Ese fue el año en el que se disolvió Leño y apareció Barricada en nuestras vidas, y nos voló la cabeza con su “Noche de Rock&Roll”, y durante toda la década siguiente sus canciones formaron parte de nuestra banda sonora.
Por Angelo Nero
Corría el año 83, el presidente Ronald Reagan anunciaba un ambicioso Sistema Estratégico de Defensa, que todos conocimos como “Guerra de las Galaxias”, mientras alimentaba a los talibanes -entre ellos a un tal Osama bin Laden- en la lucha contra los rusos en Afganistán, a la vez que Los Ángeles se fundaban los Red Hot Chili Peppers, en Argel era reelegido Yasir Arafat al frente de la OLP, los Monty Python estrenaban “El sentido de la vida”, se nacionalizaba Rumasa, Margaret Thatcher volvía a ganar las elecciones en el Reino Unido, Metallica sacaba su primer disco, el soviético Stanislav Petrov evitaba una guerra nuclear, y yo encaraba mi último año en el instituto nocturno, aunque era más fácil encontrarme en el Faros o en el Boston, con mis compañeros de clase, el Meca y el Miguelón.
Ese fue el año en el que se disolvió Leño y apareció Barricada en nuestras vidas, y nos voló la cabeza con su “Noche de Rock&Roll”, y durante toda la década siguiente sus canciones formaron parte de nuestra banda sonora. Ahora puede parecer extraño, pero entonces, cuando alguno de nosotros comprábamos un disco, no reuníamos para escucharlo, de principio a fin, en una especie de liturgia, para compartir nuestras primeras impresiones entre voluptas de humo.
“¿Por qué esperar una señal? / ¿Por qué llorar en silencio / o vivir de rodillas? / Encerrados como ratas / trabajando entre rendijas / sólo oyes palabras duras,” gritaba El Drogas al principio de “La silla eléctrica”, el primer corte del disco. En el videoclip, que veríamos mucho más tarde, aparecían los Barricada en un callejón, y al rato un grupo de maderos repartiendo leña. “Si te estorban las cadenas / rómpelas y ponte en pie / lucha por no ser esclavo / y no preguntes por qué.”
La verdad es que a nosotros también nos estorbaban las cadenas, y la guitarra y la voz de Sergio Osés, que canta la mayoría de las canciones -y que tras publicar este disco dejó el grupo para hacer la mili en Pontevedra, y fue sustituido por Alfredo Piedrafita- y del Boni, y del Drogas al bajo, parecían aguijonearnos para romperlas, aunque año siguiente, como el primer guitarrista de Barricada, también a nosotros -al Meca, al Miguelón y a mí- nos tocaría vestirnos de verde oliva.
El segundo de los temas de “Noche de Rock&Roll”, “Esperando en un billar”, ahonda en esa melancolía que barniza todo este debut, y que marcaría una senda por la que continuarían sus siguientes trabajos, “Barrio Conflictivo”, y “No hay tregua” -que serían producidos por Rosendo-, fiel reflejo de aquella juventud de la Txantrea, y de muchos barrios obreros como aquel, donde el horizonte era siempre gris. La producción de este álbum, por cierto, corrió a manos de Ramoncín, con el que los Barricada no acabaron del todo bien, y al que en su siguiente disco dedicaron la canción “Lentejuelas”. Aunque nunca fui demasiado fan del “rey del pollo frito”, tengo que reconocer que su tercer disco, “Arañando la ciudad”, que había salido dos años antes, lo había escuchado hasta rayarlo, y que “Hormigón, Mujeres y Alcohol”, fue otro de los himnos de mi generación. Como curiosidad, “Esperando en un billar” sonó, en Barrio Sésamo, por medio de la hermana del segundo batería de la banda, Fernando Coronado, Espinete puso el tema en un cassette y comenzó bailar a todo el barrio, Don Pimpón incluido.
En “Alambre de espino”, baja un poco la intensidad de esta noche de Rock & Roll, con una letra muy básica y donde con lo que más me quedo es con la batería de Mikel Astrain, que falleció en 1984 por un aneurisma cerebral que sufrió durante un concierto en Artajona. Tenía tan solo 24 años y lo enterraron con sus baquetas. En el siguiente disco de la banda, “Barrio Conflictivo”, donde fue sustituido por Fernando Coronado, le dedicaron el tema “Pon esa música de nuevo”, donde dicen, “¡Vaya final! / No sé qué pasó / es algo raro / demasiado bien /para que fuera cierto.” Fueron tres los baterías que pasaron por la banda, e Ibon Sagama cogió el relevo de Coronado en 2002. El Drogas recordaba así al primer batería de Barricada, “Mikel era realmente la esencia de lo que se entendía por miembro de un grupo de rock. Degenerado, muy simpático, era un batería inaudito: zurdo y cojo, porque de pequeño había tenido poliomielitis.”
“Ayer rompí con mis manos / en mil pedazos un cristal / la sangre bañaba mis brazos / con una roja crueldad. / Pensaba en perros rabiosos / lameculos de oficina / por eso estaba seguro / de que iba a reventar un día. / Que estalle la bomba / bajo mis pies / que el mundo aprenda / a enloquecer.” Así comienza una de mis canciones preferidas del álbum, “Que estalle la bomba”, que tiene un cierto aire a Leño, con unos riffs guitarreros que serían seña de identidad de los Barricada en sus próximos trabajos. En aquellos tiempos algunas bombas estallaban, y no se como sería la reacción del público que los escuchó en su debút, en una plaza de su barrio, la Txantrea, un 18 de abril de 1982, dos días antes había estallado un coche bomba, sin víctimas, en en la vecina Rotxapea, a las puertas de la subestación de las Fuerzas Eléctricas de Navarra.
La voz de Sergio Osés es también la que suena en el primer hit de la banda, “Noche de Rock&Roll”, un tema con fuerte influencia de Iron Maiden, que ese mismo año sacaban al mercado su cuarto álbum, “Piece of Mind”. Este temazo de Barricada sería coreado hasta la saciedad en aquellas noches de los ochenta, por los amantes de un género que todavía tenía mucho camino que recorrer, tanto como el grupo de la Txantrea, que tenía más de veinte discos por sacar, para disfrute de sus fans. “Ya se pasó una botella infernal, / en la habitación alguien rompió el diván. / No se por que, mi cabeza va a estallar. / Oscuridad, muñeca, ¿donde estarás?” No es que se curraran mucho la letra, pero con el estribillo y los potentes riffs de guitarra y los coros, les salió un himno para cantar, precisamente, en aquellas noches de Rock&Roll de los ochenta. El tema sonó en la película “27 horas”, de Montxo Armendariz, protagonizada por Martxelo Rubio y Maribel Verdú, en una escena en el que entraban a un bar a pillar jaco.
Pero, es que el álbum todavía tenía temas muy buenos como “Sin ver la cara a nadie”, donde el Drogas llevaba la voz cantante, “Caminando por las calles / y jugando con las llaves / arrastrando tus ideas / entre coches y entre bares / te encuentras a un amigo / y le cuentas mil chorradas / aburrido pasas de el / con un simple hasta mañana”, con la guitarra de Boni entrando en un bucle infernal, unos buenos coros y Mikel Astrain dándole duro a las baquetas. La verdad es que, entonces, la vida la hacíamos en la calle y en los bares, porque tuvimos la puta suerte de vivir la juventud sin la dictadura de las pantallas, casi ni utilizábamos el teléfono, no nos hacía falta quedar, sabíamos donde y cuando encontrar a los amigos.
En “Pídemelo otra vez” suena una armónica falsamente atribuida a Ramoncín, que grabó la primera maqueta en los Estudios Soñua de Pamplona, para mezclarla en los Estudios Track de Madrid, aunque la grabación definitiva la haría Mario Goñi en los Estudios Tsunami de Donostia. Finalmente, aunque aparezca en los créditos como productor, el rey del pollo frito ni tan siquiera aparece en la versión definitiva de este tema, y el que toca la armónica es Patxi Goñi. Este es el tema más pausado del álbum, casi se puede decir que es una balada, y la letra tiene tela también, dedicada a las prostitutas, “Solitaria / en un portal / diste tu cuerpo / a un príncipe vulgar. / Dónde están esos ojos / los días de lluvia. / Dónde vas vendiendo tu amor / por las calles vacías. / Es tan fácil recordar / buscando algo / a cambio de una sombra.”
Y para acabar esta Noche de Rock&Roll nada mejor que una “Picadura de escorpión”, con buenos riffs de guitarra, y otra de esas letras que cantamos en aquellos ochenta en los que todavía eramos inmortales, “Yo no debo nada a nadie / y eso vosotros lo sabéis muy bien / nadie tuvo ningún detalle / cuando lo necesite / si queréis encontrarme / preguntadle a la pared / ella sabe que me escondo/ porque no quiero perder”. Curiosamente será el único tema de su primer álbum que la banda de la Txantrea recupere en su mitico Doble Directo de 1990, cuando ya era un grupo de primera división. Y para directo, como despedida de este repaso a uno de esos discos que fueron la banda sonora de nuestras noches de rock and roll, os dejo el enlace del concierto que Barricada dio en 1984 en el Palacio de los Deportes de Madrid, y que fue grabado por Radio 3.
http://www.rtve.es/alacarta/videos/musica-en-el-archivo-de-rtve/barricada-3-gran-fiesta-del-estudiante-radio-1984/604425/
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