas de izquierda deberían participar. Considero que esa primera posición de duda es purista y para mi equivocada. Después existe una visión más falsa, más traicionera, una posición que en nombre de cuestiones ideológicas esconde la incapacidad de enfrentarse con el Estado, hoy cualquier persona sea nacionalista o no, gallega, española, vasca o catalana, sabe que existe una oportunidad de oro para debilitar al Estado español. Cualquier persona con cierta lucidez debería sumarse a esa trinchera, si no lo hace, expresa unas dudas que no son justificables en un momento como este. Ahí la ideología funciona como una coartada.

¿Debe ser Galiza independiente?
Somos independentistas gallegos, esa es nuestra motivación política.

¿Consideras a Galiza preparada para la independencia?
La liberación nacional es un proceso largo, no es un proceso que se pueda medir en una vida. Se trata de un proceso de generaciones y nosotros ahora estamos en una etapa histórica de ese proceso, un proceso que lógicamente todavía necesita madurar. Los grandes saltos cualitativos se dan cuando hay una suma de miles de pequeños saltos cuantitativos, mi generación y las generaciones anteriores estamos sumando granos de arena a un proceso de maduración de conciencia nacional y de organización. No estamos aún en esa fase madura, pero tampoco es algo que nos preocupe o por lo que tengamos prisa. Lo que queremos es acumular fuerzas y seguir adelante sin ningún plazo fijo.

¿Juega el Estado español con promesas a futuro sobre una consulta independentista?
Un argumento muy utilizado en la izquierda reformista y en el nacionalismo reformista, es ese de decir hoy no pero mañana sí, pero el tiempo pasa y pasan las décadas, pasan las etapas históricas y nunca llega ese mañana. La promesa sigue siendo la misma, ya en los años treinta muchos galleguistas utilizaban esa lógica.

¿Cuál es hoy la situación del independentismo en Galiza?
Creo que venimos de una situación paradójica. Ideas que hemos mantenido en solitario y en condiciones muy adversas, voy a atreverme a decir que hoy son mayoritarias entre la gente crítica de izquierdas. La propia idea independentista era una absoluta utopía, no ya llegar a ella, sino simplemente formularla en un papel. En Catalunya vemos como parte de los que dirigen el proceso independentista no eran independentistas hace veinte años, incluso en Galiza nosotros nos enfrentábamos con el resto de nacionalismos por hablar de independencia. Creo que hoy ese tabú está roto. Ese trabajo que nosotros hicimos de deslegitimación del Estado español, de denunciar que esto no era una verdadera democracia, de criticar que la política fuese una actividad reservada para cuatro profesionales pagados, de salientar que lo fundamental era el asamblearismo y el trabajo en la calle, todas esas ideas las predicábamos en el desierto, hoy vemos que desde la crisis capitalista que comenzó en 2008 y los procesos políticos que derivaron de ella, estas son ideas que casi todo el mundo comparte. Eso es lo positivo, lo negativo es que no hemos podido convertir esas ideas en estructuras organizativas sólidas. No hemos podido arraigar en estructuras que permanezcan en el tiempo. Esto se debe por una parte a que el Estado ha realizado siempre un trabajo sucio para desactivarnos con represión de baja intensidad, con un acoso ligero que en el fondo cumple su función, especialmente en gente poco politizada, gente joven. Nos enfrentamos a condenas de prisión y el trabajo propagandístico en los medios de comunicación. Existe también una parte de responsabilidad propia, no podemos echar balones fuera. En algo nos hemos equivocado para no tener esa estabilidad en el tiempo, probablemente necesitamos hacernos más conocidos y reconocibles. En eso estamos ahora.

Entra dentro de la lógica de la afirmación y la existencia de las naciones que cada nación goce de su Estado, si esa nación tiene garantizado un estatus de soberanía, esa soberanía siempre la puede negociar en pie de igualdad con otras muchas naciones

¿Cómo debe de ser el activismo en la izquierda hoy?
En el activismo de la izquierda independentista, creo que no hay nada nuevo bajo el sol. Todo está inventado y lleva así mucho tiempo. Que sucede, el activismo de izquierda independentista es un activismo que a día de hoy no ofrece ningún beneficio inmediato en el sentido material. Es un trabajo fundamentalmente movido por valores, por el sentido de mejorar esta sociedad a medio plazo. Se necesita paciencia debido a que existe un cerco represivo, no lo vamos a exagerar, tampoco es dramático, pero sí tienes una marcaje del Estado bastante incomodo. El principal problema, es que vivimos en una sociedad que está consagrada en el culto al individuo. Es muy complicado abrir una brecha y defender como defendemos nosotros que el individuo progresa cuando progresa la colectividad. Cualquier discurso de felicidad basado en el colectivo, en nuestra sociedad tiene una dificultad tremenda para abrirse paso, no digo para abrirse paso y salir un día de manifestación miles de personas a la calle, me refiero a que nuestro día a día esté guiado por el interés colectivo. Eso es muy difícil. Ese es un problema que tenemos nosotros, que tiene el anarquismo, que tiene la izquierda revolucionaria en general. Algo de responsabilidad, repito que habrá por nuestra parte. Siempre hemos sido un movimiento con demasiado conflictos internos, tendiente en exceso a las escisiones, muy litigante, hasta el momentonunca hemos podido superar eso.

¿Cómo consideras la irrupción de Podemos en la izquierda?
Yo eso lo viví en prisión, sin internet, por tanto lo viví todo a través de los medios convencionales, no estaba a ras de suelto que es como se deben de vivir estos procesos. Parece que había una ira acumulada y una frustración muy grande contra el capitalismo, en partes importantes de la población,  y parece que en Podemos durante una etapa lo supieron capitalizar. Respecto al independentismo gallego, hay dos cosas que nos apartan fundamentalmente: nosotros todo lo que hagamos, sea en la línea ideológica que sea, más o menos de izquierda, con todos los matices que queramos, la vamos a hacer desde Galiza. Nunca vamos a estar integrados en una estrategia que se elabore desde laboratorios de otras realidades, nuestra realidad es única y solo la podemos transformar nosotros. Eso fue lo primero que nos apartó de Podemos. Lo segundo fue que en la dialéctica de ruptura o reforma no hay termino medio, como tampoco lo hay en la cuestión nacional gallega. No sé si rompo, si reformo, si doy un paso para la reforma pero después no… O eres una fuerza rupturista que pivotas en la calle o eres un fuerza reformista que pivotas en las instituciones. Nosotros somos una alternativa rupturista, eso es lo que nos diferencia en el papel de Podemos. Pero ya te digo, respondo prudentemente porque yo no he vivido esto a pie de calle, sí vosotros me decís que conocéis a un chaval en una asamblea que es independentista, yo no puedo negarlo, no lo he vivido.

¿Ha transformado el electoralismo a Podemos?
Nosotros conocemos el electoralismo en nuestro país debido a que tiene una larga tradición. Ese electoralismo lleva a confundir los medios con los fines, lo que es un medio para determinada causa social termina siendo un fin. Lo cual siempre termina en una burocracia que está muy consolidada en la política institucional y en los ritmos que marcan los medios de comunicación, termina taponando la movilización popular. Al final entramos en esa dinámica de que ahora no es el momento, esa frase no, así no dañaremos al voto de centro etc etc

Existe un sistema educativo que tiene entre sus muchos cometidos uno fundamental que es el de crear una identidad nacional española

¿Consideras que es legitima la lucha violenta?
Los procesos de cambio político radical son siempre ilegales. Violentos o no violentos, pero siempre ilegales. En el estado español existe una legislación que persigue la opinión respeto a la cuestión de la violencia política, la legislación del Estado español tan solo permite aplaudir la violencia política de los vencedores de la Guerra Civil y sus derivados. Por tanto yo no puedo contestarte a esa pregunta en esta entrevista ni en ninguna otra, como tampoco pudimos contestarla en la Audiencia Nacional cuando el fiscal nos la preguntó. El fiscal nos preguntó si estábamos a favor de la lucha armada y de la violencia política, a lo que contesté que estábamos a favor de que los conflictos se solucionasen democráticamente. Hoy incluso se está aplicando la categoría de violencia a formas de movilización que antes no lo tenían, como es el caso de los dirigentes de la sociedad civil catalana. Por tanto yo esa pregunta no te la puedo contestar. No para escaparme de la polémica, sino porque en el Estado español existe una legislación que persigue la libertad de expresión a ese respecto. Tan sólo puede existir una opinión legal, las demás son carne para la Audiencia Nacional.

¿Se resiste el Estado español a dejar morir a ETA?
No puedo opinar sobre la política concreta del Estado español en el país vasco. ETA fue un movimiento que combatió a sangre y fuego, legal e ilegalmente. Después de su cambio radical de estrategia hace unos años, se esperaban una serie de gestos desde el otro lado, pero solo ha existido una política de venganza y de tierra quemada. Los presos permanecen todavía entre rejas, no digo ya que debiesen estar en la calle, que sería lo lógico al finalizar un conflicto, sino que ni tan siquiera se les ha permitido acceder a un régimen penitenciario similar al del resto de presos del Estado español.

¿Pero no le parece especialmente extraña esa falta de interlocución por parte del Estado español con una organización terrorista que pretende entregar las armas?

La única respuesta del Estado español en los últimos años, ha sido la de negar toda interlocución política o militar. Han intentado desangrarlos y consumirlos.

¿Consideras a Otegi un actor político válido?
Supongo que sí, es un dirigente con muchos años de bagaje y que ha sido refrendado por gran parte de los militantes de su movimiento. Por tanto, debería poder considerarse un actor político válido.

Nosotros no nos fiamos de poder confederarnos con los españoles, son un país que nos ha despreciado históricamente como nación y ha despreciado a nuestro nacionalismo

¿Cómo es posible que se olvide tan pronto el accidente de Angrois, los incendios en Galicia, la corrupción, la crisis de los refugiados o las cargas del 1 de octubre?
Hay dos factores que ayudan a ello. Por un lado vivimos en una sociedad de gran inmediatismo, un mundo en el que la memoria se pierde a pasos acelerados. Algo que tiene que ver con la revolución tecnológica. Hoy vivimos a estímulos de clic, eso nos permite estar muy “informados”, sin embargo no nos permite diferenciar lo que es fundamental de lo accesorio. Por otra parte, existe un monopolio sin fisuras en el control de los medios de comunicación globales. El control de los mensajes ideológicos por parte de la clase dominante es brutal.

¿Qué papel deberían jugar los medios de comunicación en el Estado español?
Pregunta muy complicada

Te puedo asegurar que yo tampoco sé la respuesta
[Risas] Te puedo hablar acerca del papel de los medios de comunicación respecto a nosotros. Su papel fue un absoluto silencio históricamente acerca de todas nuestras acciones, una estrategia de considerarnos un enemigo. Eso y simplemente reproducir la notas de prensa de la policía cuando tenían que aplicar la mano dura de la represión, esa es la línea que los medios de comunicación han aplicado contra el independentismo y que nos hace jugar en un panorama muy desfavorable.

¿Cuántos medios se han puesto en contacto contigo a raíz de la reciente polémica acerca de los presos políticos en España?

La Directa, Sermos y vosotros.

Parece que en un contexto en el que podría resultar interesante conocer tu opinión…
Nosotros entramos con mucho bombo mediático, con todos los focos en nuestras fotos y con todos nuestros datos a la luz pública. Pero salimos en silencio. Bueno, salí yo, porque mis compañeros continúan allí dentro. Salimos sin cobertura, sin voz, sin derecho a replica.

¿No interesa conocer tu punto de vista sobre estos temas?
Esto es un conflicto político por ahora “incruento” para la población. Digo irónicamente incruento, porque quienes están padeciendo la prisión,  son tildados de violentos por el sistema para que de ese modo esto no preocupe a la población. Para que eso funcione, los medios son parte de la artillería de este conflicto. Otra cosa es que existan medios independientes, en internet existen muchas cosas, pero los medios mayoritarios son los que son. Yo no me tiro de los pelos ni me lamento, entra dentro de la lógica de las cosas.

El franquismo no ha muerto, todavía sigue presente ese pensamiento de no meterse en problemas, todavía existe un franquismo sociológico no sé si mayoritario, pero sí muy fuerte

¿Cuándo comienzas este camino eres consciente de las posibles repercusiones?

Siempre lo hemos tenido claro desde un primer momento. La represión son escenarios muy variados. Había gente que se acercaba a nosotros con el miedo a terminar en prisión, pero no tienes necesariamente que terminar en prisión. Sí vas a ser vigilado, te van a poner zancadillas y vas a ser perseguido, después depende de tu nivel de compromiso y de otros factores más azarosos. El castigo puede ser más o menos duro, eso depende del camino político de cada militante y de hasta donde quiera llegar. De forma muy general se asocia al independentismo con represión y prisión, pero hay muchos escenarios posibles, al igual que existen muchos escenarios posibles dentro de la prisión. Yo hoy estoy aquí hablando con vosotros en una cafetería, pero mis compañeros están pagando trece años y nueve meses. Ahora mismo – mira su reloj- están apunto de cenar y dirigirse a sus celdas. Los escenarios son muchos, nosotros cuando decidimos militar en el independentismo gallego, sabíamos que íbamos a estar vigilados, que iban a ir a por nosotros y que dependiendo del camino que tomásemos, afrontaríamos unas consecuencias u otras.

¿Qué le diría a esa gente que acusa a Puigdemont de cobarde por intentar esquivar la cárcel?

Sobre el compromiso que asume cada persona con su país o con sus ideas solo puede pronunciarse la propia persona, nadie puede decidir hasta donde debe de llegar otra persona. Lo único que le podemos pedir es coherencia. Nosotros entramos en prisión como presos independentistas gallegos, como tal nos comportamos en prisión y en la Audiencia Nacional, eso y salir como entramos, más fuertes si es posible, es lo que nosotros intentamos.

¿Qué opinas del papel de la CUP?

Son un movimiento hermano al nuestro, ya desde los ochenta y noventa hay una muy buena relación con los movimientos independentistas catalanes.

¿Consideramos hoy izquierda radical lo que hace unos años era simplemente izquierda?

Hay un proceso de corrimiento a la derecha desde todos los ámbitos. Posicionamientos que hace treinta años se consideraban tibios, hoy pueden ser incluso considerados como radicales. Todo cambia muy rápidamente. Hace dos décadas nos encontrábamos ante el final de la historia, hoy muchos posicionamientos se están tambaleando.

La Audiencia Nacional es un tribunal que se mantiene en pie fundamentalmente para perseguir a la disidencia política de todo tipo

¿Qué sintió al ver entrar en prisión a los Jordis?

No sentí sorpresa debido a que conozco al Estado español, sabemos hasta donde puede llegar. La única incerteza era ver los pasos que se atrevían a dar desde el bando independentista, parece que hasta ahora han sido valientes.

¿Tuviste un juicio justo?

No, tuvimos un juicio en un tribunal político. Juicio al que acudimos después de pasar por la ley antiterrorista, sufriendo incomunicación, impidiéndonos la asistencia de un abogado propio. Llegamos a ese juicio tras un año y medio presos en un régimen que suponía una prisión dentro de la prisión, quienes asistieran a ese juicio, pudieron ver como se vulneró el propio derecho a defensa, incluso los propios peritos fueron expulsados de la sala. Nuestra condena, año arriba, año abajo, estaba precocinada.

¿Cuál fue el motivo por el que terminaste en prisión?

La condena se dictó contra cuatro militantes gallegos, dentro de un ciclo que se inicia en 2005 con la caída de militantes con cierta regularidad, nosotros cuatro fuimos un capitulo más de esa serie de detenciones. El conjunto de la condena fue por pertenencia a organización terrorista, falsificación documental y tenencia de explosivos. Dentro de ese conjunto, yo y Maria Osório fuimos condenados únicamente por los dos primeros delitos. Eso fue por lo que nosotros pagamos inicialmente diez años, posteriormente rebajado a ocho y en tercera instancia a cinco y cinco meses. Con nuestras detenciones no se condenaba a esas cuatro personas, era un mensaje disuasorio para todo el movimiento. Un mensaje que tuvo su efecto parcial, a nuestro alrededor se creó un cierto cordón sanitario de protección. Bajo el miedo nadie toma decisiones políticas sensatas, en un ambiente de miedo se toman decisiones bastante estúpidas e irracionales, para eso existe toda esa panoplia del enaltecimiento del terrorismo y la ley antiterrorista.

¿Qué se siente al entrar en prisión?

Como preso político, uno tiene que mantener su contribución con el movimiento aunque las comunicaciones sean escasas y estén intervenidas. Eso dependen mucho de lo que te guste escribir, en forma de artículos o reflexiones. Eso y la disciplina son vital en prisión.

¿Consideras la política de dispersión una doble condena para las familias?

Sí, es una evidencia. A tener un familiar en prisión, se le suman los largos viajes en autocar con el consiguiente peligro de sufrir un accidente, un gasto económico grande para familias humildes y un medio social ajeno a tu lengua y tus costumbres. La moral del colectivo se desgasta más fácilmente si minas su entorno, que son quienes le dan la vida a los presos, por suerte nosotros hemos contado siempre con una organización fuera que nos ha facilitado mucho las cosas.

¿Has sufrido torturas?

Me gusta ser preciso con esto. Tendríamos que tirar de diccionario para saber qué palabra usar exactamente, yo he escuchado verdaderas torturas a otros presos, pero personalmente he sufrido malos tratos físicos y psicológicos, acciones que siempre tenían que ver con la defensa de mis derechos como preso político. Pequeñas agresiones que más que por el peso de la agresión, pesan por la situación de humillación a la que te someten.

¿Cómo es la situación de las prisiones en el Estado Español?

Hoy son un modelo de macro cárcel al estilo americano, no existe ya la vieja cárcel provincial. Las prisiones están estratificadas a nivel interno, dentro nosotros nos encontramos siempre en la sección más conflictiva y en primer grado. Allí estamos sometidos a más de 20 horas de celda al día y a la posibilidad de un régimen de aislamiento, que he sufrido en alguna ocasión y que algún compañero ha sufrido por largas temporadas. Conocimos los espacios más irrecuperables de las cárceles españolas, por tanto no puedo decir nada bueno de ellas. Mentiría si dijese algo bueno, quizás un delincuente económico o un maltratador te puedan dar otra opinión, pero yo hablo de mi experiencia en prisión y es negativa. En el peor de los casos se trata de represión y en el mejor de ellos de almacenar personas.

Tu testimonio parece derribar la teoría de la reinserción

Para eso los porcentajes de reincidencia de la población reclusa son muy significativos.

Existe una legislación de excepción en el Estado español fruto del acuerdo entre fascistas e izquierda reformista en los años setenta

¿Qué le diría a quienes hoy se enfrentan a penas de prisión por publicar un mensaje en una red social como Twitter?

No les puedo dar ninguna lección. Tan solo puedo decir que estamos en un Estado de democracia tutelada o una falsa democracia, quienes opten por dar el paso al compromiso político deben saber a que se exponen. No lo digo en un sentido disuasorio, es un acto que tiene unas consecuencias y hay que saber cargar con ellas con la cabeza alta y dignidad. Dentro de la militancia política, existen dos actitudes, doblegarse o seguir.

¿Crees que olvidamos partes del pasado de personajes como Mandela o Mujica y nos quedamos con el mensaje que nos aporta el sistema?

Sí, pasa demasiado. Es lo mismo que sucede cuando los medios hablan de  manifestantes pacíficos en Ucrania refiriéndose a personas que con un rifle de asalto están derribando a su propio gobierno, el poder crea su propio escenario, nos toma el pelo, sucede también cuando hablamos de terroristas en Europa y de rebeldes moderados en Siria.

¿Qué sentiste cuando te atacaron con tu profesión?

En eso la prensa hizo sensacionalismo y admito que el movimiento, por lo que me ha llegado, fue poco crítico. Yo tenía una beca y ciertos compromisos con mi departamento, pero al terminar mi tesis, yo me fui a buscarme la vida a la precariedad como todo joven gallego. La inhabilitación simplemente forma parte de los palos que te van poniendo para que no puedas volver a la vida normal.

¿Cuál es la situación de los presos políticos independentistas gallegos?

Los presos independentistas pagan condenas por defender sus ideas, y por ello deberían estar presentes en las reivindicaciones políticas de todos los movimientos de izquierda. Todo aquel que tenga conciencia política, debe tener siempre en cuenta a los presos políticos y a los presos en general. El lugar en donde las injusticias son más extremas y más desasistidas, es en prisión. Entre ellas la pobreza, si no tienes dinero en la prisión, lo tienes complicado. Debemos acordarnos de los presos independentistas no por humanitarismo barato, sino porque esos gestos cuentan mucho para poder hacerles la condena más llevadera.

¿El nacionalismo gallego está con ese recuerdo a los presos independentistas?

No me meto en lo que deben hacer, los respeto como nacionalistas, pero yo no milito en el nacionalismo institucional. Aunque no quiero meter la pata, creo que el apoyo tras las últimas detenciones fue mucho más contundente que en otras ocasiones. En este momento, nuestras reivindicaciones son más escuchadas por ese sector político, incluso en las instituciones.

 

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