Antonio Cubillo, siete estrellas verdes cosidas en el corazón

El líder del MPAIAC había conseguido el apoyo del Comité de Liberación de la OUA, declaraba como africanas las islas en 1968, y solo cinco días después del atentado contra Cubillo, en 1975, este tenía previsto defender ante el Comité de Descolonización de las Naciones Unidas

Por Angelo Nero

Hace unos días, en mi columna mensual de “30 días, 30 voces”, a propósito del procesamiento de Martín Villa, escribía un artículo intentando, aunque sabía que no iba a conseguirlo, hacer un inventario de las víctimas de las fuerzas del orden bajo su mando, cuando era ministro de Gobernación, y de las bandas paramilitares que operaban, como se ha demostrado en varias ocasiones, en las llamadas “cloacas del estado”.

En uno de los lugares donde fue compartido el artículo de Nueva Revolución, en La Voz de la República, alguien comentó: “No os olvidéis de Cubillo”. Se refería a Antonio Cubillo, un abogado tinerfeño, que en 1964 fundó el MPAIAC (Movimiento por la Autodeterminación e Independencia del Archipiélago Canario), desde su exilio argelino, luchando por todos los medios a su alcance por la descolonización de las siete islas verdes, desde una óptica socialista y africanista.

Aunque Cubillo no murió en ese negro periodo en el que Martín Villa ocupó los ministerios de Relaciones Sindicales, Gobernación e Interior, el líder independentista sufrió un brutal atentado en Argel, el 5 de abril de 1975, por parte de dos mercenarios españoles, que lo cosieron a machetazos, dejándole gravemente herido.

Los médicos argelinos que le salvaron la vida in extremis, –aunque lo que le salvo fue la intervención de un vecino, un hombre de fuerte complexión física que se enfrentó y puso en fuga a los atacantes- no pudieron evitar que las lesiones producidas en su médula espinal le obligaran a utilizar muletas –siempre evitó la silla de ruedas a la que estaba condenado- de por vida, para moverse con enorme dificultad.

Unas horas después del intento de asesinato de Cubillo, la policía argelina detenía a Juan Antonio Alfonso González, de 32 años, un ex paracaidista del ejército español, que había sido también militante del FRAP (Frente Revolucionario Antifascista y Patriota); y a José Luís Cortés Rodríguez, de 20 años, que se había licenciado recientemente de la Armada. El Tribunal de Seguridad del Estado argelino juzgó a los mercenarios y Alfonso fue condenado a pena de muerte, mientras que Cortés tuvo una condena más leve, 20 años de reclusión, por complicidad. La pena capital fue conmutada y a los sietes años fueron indultados y puestos en libertad.

En 1990 la Audiencia Nacional condenó a José Luís Espinosa Pardo, confidente del comisario Roberto Conesa, como organizador del atentado, un agente policial infiltrado que había llegado a colaborar con Cubillo en el MPAIAC, y también se había metido en el FRAP y en el PCE(r). La sentencia declaró que “quedaba probado que personas pertenecientes a los servicios policiales españoles” habían decidido el asesinato de Cubillo.

El líder del MPAIAC había conseguido el apoyo del Comité de Liberación de la OUA (Organización para la Unidad Africana), declaraba como africanas las islas en 1968, y solo cinco días después del atentado contra Cubillo, este tenía previsto defender ante el Comité de Descolonización de las Naciones Unidas, en Nueva York, el derecho del archipiélago canario a la autodeterminación, una iniciativa que había tenido el respaldo de la mayoría de los países africanos en la votación celebrado en la OUA.

Antonio Cubillo había realizado una importante campaña diplomática y también mantenía un canal de propaganda, el programa “La Voz de Canarias Libre”, que emitía desde 1975 en Radio Argel, gracias a las buenas relaciones que mantenía con el gobierno argelino. En 1976, una delegación de la Junta Democrática de España, formada por el dirigente comunista Santiago Carrillo y por José Vidal-Beneyto, uno de los fundadores de El País, viajaron a Argel intentando que se cerrara la emisión, pero el gobierno de Houari Boumedienne no accedió a sus peticiones, y “La Voz de Canarias Libre” siguió emitiendo hasta la muerte de este, en 1978.

En 1976 el MPAIC crearon las FAG (Fuerzas Armadas Guanches), iniciando una campaña de propaganda armada, que incluso llegó a atentar en Madrid, hasta 1979, cuando se produce una fractura en la organización independentista, que expulsa a Cubillo de la dirección

Tras 24 años de exilio, en 1985, Antonio Cubillo regresó a Canarias, fundando un nuevo movimiento político, el CNC (Congreso Nacional Canario), desde donde siguió reivindicando el derecho de las islas verdes a la autodeterminación, y reclamando también al estado español para que identificara y condenara a los autores e instigadores de su atentado. José Luís Espinosa es detenido, juzgado y condenado a 20 años como inductor. Abandonado por sus superiores comienza a desvelar la trama: “Que no diga Martín Villa que no sabe nada, porque todo se planeó desde un despacho de la Dirección General de Seguridad, con el nombre de Operación Mallorca.” Martín Villa se querelló por calumnias, pero perdió el juicio.

En 2003 Cubillo consiguió una indemnización del Ministerio del Interior español al amparo de la Ley de solidaridad de víctimas del terrorismo.

Su sobrino, Eduardo Cubillo, estrenó en 2012, solo unos pocos meses antes de la desaparición del político canario, el documental “Cubillo, historia de un crimen de estado”, en la que cuenta la historia del intento de asesinado por parte de las cloacas del estado español, en el que se pone sobre la mesa muchas claves de esa época oscura que algunos todavía defienden como mito fundacional de la democracia española, la Transición.

“Esto es África, esto no es Europa. Ahora somos una colonia. Y lo que tenemos que conseguir es llegar a un acuerdo con España para la descolonización. Yo creo que cualquier cosa se puede lograr de común acuerdo.” Declaró en una de sus últimas entrevistas Antonio Cubillo, con sus siete estrellas verdes cosidas en el corazón.

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