Islamizar nunca debió ser de progres

A la derecha, el candidato islamista Rizwan Saleem, quien obtuvo unos resultados históricos en Bradford.

Algunos partidos hace años que vienen practicando, no sólo algo tan nocivo como el buenismo, sino el tacticismo político para chupar votos de esos colectivos.

Por Núria González | 6/05/2024

El castañazo morrocotudo que se pegó ayer el Partido Laborista en Bradford, la cuarta ciudad más grande del área metropolitana de Londres, frente a candidatos islamistas “independientes” debería hacer pensar uno poquito tanto a los Labour como a toda la presunta izquierda, antes conocida como socialdemocracia, aunque la verdad es que ante tal deseo albergo muy pocas esperanzas.

Los que pasó ayer en las elecciones municipales británicas en este pueblo es una bandera roja del tamaño de una carpa de circo para quien sea capaz de quitarse la venda de los ojos impuesta por líderes salvadores mesiánicos, que ante uno de los ataques más furibundos a los derechos humanos como es el el islamismo radical, hace años que vienen practicando, no sólo algo tan nocivo como el buenismo, sino el tacticismo político para chupar votos de esos colectivos que ellos suponen que se mueven como bloque monolítico. Y lo hacen.

Tanto en el partido laborista británico como en muchos partidos que se auto perciben como de izquierda progresista les ha parecido muy buena idea integrar a personas cuya base ideológica es el fundamentalismo religioso, y integran en sus listas a mujeres con velo, uno de los símbolos violentos patriarcales por excelencia que provoca el asesinato de las que no lo quieren llevar, o defendiendo a personajes como aquel imán de Reus, islamista radical más cerca de la Sharia que de los derechos humanos, expulsado de España por terrorista pero que toda la patulea independentista catalana, Junts, ERC y CUP salió a defender, con recogida de firmas incluida, en pro de una supuesta diversidad cultural. Estupideces muy peligrosas.

Los islamistas se integran en los partidos de izquierda, no porque ellos sean de izquierda ni pretendan serlo, sino porque su objetivo es implantar la tolerancia a las violaciones de los derechos humanos que ellos practican, especialmente contra las mujeres, aprovechando una izquierda blandengue que ha perdido cualquier cimentación ideológica de lo que debe ser una sociedad igualitaria y plural.

Y lo que ha pasado en Bradford es el ejemplo de la manera de operar de estos hombres. Se integran en los partidos, se aprovechan de su estructura para cubrirse de una falsa pátina de democracia y por supuesto para acceder al dinero público, pero si los partidos no tragan con sus imposiciones fanático religiosas, ahora ya se van, se presentan por su cuenta con su programa islamizante y fastidian con una sonrisa a aquellos que los acogieron para mayor gloria de una supuesta diversidad cultural que, en realidad, ya es una guerra por la supervivencia de la laicidad frente al fanatismo.

Lo peor es que parece ser que el partido laborista está preocupado por la pérdida de esos votos y se está planteando que hacer para recuperarlos. Lo único que pueden hacer es tragar con su fanatismo y su retroceso en derechos humanos, lo cuál evidencia que esos votos nunca debieron estar ahí. Porque si el partido laborista o cualquier otro partido “progresista” necesita los votos islamistas para ganar elecciones, es que ya no tienen nada de progresistas.

Mientras, en unas cuantas universidades, estudiantes que recuerdan mucho a aquellos adolescentes de los Fridays for future, y que yo creo que son los mismos cinco años después, imitan a los pijorros de la UCLA (Universidad de Los Ángeles), manifestándose con velos y, literalmente, rezándole a Alá por el pueblo de Gaza. Igual que antes pusieron de moda los vientres de alquiler y lanzaron al mundo el transgenerismo, supongo que ahora toca poner de moda el Islam.

Está claro que alguien le está metiendo un dineral a esas movilizaciones que desde muchos lugares llevan meses en marcha y de las que muchas participamos, pero que de repente han despertado a éstos, más de 30,000 muertos después.

Casualmente, Gaza también ha sido la “excusa” de los islamistas de Bradford para sacar a pasear su auténtica cara más auténtica y peligrosa. No hay casualidades. Siempre la supuesta defensa de una causa justa es el camino más eficaz para imponer cualquier barbaridad. Nos sobran los ejemplos, incluso muy cercanos.


Este artículo fue publicado originalmente en DLV Radio.

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