Es así como se consigue que un debate televisivo sea ganado o perdido, con la intervención en momentos cruciales de periodistas como este señor
Por Lucio Martínez Pereda
El gabinete electoral de Sanchez cometió un error brutal en el debate de ayer: ceder a la petición de Feijóo y aceptar un debate moderado por un periodista como Vicente Vallés. Sucedió en dos momentos muy importantes en los que Feijóo estaba acorralado. Cuando Sánchez señaló los pactos de Feijóo con Vox sosteniendo que estaba cambiando “principios por votos” , Vicente Vallés cortó a Sánchez con la excusa de dar paso a otro bloque temático. La segunda ocasión en la que el periodista marrullero entró en acción fue cuando Sánchez empezó a hablar de los sobresueldos no declarados y pidió a Feijóo que explicara sus complementos extras, fue entonces cuando el lacayuno Vallés cortó nuevamente su intervención ayudando a un acorralado Feijóo.
Es así como se consigue que un debate televisivo sea ganado o perdido, con la intervención en momentos cruciales de periodistas como este señor. Al margen de esta importante consideración, En el debate de ayer Feijóo demostró no ser capaz de liberarse del oxidado marco propagandístico en el que lo tiene atrapado la ultraderecha: chapote, chapote, y más chapote. Y enfrente, un Sánchez cansado y entorpecido por un periodista tramposo.
Feijóo viene de Galicia acostumbrado a estar protegido por un hábito malsano para cualquier democracia. Ningún periodista en ninguna rueda de prensa le hacía preguntas incómodas, o críticas, o le pedía explicaciones sobre contradicciones y datos falsos: hacerlo sería un “ suicidio”, habida cuenta del dinero que destinaba el expresidente gallego a financiar la prensa gallega sumisa. Feijóo está acostumbrado a muchos años de poder sin contrapoder periodístico que le moleste. Coloca bien los discursos precocinados en un gabinete, pero cuando se encuentra ante un contradiscurso no controlado que le señale contradicciones o le apunte derivadas no conocidas de sus propuestas: no sabe qué decir. Eso lo saben los encargados de comunicación del PP y en el debate de ayer -con la imprescindible ayuda de Valles y la menos descarada de la señora Pastor- se readapto este esquema de protección periodística pero aplicado a las diferentes características comunicativas de un debate cara a cara.
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