Ciudadanos fue un ejemplo más de esas formaciones políticas de laboratorio diseñadas desde el poder
El enfrentamiento Arrimadas/Bal por hacerse con un partido moribundo y capitalizar la entrega de sus restos al PP o al PSOE es la única presencia en la opinión pública que le cabe a la antigua formación de Albert Rivera. Lo único que Arrimadas y Bal pueden ofrecer a la opinión pública y a los medios es este tipo de morbosidad.
Disponen de 1 semana, todo lo más 10 días, para poder seguir colocando esta mercancía en los medios: después su interés informativo será igual al que ahora tiene Rosa Díez.
Ciudadanos fue -hay que hablar en pasado ya que ahora es un partido político “muerto viviente”- un ejemplo más de esas formaciones políticas de laboratorio diseñadas desde el poder -siguiendo el modelo de la extinta UP y D- para sacar a los partidos nacionalistas vascos y catalanes del juego de la conformación de mayorías parlamentarias para gobernar. Un partido de diseño artificial, con una funcionalidad topologicamente pensada para pactar a izquierda y derecha, que no tarda mucho hasta que acaba siendo visto por sus potenciales votantes como un producto de marketing político sin estabilidad y vacío de coherencia ideológica.
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