Los escándalos del PSOE no son casos sueltos, sino el reflejo de una incoherencia profunda entre lo que se dice y lo que se hace. La igualdad real no llegará por una nota de prensa ni una declaración desde el atril.
Estamos hartas, de comités de crisis, hartas de las «olas de calor», hartas de salir a la calle, hartas de palabras, y que no sirva de nada, de gritar hasta desgarrarnos la voz, de llevar el miedo pegado a la piel, y ver que, por desgracia, nada cambia.
La propuesta de expulsar a niños nacidos en España por el simple hecho de ser hijos de personas migrantes no solo es éticamente repugnante, sino que rompe con uno de los pilares del Estado de derecho: el principio de igualdad ante la ley.
Las protagonistas no son figuras angelicales moldeadas para enternecer a Occidente. No hay aquí una pornografía del sufrimiento. Las mujeres que aparecen en estas páginas son complejas, autónomas, a veces contradictorias. No piden compasión, exigen comprensión.
Este libro interpela directamente al lector: ¿a quién estás dejando de cuidar por vivir como vives? ¿Quién te cuida cuando tú te caes? ¿Cuidas o delegas? ¿Y de qué forma te estás cuidando a ti misma?.
Hoy, con la perspectiva que nos permiten los cuarenta años transcurridos no es discutible la afirmación de que se ha avanzado mucho en el derecho al aborto, pero también resulta incuestionable que no se puede “bajar la guardia”.
El suelo quema, literalmente. Y si estás en avenidas largas sin sombra, aquello es una sartén. También hay calles estrechas sin ventilación donde el aire no corre, y ahí el calor se te pega al cuerpo. Cuando llegas a casa tienes la sensación de haber salido de un horno.