Ángel Almazán en El País, la crónica de la impunidad

Ahora hablan de “secuestro” del poder judicial, pero ¿cuando hubo justicia para la familia de Ángel Almazán, y de tantos a los que el régimen del 78 ha olvidado?

Por Angelo Nero

En el aniversario del asesinato del joven antifascista Ángel Almazán he buceado en la hemeroteca del diario El País, para ver las crónicas de la época, y constatar, una vez más que la impunidad ha sido uno de los pilares fundamentales de la Transición española, una impunidad que ha seguido extendiendo su larga sombra sobre la democracia, y sobre un poder judicial que emana, directamente, de las estructuras judiciales del franquismo, aquel de “ley a ley”, que permitió que los funcionarios de la dictadura, jueces y policías, pasaran de la noche a la mañana de servir a un régimen dictatorial a otro que caminaba, aunque a la pata coja, hacia la democracia. Ahora hablan de “secuestro” del poder judicial, pero ¿cuando hubo justicia para la familia de Ángel Almazán, y de tantos a los que el régimen del 78 ha olvidado? Veamos que decían las noticias entonces…

La primera noticia que encontramos en la hemeroteca, fechada el 26 de diciembre de 1976 -seis días después de la muerte de Ángel-, viene con un título bastante ilustrativo: “En la muerte de Angel Almazán pueden estar implicadas personas aforadas”. Y la escueta nota dice lo siguiente: “El Juzgado de Instrucción Decano de Madrid está actuando en las diligencias que se siguen por el fallecimiento del joven Angel Almazán, muerto el pasado lunes como consecuencia de las lesiones producidas en la manifestación ocurrida en Madrid el pasado día 15. Esta circunstancia, según fuentes próximas a los abogados que se han interesado por el caso, indica que en el proceso podría deducirse una posible culpabilidad de personas aforadas, es decir, de personas cuya relación con los tribunales de justicia está regulada por leyes especiales, en razón de su profesión o cargo. Las mismas fuentes han indicado que la familia del fallecido ha decidido personarse como parte en las diligencias que se instruyen, si bien lo hará entregándole el poder de representación a varios abogados.

El siguiente a artículo de El País, en referencia al asesinato de Ángel Almazán, está fechado el 2 de abril de 1977, con el título: “El sumario por la muerte de Angel Almazán, a la jurisdicción militar”, y en él podemos leer: “El Juzgado decano de Instrucción de Madrid ha dictado auto por el que se inhibe de la jurisdicción militar en lo que se refiere al conocimiento del sumario abierto con motivo de la muerte del joven Angel Almazán, a consecuencia de las heridas recibidas durante una manifestación celebrada en Madrid el día 15 de diciembre pasado. El juez ha entendido que los presuntos autores de las heridas que causaron la muerte de Angel Almazán eran miembros de la Policía Armada. El joven murió el día 20 de diciembre en la residencia sanitaria La Paz. En dicho centro fue ingresado el día 15 por la noche con numerosos hematomas, golpe en la zona del asa de la calavera y rotura de la base craneal.

Hasta 2009, en el que encontramos una entrevista con la familia de Ángel Almazán, no encontramos más noticias en la hemeroteca de El País, ¡casi 30 años después!, así que nos vamos a la Wikipedia, donde podemos cubrir el hueco informativo, ese muro de silencio que se alzó para que no escucháramos las voces de las víctimas de la Transición:

A partir de ese momento, ya no podía haber abogados civiles y la familia se quedó sin defensa. En pocos días, el caso se cerró por no haberse podido demostrar quien o quiénes habían causado las lesiones mortales, ya que los policías interrogados Francisco Zambrano García, Tomás González Cid y Leoncio Domínguez Rubio, a las órdenes del capitán José González Pagliery negaron haber golpeado a Almazán y declararon haberlo encontrado tendido en el suelo. En 1977, la Ley de Amnistía impidió a la familia seguir la vía judicial.”

Tomás González Cid y Francisco Zambrano García, incluso llegaron a declarar que ellos habían ido a socorrer a Ángel, para trasladarlo a la Casa de Socorro, “Se dio un fuerte golpe en la cabeza contra una farola al intentar huir”, alegaron los agentes, quienes adujeron que a la “dificultad de expresión” del herido se podría deber a que “estuviera bebido”. La autopsia reveló que el cuerpo del joven presentaba, además de la fractura de cráneo, hasta cincuenta moratones, y varios testigos declararon “cómo un policía, apoyando su fusil contra él por debajo de la barbilla y apretándole contra el suelo, le daba patadas en distintas partes del cuerpo”, y que otro policía “que también le dio patadas y que tirándole de los pelos y sujetándole, pues no se tenía en pie, le levantaron y se lo llevaron medio a rastras”.

Este 15 de diciembre, volveremos a recordar a Ángel Almazán, y todos los días serán 15 de diciembre, mientras no haya Verdad, Justicia y Reparación, en su caso, y en el de los cientos de víctimas del Franquismo, la Transición y esta democracia que, mientras exista la impunidad, seguiremos escribiendo con minúsculas.

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