El gasto militar récord del gobierno español dispara los beneficios de Indra

La multinacional española Indra está obteniendo beneficios nunca vistos anteriormente gracias al gasto histórico en defensa impulsado por el gobierno de Pedro Sánchez.

Por Oriol Sabata | 1/05/2024

En 2023, con la maquinaria de guerra en Ucrania funcionando a todo trapo, el gasto militar de España se incrementó hasta los 22.223 millones de euros, lo que supuso un aumento del 9,8 por ciento respecto a 2022 [1]. Esto significa que España está destinando un 1,5 por ciento de su PIB al gasto militar.

Las cifras muestran que el ejecutivo de Pedro Sánchez parece estar cumpliendo los deseos de la OTAN. La alianza atlántica está pidiendo a sus países miembros que dediquen el 2 por ciento de su PIB a defensa. Según el Instituto Internacional de Investigación Sobre la Paz de Estocolmo (SIPRI), España estaría ya en el puesto 17 a nivel mundial en gasto militar.

Y es que esta ‘economía de guerra’ impulsada por Bruselas y ejecutada por La Moncloa supone un pastel muy jugoso para las empresas de defensa españolas. El ejemplo más claro de ello es la multinacional Indra, que se frota las manos con el horizonte bélico que se dibuja en Europa. Durante el último año, el histórico gasto en defensa incentivado por la administración Sánchez ha disparado el precio de sus acciones en un 54 por ciento. Nunca antes la compañía había obtenido tantos beneficios en este sector como en 2023.

Tal es su bonanza bajo este clima de conflagración continental que en su Plan Estratégico 2024-2026 prevé una facturación de 6.000 millones de euros mediante la ampliación de su mercado internacional y reforzando sus vínculos (contratos públicos) con el gobierno y la administración pública. La dirección afirma que Indra está en ‘una nueva era de crecimiento y expansión’. El pasado 23 de abril, José Vicente de los Mozos, Consejero Delegado de la compañía, aseguraba que ‘la industria de Defensa va a ser una industria de referencia en nuestro país’.

En política nada es casual. El 30 de abril conocíamos el nombramiento de Marc Murtra como Consejero Ejecutivo de Indra [2]. Para quien no lo sepa, Murtra es una figura vinculada a los socialistas. Fue jefe de gabinete del exministro de Industria y ex alcalde de Barcelona, Joan Clos. Pero dentro de Indra también encontramos como consejero a Miguel Sebastián, quien ejerció como ministro de Industria en el gobierno de Zapatero; a Antonio Cuevas, destacado miembro del PSOE en Andalucía, o al diputado socialista por las Cortes de Navarra Juan Moscoso.

Para entender mejor el entramado público-privado que hay montado en todo esto es importante recordar que la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) es el principal accionista de Indra con casi el 30 por ciento de su capital social. Pero conviene aclarar algo. Esta participación estatal no se lleva a cabo para controlar sectores estratégicos de la economía bajo el objetivo de garantizar la soberanía del país. La motivación es muy distinta. Y tiene que ver con la necesidad del gobierno de poder tomar decisiones dentro de los consejos de grandes compañías para beneficiar a determinados sectores e individuos que transitan de la política a la empresa privada para su lucro personal-empresarial.

Es decir, el gobierno del PSOE toma una deriva totalmente belicista en línea con la Unión Europea y la OTAN, haciendo un llamamiento a robustecer la ‘seguridad nacional’ frente a la amenaza rusa y aprobando un gasto en defensa histórico. Paralelamente, teniendo al estado como principal accionista y pudiendo controlar la toma de decisiones en Indra, el PSOE coloca a sus hombres de confianza entre los que se encuentran Marc Murtra, quien afirma tener la misión de ‘abrir nuevos mercados’ y ‘fortalecer las relaciones’ de la empresa con la administración. Diciéndolo de una manera más sencilla: significa la firma de nuevos contratos públicos millonarios de defensa para seguir engordando los bolsillos de los accionistas privados de la multinacional.

Es, sin duda, la demostración práctica sobre cómo funciona la ‘colaboración público-privada’, esa expresión que tanto se usa actualmente y que no deja de ser un eufemismo que trata de maquillar la podredumbre del régimen capitalista y su dinámica natural: la política como herramienta al servicio de los intereses del gran capital. Otro caso criminal de puertas giratorias e impulso de guerras fratricidas desde la esfera pública. Todo por la pasta y el negocio privado de unos pocos.


Notas

[1] España sube su gasto militar un 10% y se acerca al 2% del PIB que pide la OTAN – Leer aquí.

[2] Indra otorga poderes ejecutivos a Murtra para liderar el nuevo plan estratégico – Leer aquí.

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