Carlos Marqués-Marcet: “Pensamos que el poder se ejerce con porras y con pistolas, pero también con palabras. Es el combate sobre el relato”

Con motivo de los intentos por parte de PP y VOX de intentar borrar la memoria del joven antifascista Guillem Agulló recuperamos la entrevista  a Carlos Marques-Marcet, director de «La mort de Guillem»

Por Angelo Nero

La mort de Guillem”, es una película que viene a señalar justamente lo contrario, porque la memoria de Guillem Agulló sigue viva, a pesar de que hayan pasado casi treinta años de su asesinato, porque su muerte convirtió al joven de Burjassot en un emblema del antifascismo en Valencia, donde las redes de la ultraderecha tuvieron una actividad destacada en los ochenta y los noventa, y a las que se le combatió, como bien ha quedado documentado en el imprescindible “Antifascistas” de Miquel Ramos, gracias al ejemplo de Guillem.

La película de director catalán Carlos Marqués-Marcet hace una radiografía de una época, del auge de una ultraderecha que buscaba mantener su espacio, en el camino entre la dictadura y esta nueva extrema derecha que ahora tenemos institucionalizada, pero también hace un retrato intimo de la familia de Guillem, de su lucha para que el olvido no matara otra vez a su hijo, a su hermano.

¿Cómo surge la idea de hacer una película sobre la muerte de Guillem Agulló, sobre el juicio posterior y sobre el calvario que pasó su familia, y como reaccionó esta cuando le planteasteis el proyecto?

La idea de hacer la película nace del productor, de Marc Roma, que es amigo de la familia, y hacía tiempo que tenía la idea de hacer una película sobre esto. La idea original que había era adaptar el libro de Jaume Fuster “La mort de Guillem”, del que quedó el título. Para mucha gente fue un libro muy seminal, muy iconográfico a la hora de pensar la lucha antifascista, especialmente en Valencia, y también en Cataluña.

Yo había trabajado varias veces con Marc, y vi que tenían el libro por la oficina, y le dije: ¿estáis haciendo algo con él?, a mí me encantaría trabajar con este material, y salió un poco de ahí. Marc llevaba tiempo diciéndole a la familia: Algún día lo haremos, y fue un proceso que cuando empezamos, ya estaba avanzado. Fue un poco encontrar el ángulo, con los guionistas, con Roger Danès, Alfred Pérez Fargas, porque había muchas historias.

La película no es una adaptación del libro de Fuster porque, de alguna manera, aquello ya se había hecho, y había otras cosas que explicar, y al final el punto de partida que tomamos fue como todo el sistema reaccionó a la muerte de Guillem, sobre las consecuencias, y sobre como ilustraba este caso un fallo del sistema. Y como retratar esos años tan duros, especialmente en el País Valencià, en la lucha antifascista, y todo el entramado judicial y político del que se pueden seguir los pasos hasta hoy en día.

La familia de Guillem Agulló sufrió constantes amenazas, como queda reflejada en el film, pero ¿tuvisteis algún tipo de presión o de amenaza durante el rodaje?

Si. Es un tema delicado. En general, lo que vivimos más fue la gente súper emocionada en Valencia, dándonos las gracias por hacer la película, y luego, si, hubo algunos episodios, pero creo que es importante recalcar que lo que recibimos fue un apoyo brutal de la gente para que se hiciese esta película, que pocas veces te encuentras. Pasaron varias cosas, pequeñas, en realidad. Nos hicieron una pintada, no sabemos quién, en la casa donde estábamos, en Burjassot, con símbolos nazis, como señalándonos, y obviamente nos asustamos un poco. Luego resultó ser un grupo pequeño, menos peligroso de lo que pensábamos, pero lo que hicimos nosotros fue utilizar esas pintadas que nos habían hecho en la casa, y meterlas dentro de la película. En el momento en el que aparecen las pintadas en la casa de los Agulló, esas pintadas no las hicimos nosotros, son las que nos hicieron durante el rodaje. Nosotros no las hubiéramos hecho tan bien, porque eran muy cutres y muy especificas. Nos echaron una mano.

El momento político, creo que muy bien reflejado en el film, la Transición Sangrienta había dejado un buen número de militantes de izquierdas asesinados, y en algunas zonas del estado, como Valencia, la ultraderecha era realmente muy activa, y muy peligrosa. Tu eras muy joven entonces, tenías, si no me equivoco, diez años cuando asesinaron a Guillem, ¿Recordabas algo de aquella atmósfera política, o realmente tuviste que hacer un trabajo de documentación para recrear aquella época?

Tenía un recuerdo muy vago de lo que pasó, yo soy de Barcelona, pero mi familia es de Villareal, y veraneábamos allí. Recuerdo que habían matado a un chaval, pero casi como un recuerdo despolitizado, en el primer momento, no recuerdo en aquel momento lo que significaba. Pero con los años, por lo que supuso, pero también por el trabajo que hicieron los padres, se convirtió en un lema, «Guillem Agulló, ni oblit ni perdó». Luego leí el libro de Fuster, y ya me enteré más, pero ha sido mucho a través del contacto con la familia, y de pedirles documentación. Ahí estuvo la labor de los guionistas, Alfred y Roger, a los que hay que dar el mérito que merecen, porque es suyo, yo solo he estado dirigiendo, aunque anudándoles también. Pero siempre a partir de lo que nos contó la familia, del seguimiento mediático, que al principio tuvo más presencia en el guion, que luego fuimos reduciendo, ese juicio mediático paralelo, sobretodo a través del diario Las Provincias. Pero si, hubo un proceso de documentación muy bestia por parte de los guionistas.

Yo viví esto más de joven, en los coletazos, como en el 97, 98, con 14 o 15 años, que comenzabas a salir, y te daba miedo a ir por algunos sitios, porque sabías que te podían pegar, es algo que vivimos en los finales de esa época.

En tu filmografía destaca el cine más intimista, como “Los días que vendrán”, “Tierra firme” o “10.000 km”, a menudo tratando temas como la maternidad y los conflictos de pareja, sin embargo, en “La mort de Guillem” te inclinas hacia el cine político, podríamos incluso de calificarlo de militante. ¿Que te llevó a este cambio de registro, a afrontar un tema mucho menos amable de los que había abordados en esas otras películas?

Yo no creo que los trabajos que he hecho en otras películas sean más amables, ni menos políticos. Creo que todas las películas son políticas. Es una frase que se dice siempre, pero siempre he pensado que las películas que he hecho eran muy políticas, lo único que, quizás, me interesaba investigar lo político desde la intimidad, de alguna manera, como el status quo económico y social que en el que vivimos afecta a la manera en que nos relacionamos con las otras personas. Ir un poco al corazón materialista de los afectos, que me parece la forma más brutal que la sociedad capitalista se nos mete dentro de nosotros. Por eso no diría yo que mis otras películas sean menos políticas.

Si es cierto que luego, por otra parte, el trabajo que he hecho en televisión siempre ha sido más de temas directamente políticos, de hecho “La morte de Guillem” nació como una película para televisión, aunque luego intentamos ampliar esto, pero fue un primer proceso, porque yo creo que la televisión tiene un poder para la gente mucho más grande, en donde si tiene más sentido, para mi, hacer un trabajo directamente militante. Creo que el cine es un lugar más para la reflexión, y la televisión tiene algo más ligero, curiosamente, pero es un espacio más interesante como ágora, y bien tratada, bien concebida, podría ser un lugar de debate de las cosas públicas. Rossellini fue el primero que teorizó sobre la televisión, y sobre su función.

Todo el trabajo que he hecho para la televisión, desde “El corredor de la muerte”, a “13 días de octubre”, está relacionado con el tema que me interesa mucho, la justicia, y tratar de encontrar la verdad moral, política, en un tiempo en el que ya no existen los absolutos, en cómo interpretar eso. “La mort de Guillem”, entroncaba un poco con todo esto, y de alguna manera, todas estas películas más políticas, en el fondo, es el mismo viaje, pero al contrario, unas iban de lo intimo a lo político, y en estas quería ir desde lo político a lo intimo, para retratar como a le afecta una situación tan extrema a una familia.

Para mi siempre tenía que haber esto, sino escribimos un ensayo, que seguro que será más detallado, y más ilustrativo, que realmente una película informativa. Las películas lo que tienen es la capacidad de trasladarte a una experiencia concreta, de cuestionarla, no digo que sea capaz de trasladarte de una manera directa, porque es una experiencia construida, pero tiene la capacidad de ponerte más en la piel, seguramente, que con otras formas de expresión creativas. Por eso pensamos que valía la pena hacer esta película.

En “13 dies d’octubre” narraste el juicio a Lluís Companys, también está ligada al ámbito judicial “En el corredor de la muerte”, en el que tratas el caso de Pablo Ibar, y en “La mort de Guillem”, el juicio ocupa una parte fundamental. ¿Porqué te atrae tanto el tema judicial, o es sólo circunstancial?

Es curioso por que los tres son encargos, no son proyectos que nacieran de mí, pero supongo que, al final, tu escoges que película quieres hacer, porque realmente te llegan muchas ofertas y acabas haciendo esto, y hay algo que me llama. Tengo bastantes amigos abogados de derechos humanos, y siempre me fascina, porque es muy fuerte el poder de la palabra, es un campo muy teatral, los juicios son perfectos para la puesta en escena, desde como van vestidos, los rituales de entrada y de salida, es como un teatro de la vida, y pienso que es algo que si uno se lo toma literalmente, si no se lo cuestiona, ese lugar donde se decide lo que es y lo que no es, es el lugar más político que existe. No hay un lugar más político que un juicio.

A la vez hablan mucho de como construimos nuestro relato. Al final es una reconstrucción de un relato, y como la palabra nos afecta. Pensamos que el poder se ejerce con porras y con pistolas, pero también con palabras. Eso en un juicio se ve de una manera muy fuerte, como el poder de las palabras tienen consecuencias directas, y brutales, como condenar a alguien por el resto de su vida, o a privarle a alguien de su libertad durante muchísimo tiempo. Es el combate sobre el relato.

El reparto de la película, encabezado por Pablo Molinero y Gloria March, que interpretan a los padres de Guillem, por Mar Linares, que da vida a su hermana Betlem, y por Jany Collado, en el papel del propio Guillem, es otro de los aciertos de la película, especialmente en el caso de los padres, que rezuman esa herida abierta que dejan las ausencias. ¿Cómo fue el proceso del casting, tardaste en encontrar a los actores, o ya tenías a alguno en mente cuando comenzaste con el proyecto?

Sabíamos, claramente, que íbamos a hacer la película en valenciano, y donde hubiese actores hablando en valenciano, porque era una historia que era muy importante que se explicase desde allá. A Pablo Molinero lo había seguido mucho, que tenía un grupo de teatro experimental que se llamaba Los Corderos. Tomamos un café y le expliqué el proyecto y el se sumó enseguida. Para el casting de ella no lo teníamos del todo claro, fuimos buscando varias actrices, algunas más jóvenes y otras más mayores, de hecho Gloria, a la que conozco de hace tiempo porque somos amigos, que también trabajaba en el mundo del teatro experimental, con El Conde de Torrefiel, de lo más interesante que se hace ahora, no había hecho muchas cosas de televisión, y me parecía un poco joven, por la imagen que tenía de los padres, en aquel momento, y prácticamente tiene la misma edad que la madre de Guillem entonces. Claro que, en los noventa, tener 38 años no es lo mismo que hoy en día. Al principio, hicimos un casting con algunas actrices más, y de repente hubo una química muy fuerte entre Gloria y Pablo, y a mi me apetecía mucho trabajar con Gloria también, porque no había trabajado nunca, pese a que eramos amigos.

El resto del casting fue buscar entre actores no profesionales, peinando toda Valencia, a partir de movimientos sociales, pasando el mensaje por redes sociales, y se apuntó mucha gente que vino de todos lados. Mar estaba ya en una escuela de Castellón muy buena, de la que salen muchos actores jóvenes. Yani venía a hacer un casting de un secundario, y al final, lo vi, me gustó mucho y dije: vamos a probarlo de Guillem, y ahí nos dio algo que nos gustaba mucho. Y con la hermana pequeña, un poco también lo que buscábamos era alguien que tiene algún tipo de disfuncionalidad, algo que no está diagnosticado del todo, buscamos en escuelas con diversidad funcional y encontramos a esta niña maravillosa, que fue un proceso muy bonito trabajar con ella, y súper gratificante para todos, nuestra pequeña joya.

Una de las elecciones importantes de la película, crucial creo yo, fue la de no recrear explícitamente el asesinato de Guillem en Montajenos, prefiriendo mostrar su muerte en como la noticia golpea a su familia cuando están de camping. ¿Cómo llegaste a tomar esa decisión?

En realidad, la rodamos. Fue la escena más cara de la película, y muy complicada de rodar, que era un plano secuencia que rodamos en Montanejos, en el mismo lugar donde sucedió. Había algo que cuando escribimos o cuando hablamos del guion, y era que no queríamos que se convirtiese en un thriller. ¿Que a pasado? ¿quien lo ha hecho?. En un principio, veíamos el punto de vista de Guillem, en el camping, con sus amigos, hasta que pasaba esto. Pero fue rápidamente, montado, cuando nos dimos cuenta que había algo que estaba mal. Los padres nos habían dicho que no iban a poder ver la película, porque no querían ver ese momento. Entonces, para mí, había algo que estaba mal: si ellos no pueden ver la película, había algo que no funcionaba. Entonces tomamos la decisión de quitar esa escena. Y, de repente, todo tenía más sentido, porque nos dimos cuenta de que con esta parte habíamos traicionado el espíritu de la propia película, que era un poco el punto de vista y la experiencia de los padres sobre aquello.

Para mi, una de las partes más duras de la película es en la que se narrá el acoso a la familia de Guillem y el proceso judicial, que es, en realidad el relato de la impunidad policial y judicial que existe en este estado con las víctimas de la ultraderecha. ¿Esa impunidad es una herencia de la dictadura, de que sus estructuras policiales, militares y políticas continuaran intactas?

Si, especialmente en ese momento esas estructuras estaban muy presentes, poniendo también capas, que forman también parte de la cultura política, que vienen de antes, no solo del franquismo, vienen de mucho antes, y continúan, se reproducen también en toda la estrategia de la lucha antiterrorista, casos contra anarquistas hoy en día, hay una persecución bestia, por parte de un sistema judicial que está muy anclado en este país, y es un problema grave. Están ahí las noticias, ahora todo el mundo lo sabe, no voy a decir nada nuevo, pero si hay un problema grave el de estos jueces, y como llegan ahí a esas carreras judiciales, y esa estirpe de jueces, que vienen de donde vienen. Obviamente, esa transición se hizo como se hizo.

Sobretodo a la hora de tratar el juicio, has debido de documentarte con cierto rigor, en base, me imagino, no solo a testimonios, sino también a documentos, ¿cómo fue ese trabajo para elaborar el guion sobre el proceso a los asesinos de Guillem?

Los guionistas consiguieron parte de sumario, a partir de hablar con varios abogados. Al final, no consiguieron el sumario entero, pero gracias a lo que tenían, viendo una escena le preguntaban: ¿esto es verdad?. Y ellos decían: Si. Como la escena en la que hacen cantar a la chica el Cara al sol, eso sucedió tal cual. Hay muchas cosas que cuando te las cuentan no te las puedes creer. Le preguntas a gente, hoy en día, como pasó esto y no lo entienden, parece imposible. El testimonio secreto que aparece ahí, ahora sería impensable en un juicio. Obviamente dejas cosas, es un proceso de selección, no puedes meterlo todo, era un juicio muy grande, y no puedes darle protagonismo a todos los abogados, y nos centramos más en el abogado de la familia, Virgilio Latorre, y en el abogado defensor de los acusados, que era un personaje que ya se ve de donde sale, y dices ¿quién ha pagado a este? Si estes chicos no lo pueden pagar, ¿que está pasando aquí?.

La mort de Guillem” refleja la lucha antifascista de los noventa, en el que las bandas de ultraderecha eran un fenómeno marginal, ahora ese espacio político, o uno de ideología muy similar, es la tercera fuerza política en el parlamento español, ¿que diferencias y que similitudes, ves entre el panorama antifascista de ahora y el de entonces, y también en la presencia de las organizaciones de extrema derecha, tanto en Valencia como en el resto del estado?

En realidad, lo que han hecho es la misma estrategia que se ve en juicio. A mi me interesaba también en la película una cosa que si que insistimos mucho, que es su manera para establecer su ideología en el poder, se base en, aparentemente, despolitizarla. “Nosotros no somos la ultraderecha, defendemos la tradición”, “nosotros no somos racistas, solo estamos en contra de la inmigración ilegal”, y eso es lo que pasa en el juicio, es una lucha de bandas, esto no es una lucha ideológica, es una pelea de borrachos por una chica, ese fue el planteamiento del juicio. Y esa ha sido la estrategia. Me parecía interesante, porque el juicio premorizaba lo que iba a suceder con la estrategia de la ultraderecha, ese lavado de cara, como diciendo: esto no es lo mismo, es otra cosa.

Se han sabido modernizar mucho. Modernizar su discurso para hacerlo atractivo, y conectar con unas clases populares, y eso es lo triste, que, de alguna manera, el abandono de otros sectores, o la desconexion con cierta clase trabajadora, de los movimientos y desde la política, les ha llevado a votar contra eso. Es muy triste, en este sentido, y hay un trabajo que hacer para repolitizar y decir: vosotros sois racistas, y poner las cosas en su sitio, con datos, y con actitud contundente. Por otro lado dices: ahora VOX está en el parlamento, pero siempre han estado ahí, metidos en el PP, y no se hasta que punto es mejor que estén divididos y que sean más reconocibles.

Parte de la financiación de la película salió de una ambiciosa campaña de micromecenazgo, que logró recaudar más de 134.000 euros para la producción de la película, y también para un concierto de homenaje al joven antifascista y para la publicación del libro “Guillem”, de Núria Cadenes. ¿Sorprendido de que casi 2.500 personas apoyaran con su dinero este proyecto?

Cuando los productores plantearon que querían financiar así el proyecto, yo dije: ¡esto no va a pasar! Pero tanto Marc Roma como Sergi Moreno, esta gente que son los que realmente levantaron todo esto, con un equipo de comunicación muy fuerte, y con una campaña muy bien pensada. Fue muy bonito, y creó una base muy importante.

«Guillem Agulló, ni oblit ni perdó» es uno de los lemas que sigue aglutinando al antifascismo valenciano, ¿la memoria sigue siendo un antídoto contra el fascismo?

¿Que queremos decir con un antídoto contra el fascismo? Porque estas palabras suenan como lugares comunes. La memoria como antídoto, como si fascismo fuera un veneno. Esta película no va a hacer que los fascistas dejen de serlo, sirve para crear consciencia en gente despolitizada que no sabía de la historia y que, de repente puede coger conciencia de esto, eso si que ha pasado en Valencia. Y luego sirve para otra cosa que es muy importante, y es crear un imaginario colectivo. Creo que las películas, los libros, la música, tiene esa capacidad de darle un valor a un imaginario, un cierto espacio de historias colectivas que nos podemos explicar, contar y con los que nos sentimos identificados. A veces nos critican diciendo que hacemos películas para los ya convencidos. Ya, pero los convencidos necesitan de los relatos compartidos, y eso une al grupo y hace la fuerza. Y eso es importante.

Para terminar, nos gustaría saber que recorrido ha tenido la película, y cual ha sido la respuesta que ha recibido de la crítica, pero, muy especialmente, de un público que ahora mismo tiene una oferta audiovisual tan grande que es muy difícil de ganar.

La verdad es que la película nació como un proyecto para televisión, lo que pasa es que cuando se vio la respuesta al crowdfunding, barajamos si se podía estrenar en el cine, y justo lo que paso es que nos pilló con el Covid, y fue muy difícil hacer un estreno en el cine, como nos hubiera gustado. Si que recorrió varios festivales, estuvo en el Festival de Málaga, y luego la pasaran por televisión, que fue la primera vez que pasaron una emisión en A Punt, de Valencia, en TV3, y en IB3, en las Baleares, y en los tres casos tuvo muy buena audiencia, en el caso de Valencia, fue lo más visto, se estuvo hablando mucho de esto, fue una llamada muy espectacular, y se hicieron varios pases en cine, en muchísimos lugares. La familia de Guillem ya no puede viajar más, dice: ya lo explica la película, ya no hace falta que vayamos nosotros. Y se sigue pasando en muchos sitios. Realmente fue muy bonito ese momento cuando se hizo ese pase por televisión, como te decía antes, esa sensación de ágora que tiene la televisión, aunque no sea un gran fan de la televisión como consumidor, me gusta más el cine, pero tiene una gran capacidad de llegar, todavía hoy en día.

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