El viejo soberanismo fue popularizado por el sector menos reaccionario del PNV alrededor de 2003 y su gloria duró justo el tiempo que tardó el Estado en mostrar su poder político, económico y militar.
Por Angelo Nero
Entrevistamos a Iñaki Gil de San Vicente, profesor y pensador vasco marxista, conocido por su activismo y lucha social. Es autor de numerosos artículos en publicaciones como Egin, Gara ya otros medios de comunicación alternativos.
Con la entrada en el gobierno de UP la izquierda estatal se ha desmovilizado, y no parece que asome ningún proyecto que pueda volver, a corto plazo, a ilusionar a los votantes de izquierda, a no ser en las naciones donde las fuerzas soberanistas parecen crecer en apoyos. ¿Qué análisis haces de la situación de la izquierda en Catalunya, Euskadi y Galiza, y en el resto del estado?
La izquierda estatal se estaba desmovilizando mucho antes de enero de 2020. La oleada de luchas, las mareas, la «indignación», etc., que llevó al 15-M/2011 empezó a decrecer en movilizaciones en el año y medio que va de las elecciones europeas de 2014 a las generales españolas de 2015, y en la forma electoral de apoyo de esas izquierdas a UP el primer batacazo fue en las generales españolas de 2019. El reformismo y la burocratización ministerial de UP han acelerado el retroceso electoral que refleja el hundimiento de las esperanzas infundadas del 15-M. Las izquierdas revolucionarias que no se dejaron fascinar por aquellos cantos de sirena ni tampoco por los del «gobierno más progresista» de enero de 2020 están capeando el temporal con distinta suerte, comparado con el hundimiento de UP.
Para 2018-19 el capitalismo español era uno de los que más se debilitaba antes de la pandemia. La debacle del año largo de 2020 ha elevado las contradicciones a niveles inimaginables para el triunfalismo pueril y suicida de hace sólo tres lustros. Según el FMI existe una «crisis sin precedentes». No vamos a extendernos ahora en los análisis sobre el contexto que presentamos a debate en este verano en diversos artículos, solamente decir que las estimaciones más realistas sobre la recuperación post Covid-19 no se atreven apenas a pasar del 3%, y eso gracias a una salvaje explotación social, como acaba de exigir el círculo de jóvenes empresarios españoles, CEAJE: «Todo aquello que sea flexibilizar y abaratar el despido es algo positivo».
Las izquierdas estatales e independentistas se enfrentan por tanto a un panorama durísimo, favorable para el reforzamiento de las diversas expresiones del franquismo sobre todo una vez que el dinero público masivamente inyectado apenas reactive la industria estatal que no sea construcción, turismo, automotriz…, y esta última con dificultades. La soga de la deuda se irá cerrando más alrededor el cuello obrero y popular, que no el del bloque de clases dominante. Ciñéndonos al peligro de Vox y de otros franquismos, está claro que el «gobierno más progresista» no va a movilizar a las clases trabajadoras, ni va a lanzar una sostenida denuncia de la ideología franquista genérica. Por su parte, otros reformismos duros levantarán un poco sus críticas, pero tampoco potenciarán el antifascismo masivo, sino que lo limitarán a lloros parlamentarios.
El «gobierno más progresista» intenta amansar a la fiera y quitarle votos endureciendo las represiones: está tanteando si le conviene ilegalizar ahora mismo a Izquierda Castellana o esperar para más adelante, cuando necesite mostrar a bases franquistas con hechos represivos que la «democracia española» es anti comunera, como es anti catalana, anti andaluza, etc. La dosificación de las represiones de los derechos nacionales por parte de los «gobiernos democráticos» españoles es una constante desde que estos existen: dosifican esas represiones para, entre otras razones, enseñar al nacionalismo más derechista que ellos también son españoles y que tampoco tolerarán a los pueblos oprimidos veleidades independentistas. La experiencia al respecto de la tan aplaudida como desconocida II República, es demoledora.
El PSOE sabe que una parte sustantiva del españolismo se esfumará en la nada si el castellanismo sigue arraigando en el pueblo ya que su sola existencia abre perspectivas inaceptables para la dictadura del capital, para la monarquía y para la Constitución: ¿hubiera existido la actual España, si hubiese triunfado la Revolución Comunera? ¿Hubiera triunfado una revolución burguesa con efectos difíciles de imaginar ahora? ¿Qué modelo de Estado o de Estados peninsulares podría haber ahora? Sin caer en historia-ficción, otra de las razones de que el Estado es una «nación fallida» radica en la alianza internacional entre las fuerzas reaccionarias y una monarquía extranjera para aplastar aún más la libertad, aplastamiento que sí es seña identitaria del nacionalismo español.
Semejantes interrogantes pueden ayudar mucho al internacionalismo dentro del Estado ahora, cuando tienden a confluir al menos cuatro dinámicas: Una, el aumento de la conciencia soberanista en Galiza, Euskal Herria, y Països Catalans, el reforzamiento en las dos últimas de las organizaciones independentistas revolucionarias y los intentos de coordinación de grupos independentistas en Galiza. Dos, el agravamiento de la crisis capitalista a pesar de algunos repuntes transitorios y de la intensa propaganda sobre el definitivo final de la crisis. Tres, el arrollaron tsunami de la industria cultural imperialista una de cuyas prioridades es mercantilizar y destruir las culturas de los pueblos resistentes. Y cuatro la dureza del nacionalismo constitucional y republicano español, y la amenaza del ascenso del fascismo genérico.
Como efecto de ello y de otras dinámicas menores, crecen las contradicciones que impulsan los conflictos nacionales. Usando conceptos marxistas siempre necesarios, se agudiza la contradicción expansivo/constrictiva inherente al concepto simple de capital, es decir y visto desde el lado de la nación trabajadora oprimida, los pueblos pueden ir tomando conciencia de que necesitan perentoriamente de un Estado obrero propio que les proteja del imperialismo, en nuestro caso el sub imperialismo español subsumido en el occidental bajo hegemonía yanqui. Pero esta concienciación no es automática sino que exige determinadas condiciones, entre ellas la existencia de un independentismo socialista organizado.
La contradicción también hace que, desde la perspectiva pequeño burguesa y de clases medias de estas naciones, tienda a aumentar lo que desde hace unos años se denomina soberanismo en sustitución del autonomismo pactista fracasado entonces, como la versión autóctona del engrudo formado por socialdemócratas, eurocomunistas, ex trotskistas y ex maoístas, pikettyanos y zizekistas, desencantados del 15-M/2011, posmodernos progres, y ex independentistas.
No debe sorprendernos que la contradicción expansivo/constrictiva inherente al concepto simple de capital genere dos concepciones de nación tan opuestas: la proletaria y la pequeño-burguesa, ya que también aquí bulle la unidad y lucha de contrarios. Por su parte, la misma contradicción también explica por qué la burguesía de la nación oprimida opta sin tapujos por el bando del Estado opresor. El viejo soberanismo fue popularizado por el sector menos reaccionario del PNV alrededor de 2003, en otro contexto muy diferente al actual. La gloria de aquel soberanismo duró justo el tiempo que tardó el Estado en mostrar su poder político, económico y militar. Demostrado quien manda, el PNV purgó a esa facción dirigente y volvió a la mansedumbre.
A los pocos años la «nueva estrategia» de la izquierda abertzale empezó a llamarse soberanista dejando el independentismo para algunos actos públicos. Desde otoño de 2017 el nuevo soberanismo relegó rápidamente al independentismo de sectores de la mediana y pequeña burguesía catalana y de franjas populares. En Galiza y Euskal Herria, y en menor medida en Catalunya, Unidad Podemos cayó en picado por el trabase de decenas de miles de sus votantes al nuevo soberanismo, mucho más atrayente para su nacionalismo español porque acepta incondicionalmente el nivel 1, el parlamentarista, y no combate ni la monarquía católico-militar y ni la dictadura del capital. Para estos tránsfugas de UP, ese soberanismo les resulta cómodo y refuerza su progresía y de ahí sus votos, por ahora.
En la esfera internacional tampoco hay motivos para la esperanza, aunque en América Latina se han producido importantes movilizaciones populares, vemos como potencias emergentes como Turquía siguen manteniendo políticas imperialistas, hostigando a pueblos como el kurdo o el armenio, a la vez que recrudecen la represión interior. ¿Hay algún horizonte esperanzador que se haya abierto en estos años para las próximas generaciones?
En la India la lucha campesina avanza con fuerza, acercándose a la lucha obrera en ciudades y pueblos: no hace mucho que alrededor de 100 millones de personas han hecho la huelga más grande del mundo. En Sudáfrica, las movilizaciones contra la corrupción política y empresarial sólo pueden ser contenidas con represiones cada vez más duras. En Túnez, Líbano, Egipto… el malestar social es creciente y hasta en la cruel dictadura marroquí hay resistencias de fondo. Hace muy poco, una masiva huelga ha paralizado los ferrocarriles de Alemania. En Suiza han surgido movilizaciones en varias ciudades a finales de mayo de este año. Una trasnacional tan poderosa y tan esclavista como Amazon ha tenido que lidiar hace pocos meses con huelgas en varios países… Y en Turquía, para centrarnos en la pregunta, a comienzos de 2020 los metalúrgicos sostuvieron una tenaz huelga que tuvo amplia repercusión en las izquierdas revolucionarias internacionales.
Las resistencias obreras son sistemáticamente ocultadas por la prensa burguesa, de modo que terminamos creyendo que la lucha de clases se extinguió hace tiempo. También se nos oculta la brutalidad del ataque burgués: los despidos masivos durante la pandemia, por ejemplo. Se estima que para octubre de 2020 habían sido condenados al «desempleo oculto» más de 30 millones de trabajadores en los 25 Estados de la OCDE, y los datos ya disponibles sobre las estrategias del capital anuncian más y más despidos. Cualquiera que tenga un mínimo conocimiento del capitalismo, sabrá que los despidos masivos indican que existe una masiva lucha de clases por debajo de toda propaganda porque, aunque no se vea, existe una dialéctica entre crisis socioeconómica y política, despidos y cierres empresariales, y lucha de clases.
Siempre existe un «horizonte esperanzador» porque si no la sociedad humana ya se habría extinguido, o no hubiera surgido. Por lo general, la frase «horizonte de esperanza» es utilizada por algunos cristianos para decir que su dios está detrás de lo perceptible por métodos normales, horizonte sólo traspasable por la fe. Para la dialéctica atea se trata de que la unidad y lucha de contrarios, el aumento cuantitativo y el salto cualitativo, y la negación de la negación generan realidades nuevas que pueden ser guiadas hacia las soluciones de los problemas, hacia la apertura de futuros mejores si actuamos en su devenir interno.
Bajo la opresión turca, las clases y naciones explotadas, armenios, kurdos y otros pueblos, malviven en un presente feroz: en 2018 el cambio dólar/lira era de 1/4,55, pero a finales de julio de 2021 era de 1/8,70. En 2020, el 10% de la población, la gran burguesía, se apropiaba del 32,5% de la riqueza mientras que el 10% más empobrecido tenía que malvivir con el mísero 2,2%; y si ampliamos la muestra ocurría que el 20%, la burguesía, se quedaba con el 47,5%, la clase obrera y campesina o sea el 60% recibía el 46,5%, y el proletariado más empobrecido, el 20%, sólo 6%.
El «horizonte de esperanza» se ampliará en Turquía en la medida en que la lucha de clases y de liberación nacional avance en la senda abierta por los 130.000 trabajadores del metal que en enero de 2020 decidieron endurecer sus movilizaciones convocando una gran huelga, abortada por la pandemia. Ahora, como en todo el capitalismo, la suavización transitoria de la pandemia debiera permitir el reinicio de la esperanza, sabiendo que la represión será tanto o más dura como la de 2016 cuando se despidió a 6000 académicos, se enjuició a otros 785 y se cerraron al menos16 medios de comunicación; o las 36.000 personas sometidas a investigación en 2019 de las que fueron encarceladas casi 4000, lo que no impidió que en 2020 volvieran las protestas estudiantiles en la mitad de la pandemia, crisis que aprovechó Erdogan marzo de 2021 para crear una doctrina fascista de los derechos humanos.
La involución neofascista del régimen turco, que tiene el segundo mayor ejército de la OTAN después del yanqui, responde en primer lugar a que la gran burguesía siente que el proletariado y los pueblos oprimidos no se dan por vencidos, y que el empeoramiento dramático de las condiciones de malvivencia puede acercar el «horizonte de esperanza» si el pueblo mejora su autoorganización. La deriva neofascista de Erdogan, como la de Bolsonaro, Trump, Abascal, etc., responde a la inquietud de una facción del gran capital internacional por la marcha de la lucha de clases, por el hecho de que el capitalismo al que representan es más débil que el capitalismo occidental más globalizado, y que éste a su vez está retrocediendo rápidamente ante Eurasia.
Goethe fue una de las personas que mejor demostró el núcleo práctico indestructible del «horizonte de esperanza»: «En el principio era la Acción». Hasta llegar a la Acción, Goethe fue descartando la Palabra, el Sentido, la Fuerza…, desechó las tres y se volcó en la Acción. Era en 1790, en plena revolución francesa, cuando Goethe elevó la Acción al principio de todo en su obra Fausto. La acción revolucionaria era la esperanza que se había hecho presente. Beethoven se dejó llevar por ella y en 1803 dedicó a Napoleón su Tercera Sinfonía llamada Heroica, pero bien pronto también a él le defraudó esa revolución que paría un Imperio, y le retiró la dedicatoria. ¿Se había cerrado para siempre el «horizonte de esperanza? No, porque la Acción fue vivificada por las contradicciones del nuevo capitalismo, de modo que en 1845 Marx escribió la onceaba tesis sobre Feuerbach: « Los filósofos no han hecho más que interpretar de diversos modos el
mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo.»
Dicho de otro modo: la esperanza es la acción de transformar el mundo. Por tanto nunca se cierra su horizonte. Las lecciones de la derrotas y de las victorias nos permiten ver que ahora mismo se están abriendo horizontes de lucha y por ello de esperanza. Podemos enumerar una larga lista de movilizaciones que se están produciendo, como hemos hecho muy rápidamente al comienzo de este último punto; también podemos realizar análisis detallados de las crisis que azotan al capitalismo, como hemos hecho en los anteriores textos; podemos estudiar las contradicciones entre las facciones burguesas mundiales, etc., como también lo hemos hecho, pero lo que sustenta el «horizonte de esperanza» es la concepción materialista y dialéctica de la historia, en la que la ética de la rebelión y la solidaridad, la crítica socioeconómica y política, el método de pensamiento científico-crítico y, como síntesis, la Acción, forman una unidad.
Algo de lo que está falto estos tiempos, tanto los cuadros sindicales como los activistas sociales, es de una formación política, algo que, hace solo unas décadas, se nos antojaba imprescindible. ¿Qué lecturas recomendarías para una formación crítica de los que militamos en el antifascismo?
Los textos que se ofrecen reflejan diversas corrientes sobre el fascismo, así que hay que estudiarlos y debatirlos colectiva y críticamente. El listado sigue el año de edición.
Clara. Zetkin: Fascismo. Agosto 1923
https://www.marxists.org/espanol/zetkin/1923/agosto/fascismo.htm
Trotsky: Bonapartismo, fascismo y guerra. Agosto 1940
https://www.marxists.org/espanol/trotsky/1940/agosto/20.htm
Ángelo Tasca: El nacimiento del fascismo. Ariel. Barcelona 1969
Gunnar Leistikow: «Una voz en el desierto y su mensaje». Marxismo, psicoanálisis y sexpol. Gránica Editor. Buenos Aires 1972, Tomo I Documentos.
Daniel Guerin: El fascismo y el gran capital. Fundamentos. Madrid 1973
Javier Tusell: La dictadura de Franco. Altaya, Barcelona 1976
Norbert Lechner: «Represión sexual y manipulación social». Sexualidad y autoritarismo. El Cid Editor. Chile, 1976.
Manuel Pastor: Ensayo sobre la dictadura. Tucar Ediciones. Madrid 1977
Hugues Portelli: Gramsci y la cuestión religiosa. Laia, Barcelona, 1977,
Michele Mattelart: «El golpe de Estado en femenino o cuando las mujeres de la burguesía salen a la calle». Frentes culturales y movilización de masas. Anagrama. Barcelona 1977.
M. A. Macciocchi: «Las mujeres y el recorrido del fascismo», y también: «Gramsci y la cuestión del fascismo». Elementos para un análisis del fascismo (I) El Viejo Topo. Barcelona 1978.
J.-M. Vincent: «Sobre el ascenso y la victoria del nazismo». Elementos para un análisis del fascismo (I) El Viejo Topo. Barcelona 1978.
J.P. Faye: «Crítica del lenguaje y análisis de clase». Elementos para un análisis del fascismo (I) El Viejo Topo. Barcelona 1978.
J.M. Palmier: «Del expresionismo al nazismo. Las Artes y la contrarrevolución en Alemania 1914-1933» Elementos para un análisis del fascismo (I) El Viejo Topo. Barcelona 1978.
R. Dadoun: «En torno a Wilhelm Reich y la psicología de masas del fascismo». Elementos para un análisis del fascismo [2]. El Viejo Topo. Barcelona 1978.
Lutz Winckler: La función social del lenguaje fascista. Ariel. Barcelona 1979
Carlos M. Rama: La ideología fascista. Júcar. Madrid 1979
Franz Neumann: Behemoth. FCE. México 1983,
Robert Paris: Los orígenes del fascismo. SARPE. Madrid 1985
Paul Guichonnet: «El socialismo italiano». HGS. Destino. Barcelona, 1982, Tomo III,
Fernando Arcas Cubero: «El fascismo italiano». GHU. Madrid 1986, Tomo 24.
E. Mandel: El significado de la Segunda Guerra Mundial. Fontamara. Barcelona 1991
Alberto Arana: El problema español. Hiru Argitaletxe. Hondarribia 1997.
Daniel Muchnik: «Negocios son negocios» Diciembre 2000 https://revistaedm.com/edm/28/daniel-muchnik-negocios-son-negocios/
John Cornwell: El Papa de Hitler. Planeta, Barcelona, 2001
Aníbal Romero: Fascismo, democracia y teoría política. PANAPO. Caracas, 2004.
Perry Biddiscombe: Los últimos nazis. Inédita Editores. Barcelona 2005
Götz Aly: La utopía nazi. Crítica. Barcelona, 2005
Iván Oliver Rugeles: El fascismo está de retorno, 30-05-2006 https://rebelion.org/el-fascismo-esta-de-retorno/
José Mari Esparza: Cien razones por las que dejé de ser español. Txalaparta. Lizarra 2006
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Zoltán Dujisin: Renace peligro fascista. 13-10-2007 https://rebelion.org/renace-peligro-fascista/
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Redacción: Sobre el mal uso del concepto “bonapartismo”. 09-12-2007 https://kaosenlared.net/sobre-el-mal-uso-del-concepto-bonapartismo/
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Luís Brito García: Fascismo http://luisbrittogarcia.blogspot.com/2013/05/fascismo.html
Wilhelm Reich: Psicología de masas del fascismo. Sare Antifaxista, Bilbo 2014
Federico Ruiz: El Fascismo y su dominio psicológico de las masas. https://www.monografias.com/trabajos/fascismo/fascismo.shtml
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Dario Brenman: El apoyo de las grandes corporaciones a Hitler. Diciembre 2016 https://www.izquierdadiario.es/El-apoyo-de-las-grandes-corporaciones-a-Hitler
J. L. Matínez: León Trostky: el fascismo es “el partido de la desesperanza contrarrevolucionaria”. 27-07-2016 https://www.izquierdadiario.es/Leon-Trotsky-el-fascismo-es-el-partido-de-la-desesperanza-contrarrevolucionaria
Ernets Mandel: El Fascismo. Sare Antifaxista. Bilbo 2017.
Carlos A. Larriera: Microfascismos y realidad virtual. 23-09-2017 https://rebelion.org/microfascismos-y-realidad-virtual/
Miguel A. Jiménez: El nazismo travestido de terapia humanista. 29-01-2018 https://rebelion.org/el-nazismo-travestido-de-terapia-humanista/
Teodoro Nelson: Once tesis sobre el fascismo. 09-04-2018 https://canarias-semanal.org/art/22542/once-tesis-marxistas-sobre-el-fascismo
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Véase del autor: Tesis contra el fascismo (2005-2018). Sare Antifaxista. Bilbo 2018
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Daniel Seixo: ¿Es Vox un partido fascista? 26-04-2019. https://nuevarevolucion.es/es-vox-un-partidoo-fascista/
Enzo Traverso: Posfascismo. Fascismo como concepto «transhistórico» 3-12-2019 https://vientosur.info/posfascismo-fascismo-como-concepto-transhistorico/
Gabriel Rockhill: Fascismo: ¡Ahora lo ves, ahora no lo ves! 5-12-2020 https://rebelion.org/fascismo-ahora-lo-ves-ahora-no-lo-ves/
Gabriel Rockhill: Liberalismo y fascismo: Socios criminales. 26-12-2020 https://www.lahaine.org/mundo.php/liberalismo-y-fascismo-socios-criminales
Redacción: ¿Por qué el gobierno español se abstuvo en la votación de la ONU que condenaba el nazismo? 23-12-2020 https://insurgente.org/por-que-el-gobierno-espanol-se-abstuvo-en-la-votacion-de-la-onu-que-glorificaba-el-nazismo//
Alberto García: Frei Korps, los arditi y los bolcheviques (a los cien años de la entrada en vigor de Tratado de Versalles) 11-11-2020 https://hojasdebate.es/politica/frei-korps-arditi-bolcheviques-cien-anos-entrada-vigor-tratado-versalles/
Nick Beams: El auge del parasitismo financiero y la aparición del fascismo. 27-01-2021 https://www.wsws.org/es/articles/2021/01/27/para-j27.html
Daniel Domínguez: ¿Qué es el falangismo en 2021? Y El falangismo en el seno de Vox. Marzo de 2021 https://rebelion.org/el-falangismo-en-el-seno-de-vox-ii/
Said Bouamama: Comprender el fascismo y la fascistización para hacerles frente. 20-04-2021 https://elsudamericano.wordpress.com/2021/04/20/comprender-el-fascsimo-y-la-fascistizacion-para-hacerles-frente-por-said-bouamama/
W. C. Molina: Bolsonaro y la extrema derecha europea. 30-07-2021 https://www.nuevatribuna.es/articulo/global/bolsonaro-extremaderecha-europa-brasil-atlasnetwork-beatrixvonstorch/20210729194002189870.html
Daniel Campione: Un tal Hitler comienza a emerger. 29-07-2021 https://www.lahaine.org/mundo.php/un-tal-hitler-comienza-a
Quinn Slobodian: Los hijos bastardos de Hayek. 17-07-2021 https://www.sinpermiso.info/textos/los-hijos-bastardos-de-hayek
Redacción: Nazismo ordinario. 1-09-2021 https://diario-octubre.com/2021/08/01/nazismo-ordinario-tradicional-congreso-de-veteranos-de-las-ss-celebrado-en-estonia-foto/
IÑAKI GIL DE SAN VICENTE
EUSKAL HERRIA 15 de agosto de 2021
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